Capítulo 13. "Deja de hacer preguntas"

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Martes 3 de marzo de 2014.

El día de hoy ni tenía pensado ir al instituto, no quería salir de casa por el peligro de que ese maldito cazador pudiera verme y averiguar dónde vivo. Megan seguía dormida sobre mi cama con un semblante calmado inmerso en un profundo sueño. Me vestí y puse la televisión; no aguantaba estar así encerrada, con el miedo y la presión de que el salir vaya ser igual a muerte, no quería vivir una vida así, con miedos y condicionada, siempre he sido una persona sumamente libre que quería vivir con la libertad de hacer lo que quisiera en cada momento del día. No aguanté más y salí de la casa para ir al centro y pasear para despejar mi cabeza de pensamientos negativos. Decidí entrar a la biblioteca para curiosear algún libro de nuestra especie para determinar cuan equivocados estaban los que propiamente los escribían. Comencé a leer un libro sobre los demonios, que decía:

"Los demonios son eres fríos, calculadores y sumamente inteligentes. Las leyendas cuentan que se crearon para ser discípulos del propio diablo y cumplir cada una de sus peticiones, aunque, con el tiempo otras leyendas cuentan que hubo un conflicto entre ambos seres debidoa que ambos se enamoraron de la misma mujer, curiosamente humana. A día de hoy todo queda por unas cuantas leyendas interesantes de leer y muy difíciles de creer"

Miré la fotografía de un ser con alas y una cara realmente espeluznante de la página siguiente. Tal y como me esperaba, no tenían ni idea de su aspecto, los demonios podían ser los seres más atractivos del mundo, personas corrientes que realizan una vida cotidiana cada día, aunque nada más lejos de la realidad. Ví a la dueña de la biblioteca tía de Alec.

Me acerqué a ella para agradecerle por los servicios de su sobrino por las clases particulares, que aunque no habían sido abundantes, me habían servido de gran ayuda.

-Buenos días, perdone si la interrumpo pero quería agradecerle por su implicación con los visitantes de esta biblioteca -sonreí-

-Oh, muchas gracias, aunque no hacemos nada más que exponer los libros a disposición de cualquier persona -dijo encogiendo los hombros y sonriendo-

-No eh -rasqué suavemente mi frente- lo decía por la implicación de su sobrino con los clientes, crea que me ayudó mucho.

-¿Mi sobrino? Lo siento pero no tengo ningún sobrino aquí en la ciudad -dijo frunciendo el ceño y con una sonrisa de sorpresa- 

Fruncí el ceño y automáticamente me arrepentí de haber abierto mi bocaza para nada más que ridiculizarme.

-Oh, lo siento debo haberme confundido -sacudí la cabeza levemente- gracias por todo de todas formas -sonreí y salí de allí-

Quería encontrar a Alec y pedir una muy merecida explicación para compensar el gran ridículo que había hecho delante de esa señora. Caminaba por el centro con la esperanza de encontrar a Alec para decirle todo lo que me pasaba por la cabeza. No sé ni cómo, ni por qué, cómo si el destino sólo quisiera que tropezásemos, le vi caminando tras... ¿Un grupo de chicas? Otra razón más para pararle a hablar conmigo. Fui tras él y le di una colleja, lo que hizo que se girase con el ceño fruncido y un semblante tenso y rabioso que desapareció cuando me vio.

-Ah que eres tú -pasó la lengua por sus labios y esbozó una leve sonrisa con sus labios juntos-

-Sí, soy yo, ven -hice un gesto con la cabeza indicando que me siguiera-

Así lo hizo y fuimos a un pequeño callejón que era la salida del almacén de un restaurante, se escuchaba algo de alboroto desde la cocina de éste.

-¿Cómo eres tan mentiroso? -dije de brazos cruzados-

-¿Perdón? -dijo arqueando las cejas-

-Eres un mentiroso, ¡me dijiste que eras sobrino de la dueña de la biblioteca!

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