XXI (parte II)

1.3K 82 11
                                    

Quizá la mayor parte de la mañana había estado ausente, pero sé que no estaba exagerando respecto al cambio de actitud de Maph hacia mí; hubo algo en la forma en que ella prácticamente huyó al finalizar nuestra clase de física, que me intrigaba.

-Hola, Maph –aclaro mi garganta al posarme a su lado.

-¡_______, qué sorpresa! –responde sobresaltada, realmente creo que es una sorpresa para ella.

-Si, al parecer lo es. Perdona si soy algo directa, pero ¿sucede algo? –cuestiono mirándola fijamente, su mirada no me dice nada, tal vez solo un poco de desconcierto se plasma en sus obscuros ojos.

-¿Respecto a qué? No comprendo a que te refieres –dice esto desviando su mirada hacia el piso. Luce medianamente apenada.

-Bueno, respecto al porqué no puedes verme a los ojos –confirmo exaltando sus acciones-. ¿Dije algo que te molestara? Sinceramente no comprendo por qué ha cambiado tu actitud conmigo. Hoy en física me hablaste únicamente lo necesario, e incluso sólo señalabas las preguntas que el profesor nos indicó que respondiéramos.

Maph me mira nuevamente, olvidándose por completo del piso. Su atención se desvía un minuto a algo que se encuentra detrás de mí, antes de volver nuevamente a nuestra conversación, observo rápidamente hacia atrás, encontrando la imperturbable mirada de Zayn fija en nosotras.

-¿Esto tiene que ver con Zayn? –cuestiono lo que al parecer es obvio.

-Es... complicado –ella no lo negó. Definitivamente está involucrado.

-Sé entender perfectamente –enarco una ceja, cruzándome de brazos. Maph inspira profundamente, llevando hacia atrás su obscuro cabello.

-Mira, _______. Eres una chica realmente agradable, y no has sido más que amable conmigo y con mi hermana; es por eso que me apena tanto decir esto, pero... tu novio es un verdadero idiota.

¿Mi novio?

Guardo silencio observando la distorsionada mueca de Maph después de haber pronunciado aquellas palabras. Ella en verdad luce avergonzada; nuevamente está rascando su nuca de forma nerviosa, sin agregar nada, más que una mirada llena de arrepentimiento.

-¿Mi novio? –murmuro sobresaltada.

-Sé que no soy nadie para decirlo, y tal vez no tomes en cuenta esto porque soy una completa desconocida para ti. Pero en verdad me agradas, y es una total decepción ver la manera en que él te engaña de la forma más descarada con esa rubia desagradable y engreída. Sin mencionar siquiera su intento de coqueteo conmigo la noche en que...

-Te detendré ahí –interfiero poniendo las palmas en alto, sus ojos se agrandan por un instante murmurando una última maldición.

-¿Ves? Es justo lo que...

-Maph, calma. No es nada de lo que estás pensando.

Una mueca realmente graciosa aparece en su redondeado rostro. Todo su cuerpo permanece tenso, como si estuviese a punto de recibir la peor de las noticias, cuando no es nada de eso.

Para nada.

>>Mira, sé que esto podría sonar un poco extraño. Pero contrario a lo que todo mundo piensa; Zayn no es mi novio. Es mi mejor amigo, y eso tiende a constantes malinterpretaciones.

-Tú y él no... -sus labios se fruncen dejando inconclusa su oración.

-En absoluto –afirmo moviendo la cabeza de un lado a otro.

-P-p-pero, la manera en que se abrazan, en que el te...

-Sí, lo sé. Digamos que somos unos amigos bastante demostrativos –le concedo ése pequeño detalle inclinando mi rostro hacia un lado; la mayoría de las personas llegan al mismo tipo de conclusiones que Maph, tan solo con observar la forma en que nos conducimos con el otro.

-¿Bastante?-entorna los ojos como si hubiese dicho lo más descabellado que ha escuchado en toda su vida-. ¡Por favor! Esa es una palabra que empobrece la definición de su relación.

-Hey, no seas exagerada –sonrío advirtiendo su mirada de llena de incredulidad-. Entonces aclárame esto: ¿estabas toda rara conmigo debido a lo que pensabas de mí y Zayn?

Maph luce avergonzada de nuevo. Encogiéndose de hombros profiere un pequeño: -Sí.

>>Él y yo nos conocimos desde la fiesta de bienvenida; él... bueno, me...

-Te besó-afirmo sonriente, vislumbrando un pequeño sonrojo en sus pómulos-. Él me contó lo sucedido.

-Bueno, entonces sabrás porqué me sentía incómoda contigo... Tú, siendo realmente agradable conmigo y con Annie. Sentía que se me caía la cara de vergüenza cada vez que te miraba. Realmente no comprendo cómo es que él y tu son tan amigos; son lo que se conoce como polos opuestos en todos sentidos.

-Tal vez ésa es la razón –sonrío recordando el instante en que nos conocimos. Claro que somos polos opuestos en la mayoría de las circunstancias; y aún así, no podría pensar un instante en distanciarme de él.

>>De cualquier modo, ¿nosotras estamos bien? –cuestiono exhalando levemente. Vislumbro una pequeña sonrisa plasmada en sus delgados labios, asintiendo.

-Todo bien –asegura-. Aunque... ¿______?

-Dime.

-Ésta mañana a pesar de querer evitarte a toda costa, noté que no estabas del todo receptiva en clase. Y sé que tu estado no se debía a mí. ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

Dios... Si soy demasiado transparente, o Maph sabe leer muy bien a las personas. De cualquier modo estoy exagerándolo todo.

Verdaderamente insignificante. Ése beso no sucedió.

Si dejo de pensar en ello es como si borrara su existencia, ¿cierto?

-Tan solo estoy cansada, no hay nada de qué preocuparse. Gracias por preguntar, de cualquier modo –asiento disipando la incomodidad del momento. Es demasiado para asimilar.

Si hay algo de qué hablar es de eso justamente; de lo que la presencia de Liam hacía con mis hormonas, la respuesta de mi cuerpo y mis sentidos al posar mí vista en él, en sus ojos.

Aquel que habló positivamente acerca de la pubertad, definitivamente no sabía lo que decía.

...

Al llegar a casa lo primero que puedo pensar es en registrar sigilosamente cada una de las habitaciones, como si de una escena del crimen se tratase y yo fuese Horatio Caine en busca del silencioso asesino, cuya identidad conozco y al que no estoy segura de querer encontrar.

Ahí radica el meollo del asunto.

Una vez que me percato del estoico silencio en que se encuentra la planta baja, subo a mi habitación satisfecha de saber que me encuentro acompañada únicamente de mi peludo amigo canino

Realmente me estoy volviendo paranoica.

-Oh Woody, en verdad tienes una madre sumamente extraña –murmuro al acariciar el liso pelaje de su cabeza. Woody me mira como si de algún modo me entendiera, recargándose tiernamente en mis rodillas flexionadas.

Necesito relajarme y así sacar por completo los obscuros pensamientos que han rondado mi mente durante la mayor parte del día.

Un baño ayudará.

Mamá siempre dice eso; una buena forma de esclarecer la mente es tomar un relajante baño con alguna de sus extrañas infusiones frutales... no pierdo nada con intentarlo, al menos sé que el dulce aroma logrará intoxicar mis pensamientos y mis inoportunos deseos.

Es momento de dejar de pensar en el mejor amigo de mi hermano.

El ¿Odioso?... Amigo de mi hermano. (Liam Payne).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora