VII (parte III)

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Hace dos años…

-¿Fiesta de bienvenida? Ian, no quiero sonar aguafiestas, pero… -una mano es puesta sobre mis labios interrumpiéndome. La pelinegra frente a mí me mira con un deje de advertencia.

-Por favor,  _____ Tomlinson. Es nuestra primera fiesta como “preparatorianas”, ¡será divertido! –sonríe animadamente. Ésta vez su mano jala continuamente mi cabello. Parece una pequeña niña tratando de conseguir la autorización de una muy malhumorada madre.

-Está bien –cedo al cabo de unos segundos. No pensaba decirle que no, será una excelente distracción… pero ¿qué clase de mejor amiga sería si hubiese accedido inmediatamente?-, pero no tengo ánimos de sumergirme en mi armario, Ian Marie–advierto utilizando mi dedo índice.

-Ése no será un problema –murmura maliciosamente revisando las prendas de su armario.

Ése sí que será un problema.

-¿Por qué tan sola? –cuestiona una profunda y sensual voz en mi oído, es casi como un tenue ronroneo, impregnando un cálido y ligeramente alcoholizado aliento entre mi oído y la curvatura de mi cuello.

Por un momento pienso en lo cliché del asunto; es como haber escuchado una de esas viejas películas de los años ochenta, en las que conseguían ligar por medio de oraciones pobremente construidas en un intento de halagar a la mujer en cuestión. Exactamente, patético. Al voltear, lo único que consigo es encontrarme con un atractivo moreno de cabello negro azabache, poseedor de unas facciones suaves y a la vez; estrictamente definidas, resaltadas mediante un par de ojos color miel, cuyo iris me observa fijamente. Su mirada recorre desde mis bailarinas negras, pasando por mis desnudas piernas, llegando finalmente al corto vestido del mismo color; cuyo largo, cubría estrictamente la mitad de mis muslos.

-Sólo sé que voy a matar a Ian-pienso al percatarme del brillo que ha iluminado sus ojos en cuanto estos otorgan un breve vistazo a mi escote en forma de corazón. No sabía cómo debía sentirme. ¿Incómoda debido al descaro de sus ojos? ¿O simplemente halagada por atraer la atención de semejante muchacho?

–Soy Zayn –interrumpe mis dramáticas cavilaciones esbozando una coqueta sonrisa. Quizá termine agradeciendo a Ian por la elección de mi vestido, después de todo.

-Soy _____, mucho gusto –intento no balbucear, concentrándome en las tupidas pestañas de sus ojos. ¿Es siquiera legal poseer unas pestañas de semejante magnitud siendo hombre?

-Es un gusto, _____. Tienes un hermoso nombre –sonríe, inclinándose unos cuantos centímetros más hacia mí, invadiendo ligeramente mi espacio personal.

-Gracias Zayn –respondo cordialmente, ocultando el nerviosismo que busca enrojecer mis mejillas-. Disculpa, yo debo…

-No, no te vayas –toma mi brazo sin permitirme escapar. Demonios, el chico es rápido–. ¿No quieres bailar? –asiente hacia la improvisada pista de baile a un costado de nosotros.

-Yo… –sé que no debería dudar. Después de todo, he accedido a venir y divertirme. Pero jamás me dijeron que éste paquete incluía a un sensual y coqueto moreno para la noche.

-Vamos –insiste entrelazando su mano con la mía, dirigiéndonos inmediatamente al centro de la pista de baile.

        “Falsas esperanzas”, de Christina Aguilera resonaba por toda la habitación, incluso al tratarse de una canción en español, la voz de esa mujer combinada con aquella melodía resultaba completamente sensual, sumiéndonos en una atmosfera cargada de una extraña electricidad en la que nuestros cuerpos danzaban al unísono.

El ¿Odioso?... Amigo de mi hermano. (Liam Payne).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora