66. Casamiento

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Unos segundos más tarde, o eso le pareció, oyó que alguien descorría las cortinas, despertándola. Un sol deslumbrante le dio en los ojos; se hizo pantalla con una mano y se levantó hasta quedar sentada.

—¿Qué pa... pasa?

—¡No sabía que ya habías llegado! —exclamó una exaltada voz de chica.

Aunque apenas se estaba acostumbrando a la luz, abrió los ojos y se los talló parar mirar mejor a su amiga. Estaba en pijama y con el cabello despeinado. Tenía una sonrisa de oreja a oreja y se dejó caer sentada en la cama que creía que le había pertenecido a Fred.

—¿Cuándo has llegado?

—Sobre la una de la madrugada. Harry también está aquí, ¿sabes? Pudiste ir a despertarlo a él —dijo con queja y voz somnolienta.

—Ron está en eso seguramente —respondió simple.

Arlina sonrió divertida.

—Claro que sí.

—¿Cómo estás? ¿La Jardinera sigue en pie?

Sabía a lo que se refería. Siempre que llegaba de vacaciones a la Jardinera, encontraba desorden y suciedad por todas partes. Su tío Garrett no era el tipo de hombre que ensuciaba un plato y luego lo lavaba. Ella y Winky habían tenido mucho trabajo pesado, pero la mansión había terminado impecable de nuevo. Había disfrutado de pasar unas semanas en su hogar, lo había extrañado después de estar en la casa de los Black en las vacaciones del curso pasado.

—Igual que siempre —contestó, y Helga saltó a las piernas de Hermione, siendo recibida con cariños detrás de la oreja—. Fue más rápido y fácil esta vez, ahora que Winky me ayuda. ¿Y tú, Herms? ¿Cómo estás?

—Muy bien —respondió la chica, aunque no parecía muy segura—. Mis padres están preocupados, apenas me han dejado venir, pero aceptaron.

—Un alivio. ¿Qué haría yo sin ti?

Hermione sonrió, mostrando el cariño que le tenía a su amiga más cercana.

—¿Qué hora es? ¿Me perdí el desayuno?

—Por eso no te preocupes, la señora Weasley va a subirte una bandeja a ti y a Harry. Bueno, ¿qué ha pasado? ¡Tú y Harry fueron a no sé dónde con Dumbledore!

—Oh, eso. No fue nada emocionante. Sólo quería que lo ayudáramos a convencer a un antiguo profesor para que aceptara un empleo en Hogwarts. Se llama Horace Slughorn.

—¡Ah! —dijo Hermione, decepcionada— Creímos que... —Hermione se rectificó—: Ya nos imaginamos que se trataría de algo así.

—¿En serio? —dijo Arlina, que había advertido la metedura de pata de su amiga.

—Sí... sí, claro, ahora que no está Umbridge, es evidente que necesitamos otro profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿no? Cuenta, cuenta, ¿qué tal es?

—Pues, es un poco clasista y fue jefe de la casa de Slytherin, pero no es malo.

—Y... ¿crees que Slughorn será un buen profesor?

—No lo sé —respondió Arlina—. Pero no puede ser peor que la profesora Umbridge, ¿no?

—Yo conozco a alguien peor que ella —terció una voz desde el umbral. La hermana pequeña de Ron entró arrastrando los pies, con gesto de fastidio—. ¡Hola, Arlina!

—Hola, Ginny. ¿Qué te ocurre?

—Es ella —dijo Ginny desplomándose en la cama de Arlina—. Me está volviendo loca.

the watcher | harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora