Capítulo 22. "¿Y si nos descubren?"

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-Eres imposible -dijo Alec con su frente sobre la mía, pudiendo sentir su aliento rozar contra mi nariz-

Sonreí con ternura y deposité un casto beso en sus labios antes de separarme de él para poder contemplar su rostro completamente. Era el ser más precioso y, desde mi punto de vista, perfecto que había visto en toda mi vida y que podría ver a lo largo de ella.

-¿Qué vamos a hacer ahora? -dije abrazándole y dejando mi cabeza sobre su pecho, inspirando todo su olor, drogándome con él-

Alec puso su mano sobre mi espalda, describiendo movimientos circulares sobre ella de manera tranquilizadora, a la vez que su otra mano estaba enredada en mi pelo.

-Estaremos bien -besó mi cabeza- seguiremos como antes, como si nada hubiera pasado.

-¿Y si nos descubren? -alcé mi cabeza para poder mirarle-

-Haremos que eso no pase -me acercó a él poniendo sus manos en mis caderas-

-Tengo algo de miedo -mordí mi labio inferior-

-Tú eres fuerte, no tienes por qué tenerlo -frunció el ceño a la vez que entornaba una sonrisa-

Puse morritos mientras pensaba en cómo iba a mentalizarme para soportar lo que se venía encima.

Alec comenzó a reír.

-¿Qué? -fruncí el ceño-

-Hazlo otra vez -dijo con una sonrisa-

-¿El qué?

Alec soltó una carcajada antes de imitarme haciendo el mismo gesto que normalmente solía hacer cuando estaba pensativa o simplemente, aburrida.

Un escalofrío me inundó haciéndome reír al ver a Alec de esa forma. Perfección y más perfección era lo que se me pasaba por la cabeza.

Alec levantó su barbilla dándome paso para que volviera a hacerlo. Se veía tan sumamente irresistible así, con su boca entreabierta y su mandíbula más marcada; era mi perdición.

Rodé mis ojos con una sonrisa y volví a reunir mis labios haciendo de ellos una mullida nube rosada.

Alec sonrió antes de morder su labio, rodeando mi cintura con su mano y la longitud que la seguía para atraerme más a él y poder besarme.

Rodeé su cuello con mis brazos para estar aún más cerca de él, si es que eso era posible. Estar con Alec era estar en la nube 9, era estar y a la vez no estar en ti mismo.

Una oleada de calor me invadió desde la cabeza a los pies, como un rayo que brinca por el cielo en medio de una tormenta; libremente.

Alec debió de sentirlo a la misma vez que yo, pues se apartó de mí con la confusión haciendo mella en su cara.

-¿Qué cojones ha sido eso? -preguntó Alec-

-No lo sé -me miré a mí misma-

-Lo mismo te pasaba ésta mañana, cuando te he besado -me escaneó de arriba a abajo-

-Y lo de la ducha...  -me quedé pensativa-

No era normal lo que estaba pasando conmigo, no tenía ni idea pero podía ser o algo muy bueno, o algo muy malo; no había punto medio en esto. Se sentía como si una llamarada de fuego surgiera en mis pies, carbonizase cada minúscula partícula de mí y se evaporase por mi cabeza. Sin duda alguna, era una sensación muy desagradable.

-Tengo que irme -comencé a andar hacia la puerta-

-¿Ya?

-Sí, ya. Si eres tan amable de llevarme... -indirecta bastante directa-

Alec hizo una mueca y comenzó a caminar hacia dónde yo me encontraba.

-Claro que sí -abrió las puertas para salir hacia fuera-

Ya no sentía el malestar que sentí a la entrada del instituto, ningún sentimiento de miedo, nada. Todo fue por Peter, absolutamente todo. En cierto modo, le agradecía su aparición por aquí, ya que con ella se había destapado toda la verdad sobre Alec.

Llegamos y subimos al coche; yo con una prisa tremenda por llegar a casa y poder hablar con Abbie y Megan de lo que me pasaba. Sin embargo, tan oportuno Alec, como siempre, metió las llaves en el coche y se quedó mirando al instituto para luego posar su vista en mí.

-¿Qué? -espeté con frialdad, lo que me hizo arrepentirme al segundo-

Alec se encogió de hombros con una mueca.

-Lo siento -suspiré- está siendo un día difícil... Enterarme de lo tuyo, no saber qué está pasando conmigo misma -hice una pausa- es frustrante.

-Hey -puso una mano en mi muslo- está bien, lo entiendo.

Puse mi  mano sobre la suya, lo que hizo que Alec la girase para que yo pudiera entrelazar ambas.

Con su mano entre la mía aún, la alcé para poder depositar un beso en ella.

Alec me sonrió por última vez antes de arrancar el coche para poder llevarme a casa. El camino fue silencioso y tranquilo, lo que me relajó para llegar a casa con la calma que necesitaba para tratar con mis amigas.

Una vez enfrente de ella, Alec paró el coche y otro silencio se estableció cómodamente entre nosotros.

-Te veré luego -dijo Alec-

Asentí con pesadez. Puse una rodilla sobre mi asiento para poder llegar hasta la cara de Alec y dejar un dulce beso en su mejilla. Estaba siendo algo fría con él y eso no me gustaba nada, me sentía mal, no había razón alguna para que yo pudiera estar molesta con Alec.

Alec me miró con una pequeña sonrisa sobre sus labios cerrados; debería estar molesto por la brusquedad que en estos momentos abundaba en mí.

Puse una mano sobre le mejilla de Alec, girando su cara hacia mí para besarle en sus perfectos y elegantes labios.

Salí del coche y cuando iba subiendo las escaleras del porche, Alec hizo sonar la bocina del coche. Me sobresalté y giré sobre mi misma para mirarle con el ceño fruncido, Alec bajó la ventanilla del coche, asomando su cabeza por ella para lanzarme un sexy silbido.

Reí y negué con mi cabeza a la vez que introducía las llaves en la cerradura. Despedí por última vez a Alec con la mano y entré en casa. No había absolutamente nadie.

No iba a llamar a Abbie ahora mismo, pues ni yo misma sabía que le iba a decir. Necesitaba más hechos para poder plantear mejor mi teoría sobre lo que me pasaba; y hasta el momento no tenía nada.

Decidí comer algo y ver la televisión hasta que me entró sueño y me acosté en mi ansiada cama.

Mi teléfono móvil comenzó a sonar haciéndome despertar de mis profundos sueños, aterrada por el repentino estruendo.

Cogí mi teléfono y una vez que lo descolgué, lo llevé a mi oreja.

-¿Sí? -dije dejando mi cabeza sobre la almohada por el cansancio-

-Buenas  noches, perdone la llamada a estas horas... ¿Es usted Rachel Anderson?

-Sí, soy yo, ¿qué pasa?

-Le llamamos desde el cuartel de policía de Vermont.

-¿Desde el cuartel de policía?

-Sí, verá... ¿Conoce a Alec Johnson?

No, no, no. No era posible. Me congelé al segundo, no podía pensar, sólo la preocupación y el terror me invadieron.

-Sí, ¿qué ha pasado?

-Le informo de que ahora Alec Johnson, se encuentra en trámites de prisión.

Vavava no me matéis sé que este capítulo ha sido de lo más aburrido pero para el próximo os prometo mucha caña<3

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