Capítulo 16. "No puedo dejar que nada malo te pase"

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Me puse unos jeans y una sudadera negra, combinándolos con unas vans rojas. Peiné mi pelo y lavé mis dientes para después, encontrarme con Alec.

-Tras tres horas por fin apareces -dijo Alec con ironía-

-Exagerado -me acerqué a él y nos quedamos a un paso-

-Sé que tienes trabajo en arreglarte nena pero tranquila, por la noche no se puede apreciar esa cara desmaquillada tuya -dijo con una risa-

Arqueé mis cejas con la boca abierta y le brindé un suave golpe con mi puño en su pecho.

-Ten cuidado no vayas a romperte una uña -me guiñó un ojo-

-Esta noche estás graciosillo, ¿eh?

-Sincero más bien.

-Con lo cuál piensas que soy fea, ¿no?

-Mucho -sonrió-

-¿Y qué hace un chico como tú con una chica como yo?

-Ni idea.

Mordí mi labio y rodé mis ojos.

-Pues la fea se cansó. -hice ademán de irme pero Alec me detuvo-

-Tú eres fea y yo un mentiroso. -dijo en un susurro a milímetros de mí-

Sonreí.

-Con lo cuál, nada de lo que he dicho es verdad -rozó su nariz con la mía-

-Lo suponía.

-Preciosa y lista -sonrió y negó con la cabeza- 

-Mentiroso y tonto -reí-

-Lo suponía -dijo imitando mi voz- 

Me separé de él de un empujón con una silenciosa risa.

-Vamos, esta noche va a ser larga.

Alec comenzó a caminar y yo le seguí con el más posible sigilo a una distancia mínima.

-¿A dónde vamos?

-A molestar un rato -dijo girándose hacia mí con una mueca-

-Alec van a llamar a la policía -dije parándome en seco-

-Vamos -se giró y me miró- ¿tú crees que yo le temo a la policía?

-Deberías. -dije con una mirada incrédula-

-Además, ¿crees que nos pillarán?

-Em... ¿Si? -dije con ironía ante la obviedad de lo que era la respuesta-

-A mí nunca me cazan -arqueó una ceja-

-Llegará el día en el que eso pase y no te harás el chulo.

-Nunca pasará, creéme. 

-¿Cómo sabes eso? Estás demasiado seguro de todo, por lo que veo.

-Díos mío, ¿quieres dejar de hacer preguntas de una maldita vez? -dijo lanzando un puñetazo al aire intentando mantener la calma, cosa que no logró pues su tono de voz se elevó-

-Tal vez dejaría de hacerlas si me las resolvieras -levanté el tono para quedarme por encima del suyo, nuestras voces resonaban contra el asfalto de la fría carretera, aliándose con la dura noche que se cernía sobre nosotros-

-Nunca cerrarás esa enorme bocaza, ¿verdad?

-No tiene pinta. -me crucé de brazos-

-Podrías enseñarte a utilizarla para otras cosas -esbozó una sucia sonrisa-

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