II

2.1K 113 26
                                    

-¡Lou! ¡Eso es trampa! ¡No se vale! –grito en tanto propino un golpe en su tramposa cabeza con el control del Xbox.

-¿Trampa? ¡Eres una completa berrinchuda! ¿Cuándo vas a aprender a perder? –ríe tratando de alejar mis manos del constante ataque a su torso.

 ¿Perder?... Sí, básicamente nos encontramos jugando “War attack”, uno de los videojuegos preferidos de Lou, ¿cómo lo sé? Bueno, paso la mayor parte del tiempo con él… en verdad estoy considerando salir más y hacer amigas de mi edad. Es la maldita tercera vez que me gana en esto. ¡Tercera vez!

        -¡Eso es trampa! Además, tú juegas esto diario, es obvio que ya tienes práctica.

-Y es obvio que nunca aceptarás tu derrota.

-Sí si si, blah blah.

-Ven aquí, perdedora –sonríe en tanto estrecha mi cuerpo envolviéndome en un asfixiante abrazo de oso.

-No, no me toques Tomlinson. Estoy enojada contigo.

-A que no –murmura divertidamente.

-A que sí.

-¿Sí?

-Si –respondo cortante. Odio cuando no me toma en serio; ésta suele ser su actitud de “oh la hermana pequeña está haciendo berrinches nuevamente”, y sí… suele tener esa traviesa sonrisa plasmada en el rostro.

-A que no –repite utilizando un tono de niño pequeño, tomándome entre brazos como si fuésemos una pareja de recién casados.

-¡Tomlinson, bájame ahora!

-Nop… oye hermanita, ya necesitas comer más zanahorias y menos papas, ya estás más pesada.

-Encima de todo, ¿me estás diciendo gorda?

Ouch. Sé que si fuera mayor, esto le dolería a mi autoestima de adolescente desarrollada. No importa, soy preadolescente… esto comienza a doler.

-Sabes que me encanta tu cara de puchero, ¿verdad? –de nuevo ésa sonrisa. No importa, ésta vez sí dolió un poco aquel comentario, no cederé ante esos ojos de borrego.

-No me interesa, bájame ya. Me dices perdedora y luego gorda.

-Nop.

Ese era el momento perfecto para que llegara alguien, incluso me conformaría con que llegara Liam, con tal de que Louis me bajara.

“Tus deseos son ordenes”, pensé justamente cuando sonó el timbre de la casa.

-Hay que abrir –digo victoriosa; sonriendo con un exaltado nivel de presunción.

-Tienes mucha razón, vamos –asiente imitando mi presuntuosa sonrisa.

-Bueno bueno, pero ya bájame.

-¿Qué? Puedo abrir aún contigo.

-Louuuuuuuuuuu ya! –exijo pataleando como una pequeña de cinco años. Acción que decide ignorar.

Caminamos… corrijo: Camina hacia la puerta de entrada, en la que aparece cierto individuo en quien había pensado, ¡Dios! ¿Por qué no pensé en Robbie Williams?

-Supongo que con todo el tiempo que llevo de conocerlos, debería de estar acostumbrado a… esto –dice el mayor de los presuntuosos enarcando levemente una ceja; entiéndase que no se trata de Lou- Aunque simplemente, no puedo.

-¡Pasa, Liam! –dice Lou haciéndose a un lado.

-Sé que no debería preguntar, pero… ¿Por qué… -hace un ademán refiriéndose a la imagen que tiene enfrente de él.

El ¿Odioso?... Amigo de mi hermano. (Liam Payne).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora