Al tocar el suelo con los pies, a Arlina se le doblaron ligeramente las rodillas y la cabeza del mago dorado cayó con un golpe metálico. Entonces echó un vistazo a su alrededor y se percató de que había llegado al despacho de Dumbledore.
Durante la ausencia del director, todo se había reparado. Los delicados instrumentos de plata estaban de nuevo sobre las mesas de patas finas y echaban humo y zumbaban discretamente. Los directores y las directoras dormían en sus retratos y apoyaban la cabeza en los respaldos de los sillones o el borde de los cuadros. Arlina se acercó a la ventana: una línea de color verde pálido que recorría el horizonte indicaba que no tardaría en amanecer.
Detrás de ella, un cuadro soltó un sonoro ronquido y una voz impasible dijo:
—¡Ah, Harry Potter!
Phineas Nigellus dio un enorme bostezo y estiró los brazos mientras contemplaba a Harry con sus pequeños pero vivaces ojos.
—¿Qué te trae a estas horas de la mañana? —le preguntó Phineas— Se supone que en este despacho sólo puede entrar el legítimo director. ¿Acaso te ha enviado Dumbledore? Ah, no me digas que —Volvió a bostezar, y un leve escalofrío le recorrió el cuerpo—... ¿He de llevarle otro mensaje al inútil de mi tataranieto?
Arlina miró a Harry. No podía hablar. Phineas Nigellus no sabía que Sirius estaba muerto, y él era incapaz de decírselo. Arlina lo comprendía. Contarlo en voz alta supondría convertir la muerte de su padrino en algo definitivo, absoluto, irreparable. Así que no le contestó al retrato tampoco.
Unos cuantos retratos más empezaron a moverse. El terror que le producía la idea de que lo interrogaran impulsó a Harry a cruzar la habitación a grandes zancadas y a llevar una mano al picaporte de la puerta.
Pero ésta no se abrió. Estaban encerrados.
—Harry... —lo llamó Arlina, pero fue interrumpida por otro retrato.
—Supongo que esto significa que Dumbledore volverá a estar pronto entre nosotros —aventuró el mago corpulento de nariz roja que colgaba en la pared, detrás de la mesa del director. Arlina se dio la vuelta y vio que el mago observaba a Harry con mucho interés. Harry asintió y tiró otra vez del picaporte sin volverse, pero la puerta seguía cerrada—. Cuánto me alegro —comentó el mago—. Nos hemos aburrido mucho sin él —Se acomodó en el sitial en que lo habían retratado y sonrió benignamente a Harry—. Dumbledore tiene muy buena opinión de ti, como ya debes de saber —continuó—. Sí, ya lo creo. Te tiene en gran estima.
Entonces unas llamas de color verde esmeralda prendieron en la chimenea vacía y Harry se apartó de un brinco de la puerta y contempló al hombre que giraba en el fuego. Cuando la alta figura de Dumbledore salió de entre las llamas, los magos y las brujas de las paredes despertaron con brusquedad, y muchos de ellos dieron gritos de bienvenida.
—Gracias —dijo Dumbledore con voz queda, caminando hacia su escritorio—. Bueno, Harry, supongo que te alegrará saber que ninguno de tus amigos sufrirá secuelas por lo ocurrido esta noche.
Harry intentó decir: "Estupendo", pero por su boca no salió ningún sonido. Tenía la impresión de que Dumbledore estaba recordándole los problemas que había causado, y aunque el mago lo miraba por fin a los ojos, y pese a que su expresión era amable y no parecía acusadora, Harry no podía sostenerle la mirada.
Arlina avanzó un paso, obteniendo la mirada de Dumbledore, y preguntó:
—¿Y Tonks, Moody...?
—Alastor se encuentra furioso, pero en buen estado. Y es posible que Nymphadora Tonks tenga que pasar un tiempo en San Mungo, pero todo indica que se recuperará por completo.
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the watcher | harry potter
Fanfiction❝ Arlina estuvo para Harry cuando él menos lo esperó, y Harry estuvo para Arlina cuando ella más lo necesitó ❞ UNIVERSO DE HARRY POTTER. CELESTE STONE. © 2021. #1 HARRYPOTTER [03/10/19] #1 HUFFLEPUFF [13/01/19] #1 HARRYPOTTERFANFIC [03/10/19] #1 HOG...