Capítulo 34. "Nosotros juntos no tenemos sentido"

236 16 13
                                    

Sugerencia: escuchar durante este capítulo la canción My love de Sia.

Mis sudorosas manos comenzaban a temblar levemente a lo que mi mandíbula contestó tensándose para contener cualquier signo de debilidad.

-¿Perdona? -dije pareciendo estar fuera de lugar por la pregunta.

-Sé por qué no tienes tanto entusiasmo por terminar con los ángeles.

-¿Y bien...?

-Es porque como ya has dicho tampoco te molestan mucho y, siendo sinceros, creo que nos odias a todos un poco por lo que tuvimos que hacer para que te unieras a nosotros.

Apreté mis puños al sentir cómo la sangre comenzaba a hervir en mis venas por los recuerdos que se estremecían en mi cabeza golpeteando en su ánimo de hundirme otra vez.

-Eso ya es agua pasada -mentía.

-¿Seguro? No quiero malos rollos con ninguno -dijo Peter haciéndose el arrepentido.

-Seguro -afirmé con rapidez.

Peter asintió caminando hacia atrás para desaparecer segundos después por la esquina que apareció.

Viendo mi oportunidad brillar, aparecí en la habitación de Rachel en ese mismo instante encontrándome con una imagen demasiado arrebatadora para ser tan temprano: Rachel en braguitas de espaldas a mí con un moño en lo alto de su cabeza buscando más ropa interior en su cajón.

Escaneé con detalle cada centímetro de sus piernas, mis ojos se enganchaban en ellas trepando deseosos de descubrir qué había unos centímetros más arriba. La intriga y admiración trotaban descalzas por mis ojos queriendo que saliesen de órbita para poder sentir cerca lo que con tanto detenimiento observaban.

Su espalda era toda una obra de arte que llamaba mi piel, a todo mi ser para averiguar cómo sería rozar mis dedos tan solo un segundo por ella.

Cayendo en la consciencia de que la estaba espiando, carraspeé mi garganta. Rachel pegó un gritó mientras se abrazó a sí misma antes de girarse a mí.

Esto era demasiado. Sus brazos cubrían casi todo su pecho apretado que intentaba escabullirse de ellos de forma rebelde. Mis ojos se hincaron en la forma en la que el pecho de Rachel subía y bajaba con fuerza.

-¡Alec! -gritó- ¿qué haces aquí?

-Lo siento yo... -dije mirando al suelo- tengo que avisarte de una cosa.

-Gírate -soltó en un grito agudo.

-Claro, claro -dije algo nervioso mientras mis ojos tiraban en su dirección siendo difícil no mirar.

Me giré con mi cuerpo tenso en su totalidad intentando parecer tranquilo.

-No puedes hacer esto siempre, tendrías que avisar.

-Lo siento es que es urgente.

Rachel resopló a mis espaldas y podía oler su olor corporal paseándose por toda la habitación y acariciar mi nuca.

-Ya puedes girarte -la escuché decir mientras el sonido de un cajón cerrándose llegó a mis oídos.

Di media vuelta para tenerla frente a mis ojos vestida en unas mayas negras y en un jersey gris corto no muy grueso. Su moño despeinado ya estaba suelto dejando su pelo caer abundante hasta su cintura.

Vaya.

-¿Qué tienes que decirme? -dijo acercándose a mí.

-Los coleccionistas están ideando un plan para acabar con vosotros -dije a la vez que mis manos volaron a sujetar sus brazos por la altura de sus codos.

My Immortal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora