Me quedé un poco aturdida, ¿quien era este chico?
-¿Perdona? -dije escaneando cada centímetro de su cuerpo-
-He dicho que si necesitas ayuda, se me da genial la física y la química. -dijo con una sonrisa- Sobre todo la física.
Buah, un creído que se cree que tiene a todas a sus pies.
-No gracias, no necesito tú ayuda -sonreí falsamente-
-Yo creo que sí, parecías una loca chillando -rió-
-Ah pues muchas gracias -la ironía goteaba de cada palabra-
-Sólo quiero ayudarte, mi tía es la dueña y me manda a echar un vistazo, si te ayudo es un plus para la biblioteca y sobretodo para ti.
Suspiré. Era una propuesta interesante la verdad, llevaba esta asignatura fatal y si suspendía el examen, suspendía la asignatura y con ello, adiós universidad.
-Está bien, sólo por hoy.
-Bien -sonrió- ¿Que estáis estudiando?
-Trigonometría. -dije con pesadez-
-Oh, eso es fácil.
Mis ojos se abrieron como platos.
¿Trigonometría fácil? Es más, otra duda asaltaba en mi cabeza, ¿de dónde habia salido? Jamás lo había visto por Montpelier.
-Estás chalado... -el respondió con una risa-
-Simplemente se me da bien, a ver, haz el problema 7 de la página 203.
-Ese es imposible -dije al ver de cual se trataba-
-Nada lo es, tú simplemente inténtalo.
Empecé a copiar el enunciado, que ya de por sí era interminable. Mientras copiaba podía sentir la intensa mirada del chico, estaba quemando en el lado izquierdo de mi mejilla.
-Por cierto, ¿cómo te llamas?
-Llámame Alec, ¿y tú?
-Yo me llamo Rachel -aparté los ojos del cuaderno para lanzarle una sonrisa amistosa que el respondió con un guiño-
Volví la mirada al cuaderno mientras sentía mis mejillas arder.
-No te he dicho nada para sacarte los colores, nena -una sonrisa burlona se dibujó en su cara-
-Si me piropeases, vomitaría -agité mis pestañas "dulcemente"-
-Bueno, bueno, bueno, ¿has terminado de copiar?
¿Y ahora me cambiaba de tema? No entendía nada pero opté por seguirle el rollo.
-Sí -dije escribiendo la última palabra-
-A ver, ahora reúne todos los datos en un margen de forma ordenada, te será más fácil a la hora de solucionarlo.
-Hasta ahí llego, gracias.
-Encima de que te ayudo...
-No te he pedido ayuda.
-Lo estabas haciendo inconscientemente, a gritos.
-Déjalo -resoplé-
Hice lo que me dijo y ordené todos los datos, después intenté resolver aquel caos de números.
Copiaba y borraba y viceversa.
-Mira yo ya me estoy hartando -dije tirando el lápiz a un lado-
-No pierdas la paciencia, si la pierdes te frustras y si lo haces ya no podemos seguir. A ver, respira hondo.
-Es que es una asignatura odiosa. -suspiré-