Al despertar el domingo por la mañana, a Alrina le costó un rato entender por qué se sentía tan mal. Luego, el recuerdo de la noche anterior estuvo dándole vueltas en la cabeza. Se incorporó en la cama y caminó hacia el baño para darse una ducha rápida y caliente.
Le sonrió a Helga, dándole una caricia debajo de su oreja puntiaguda, cuando se acercó a tomar unos vaqueros ajustados y una blusa de negra de mangas largas. Se recogió el cabello en un moño desordenado, dejando algunos mechones colgando cerca de sus ojos y en su nuca. Tomó su bolso expandible, después de ponerse unos botines negros, y le sonrió satisfecha al espejo. Invitó con cariños y llamados a Helga para que la acompañara, y la gata maulló contenta y la siguió de cerca.
El desayuno fue bastante ruidoso por la felicidad de sus compañeros de casa, quienes no dejaban de hablar del Torneo y, con todo el recelo del mundo, de Harry Potter.
Los de Hufflepuff, que generalmente se llevaban muy bien con los de Gryffindor, se mostraban ahora muy antipáticos con ellos. Los de Hufflepuff pensaban que Harry le quería robar la gloria a su campeón. Un sentimiento que, tal vez, se veía incrementado por el hecho de que la casa de Hufflepuff no estaba acostumbrada a la gloria, y de que Cedric era uno de los pocos que alguna vez le habían conferido alguna, cuando ganó a Gryffindor en quidditch.
Arlina tomó una pila de tostadas envueltas en una servilleta y se fue sin decir nada, cansada de oír cómo los supuestos "amables y bondadosos" de Hogwarts se envenenaban con rencor. Por primera vez se sintió avergonzada de sus compañeros de casa.
Pero el pensamiento fue sacudido rápidamente por el choque que tuvo con un cuerpo al pasar de las escaleras que llevaban a la sede de Hufflepuff.
—Lo siento, no estaba... ¡Harry!
Su corazón se hinchó de alegría, pero se achicó como una pasa cuando vio la expresión de su rostro.
—¿Estás... bien?
—No he sido yo —se apresuró a decir, mirándola con necesidad de que alguien lo escuchara. Arlina lo miró con las cejas arqueadas—. ¡Yo no puse mi nombre, lo juro!
—Harry —lo calló—. Te creo.
—Juro que no sé quién... Yo no qui... ¿Me crees?
La rubia sonrió, provocando que sus pómulos se formaran como dos rechonchos bombones rosados.
—Te creo —repitió, divertida de ver su reacción sorprendida. Y se dio cuenta de cómo sus palabras le trajeron alivio al muchacho, cuando éste pareció por fin respirar tranquilamente—. No te recomiendo entrar ahí —comentó, señalando la puerta del Gran Comedor a sus espaldas—. A menos que quieras atención —tanteó, pero siguió hablando cuando el pelinegro negó fervientemente con la cabeza—... Realmente yo no quise seguir ahí. El ambiente no es muy agradable en estos momentos, así que... traje tostadas para desayunar frente al lago y saludar al calamar. Podemos compartir —ofreció.
Harry levantó la mirada del suelo y la vio, sonriente, siendo amable con él, a pesar de ser una Hufflepuff que debería sentir resentimiento como todos los demás. Ella era... diferente. Un aliento fresco, y nada le caería mejor que eso en ese momento.
—Sí —titubeó, agradecido.
En silencio, cruzaron aprisa el vestíbulo sin desviar la mirada del Gran Comedor y pronto recorrieron a zancadas la explanada en dirección al lago, donde estaba anclado el barco de Durmstrang, que se reflejaba en la superficie como una mancha oscura.
Era una mañana fresca, y no dejaron de caminar, masticando las tostadas, mientras Harry le contaba a Arlina qué era exactamente lo que había ocurrido después de abandonar la noche anterior la mesa de Gryffindor. Para alivio suyo, Arlina aceptó su versión sin un asomo de duda.
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the watcher | harry potter
Fanfic❝ Arlina estuvo para Harry cuando él menos lo esperó, y Harry estuvo para Arlina cuando ella más lo necesitó ❞ UNIVERSO DE HARRY POTTER. CELESTE STONE. © 2021. #1 HARRYPOTTER [03/10/19] #1 HUFFLEPUFF [13/01/19] #1 HARRYPOTTERFANFIC [03/10/19] #1 HOG...