IX

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Permanezco paralizada, entre las dos mesas situadas a mis costados; inclusive, la obscura cabellera de mamá ha desaparecido de mi campo de visión, denotando el ligero retraso en que estoy inmersa, todo cobra sentido en cuanto un par de azules ojos se posan en mí…

-Louis –susurro sin poder evitarlo.

No podía ser él… bueno, “podría ser él”, porque todo en éste mundo es posible. Sin embargo, mi subconsciente estaba empecinado en la imposibilidad de ésta situación. Él no es Lou, simple y sencillamente no se trata del mismo delgado y aniñado muchacho de ojos azules y cabello castaño con un corte de cabello parecido al del exBeatle, Ringo; en cambio, éste chico luce unas facciones más maduras, y aunque no se encuentra de pie, luce ligeramente más alto. En éste instante ése mismo chico me brinda una gran sonrisa de dientes absolutamente blancos, corroborando lo que ya suponía; es él.

        Apenas me percato de lo que estoy haciendo cuando vislumbro la puerta por la que accedimos minutos atrás… estoy caminando hacia la salida en busca de un poco de aire. Al estar afuera, sé que tomé la decisión correcta, y que de no haberlo hecho, me hubiese desmayado ahí dentro.

Lo único que puedo pensar es que él está aquí, después de tres años sin él… ha vuelto.

-¿______? –dice una masculina voz a mis espaldas, tomando mi brazo de pronto.

-¿Lo-o-ou? –tartamudeo volteando hacia el origen de ésa voz.

-¡¿Quién más?! Sé que he crecido un par de centímetros y que mi cabello es un desastre y no estoy pálido al igual que cierta personita frente a mí, pero aún soy tu zanahorio –sonríe aniñado. Es ésa sonrisa la que yo conozco y recuerdo.

-Éste es el momento de reaccionar y darme un abrazo, besarme y decir lo mucho que me extrañas, ehhh.

-¿Qu- qué haces aquí?–murmuro.

-Auch, ¿no te da gusto verme? –cuestiona poniendo una mano en su pecho, a la altura de su corazón.

-No…

-¿No? –grita asustadizo.

-Louis William Tomlinson, ¿podrías dejarme hablar sin interrumpir?

-¡Ya me habías asustado!, pensé: “_______ no me extraña, mañana mismo me regreso a California”.

-¡NO! –grito horrorizada, del modo en que él lo hizo. He procesado todo hasta éste momento –. No se te ocurra regresar a California, nunca en la vida –murmuro contra su cuello, una vez que me he abalanzado a mi hermano mayor.

-Éste es el recibimiento que esperaba –murmura contra mi cabello, afianzando sus brazos en mi espalda –estás temblando, ¿tienes frío? –niego sin separarme de su pecho- ¿No?, No sé lo que ha sucedido, pero al parecer, los años te han hecho más callada.

        Me aparto un momento de él, encontrándome ligeramente cerca de su rostro. Sus ojos logran percatarse de la ligera humedad que cubre mis mejillas.

-¿Estás llorando?-gesticula molestamente, levantando mi mentón–. Zanahoria, no llores, me vas a hacer llorar a mí también y ¿para qué queremos secarnos antes de haber cenado eh? –sonríe secando las lágrimas que han llegado a mi mentón –te extrañé, espero me perdones.

-No lo sé, después de todo, me olvidaste –respondo cruzándome de brazos.

-¿Cómo piensas que te voy a olvidar? Es que… -comienza, histérico.

- Lou, calma. Estoy jugando, sinceramente no quiero saber qué fue lo que sucedió; todo lo que sé es que estás aquí. Es lo que importa.

-Eres una tonta, ¿lo sabías, verdad? –bromea envolviéndome nuevamente con sus largos brazos.

El ¿Odioso?... Amigo de mi hermano. (Liam Payne).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora