XXVII

1.4K 74 23
                                    

Los seres humanos por naturaleza somos egoístas. Podríamos sucumbir en un apocalipsis zombie, vísceras a nuestro alrededor; en nuestros coches, jardines y banquetas... y aún así seguiríamos preocupados por el problema previo a la destrucción latente de la humanidad, somos ridículos hasta cierto punto.

A veces somos tan individualistas que solemos olvidar o hacer de lado a aquellos que no influencian nuestro comportamiento en una situación actual, evitando el contacto directo o indirecto que nos ligue a otra situación complicada con la que sabemos que no podremos lidiar ya que nuestro cerebro se encuentra en crisis gracias al primer problema en cuestión.

He sido egoísta desde el día en que Liam irrumpió en la tranquilidad de mi mente –y mi cuerpo-; mi cerebro es una rueda de la fortuna cuya velocidad sobrepasa el kilometraje permitido, por lo que me he cerrado a percatarme de otras personas que complementaban mi día a día previamente a la llegada de Lou y Liam... como Niall, por ejemplo.

Mentiría si dijera que no me he olvidado un poco de él en estos días... Sí, estoy admitiendo que me he convertido en una mierda de amiga, sin mencionar en la mierda de hermana que he resultado ser y de la que no estaba consciente cuando las cosas con Liam no funcionaban así de ¿bien?

Oh no, no iré ahí en éste instante.

Concentración, Kate. Es todo lo que necesitas.

-¿Lista? –pregunta Niall depositando su celular en el bolsillo trasero de sus jeans. Sonrío en respuesta, percatándome del nerviosismo en el tono de su voz.

-¿Qué sucede, Niall? –mi pregunta es simple y por alguna razón ésta hace sonrojar a mi rubio amigo.

-¿Respecto a qué? –luce contrariado, sus ojos se entrecierran con sospecha.

-Bueno, estás nervioso. Tu voz y tus manos te delatan ya que has palmeado tres veces el sitio en el que guardaste tu celular, signo claro que delata alguna actitud compulsiva o nerviosa –sonrío inocente, tratando de disimular la diversión que me causa ésta situación.

-¿Cómo...? –ésta vez el sonrojo de sus mejillas se torna de un espectacular tono rojizo. Su mano izquierda va del bolsillo posterior, a la parte posterior de su cuello. –Vaya, un punto para la sabia Katherine Tomlinson.

Sonrío externa e internamente, si Niall supiese que soy todo un embrollo dentro de mi mente, y que de sabia no creo tener un ápice; sería él quién me haría sonrojar.

-Oh rubio, tan halagador como eso suena, debo decir que sólo sé leer a mis mejores amigos, especialmente a ti –sin más preámbulos deslizo mis dedos sobre la cálida mejilla de mi amigo; deleitándome por milésima vez de la suavidad de su traslucida piel.

Mierda, lo he extrañado.

-Bueno, al menos sé que sigues considerándome tu mejor amigo –sonríe envolviendo mi mano con sus dedos-. Admito que mi nerviosismo se debe a lo que podría suceder en éste momento.

-Explícate –frunzo el ceño.

-No sabía cómo... llegar a ti. Estos días han sucedido muchas cosas, y tú estás aquí físicamente, pero al observarte con detenimiento puedo ver que tu mente está distante. En Kateland, probablemente.

-¿Kateland? –murmuro curiosa. Niall asiente rápidamente, tomando la cinta de mi bolso con delicadeza, colocándola en su hombro.

-Kateland, un lugar lejano al que acudes innumerables veces, cerrándote a todo y a todos los que estamos a tu alrededor. Un sitio en el que te concentras y surgen brillantes, escalofriantes y alarmantes pensamientos –sus hombros se hunden apáticos.

El ¿Odioso?... Amigo de mi hermano. (Liam Payne).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora