CEATD (Otra Realidad) Serie

Atrás, Gustav, atrás

/Narra el autor/

  Los Berserkers estaban en el banco de niebla tratando de recuperar "La Guadaña". Mientras tanto Dagur... estaba ahí. Al parecer su objetivo era recuperar el barco junto con todas sus cosas de valor, al igual que las trampas para dragones. Una vez recuperado las cosas, solo faltaba un objeto que ahora era el nuevo objetivo de Dagur, y ese era Ojo del dragón.

/Narra Hipo/

  Estaba en mi cabaña tranquilo investigando acerca de las funciones del Ojo. Cada día libre que tenía lo ocupaba en este artefacto, ya que era lo unico que podía hacer para distraer mi mente, sin mencionar que descubrir todos los secretos del artefactos era primordial si queríamos tener ventaja contra Dagur.

  Estaba junto con Chimuelo descifrando los secretos del Ojo cuando...

Astrid: Hipo, tenemos un problema.

Hipo: ¿Dagur?

Astrid: Peor.

Hipo: ¿Que puede ser peor quer Dagur?

  Y como si Odin me hubiera escuchado, Gustav y Diente entraron a mi cabaña. Al parecer, el chico no olvidó la promesa que le hicimos y quería ser un jinete de dragón. Asi que al parecer montó a su dragón y voló una enorme distancia desde Berk hasta la isla solo para que le cumplieramos la promesa. Tenía que ser una broma de mal gusto.

  Gustav entró con toda la confianza, agarró y se cegó a si mismo con el ojo, tiraron varias de mis herramientas de herrería, colas prosteticas de Chimuelo, algunos de mis frascos con medicina, y tambien tiraron algunas que otra cosa.

Gustav: Hola Jefa. Vengo para ser un jinete.

  Justo en ese momento llegaron los otros, y cuando escucharon la noticia, no se lo tomaron tan bien.

  Astrid y yo nos fuimos afuera para discutir acerca de lo ocurrido.

Astrid: Tienes que entrenarlo.

Hipo: Si... no. No puedo.

Astrid: Hipo, te lo ordeno.

Hipo: Perdón pero no. Es mi único día en la semana que no estoy afilando las armas de los demás, que no estoy moritoreando la isla, lidiando con las heridas de los gemelos o haciendo planes. Además, estoy ocupado con el ojo. Sabes perfectamente que es nuestro único objeto que nos deja en ventaja contra Dagur.

Astrid: Hipo, por favor encárgate. Eres tu quien entrena dragones.

Hipo: Astrid, sabes lo mucho que te respeto y te quiero, pero simplemente hoy no puedo.

  Astrid, resignada, tuvo que cuidar de Gustav mientras que yo volvia a estudiar el ojo del dragón.

/Narra Astrid/

  Intenté de convencer a Hipo de que cuidara de Gustav, pero se negó. Al final no pude convencerlo y solo me resigné a cuidar del niño.

  Tuve que cuidar del mocoso hasta que termine el día. Una vez que ocurra eso, obligaré a Hipo a tener que lidiar con él si o si. Fue su promesa, es su problema.

  Al principio lo llevé al campo de entrenamiento. Se suponía que solo debía ayudarme un poco con un asunto. Solo tenía un trabajo y se distrajo. Al final, casi queda lastimado por las púas de Tormenta y tuve que salvarlo. Sin embargo era inocomodo estar con él. Lo mandé con los gemelos. No me pude ir muy lejos ya que me preocupó lo que podía pasar. Traté de volver para darle una mano a los chicos. De repente, escuché el grito desgarrador de Brutacio. Al llegar, Gustav ya se había ido. Al parecer, llenó la fosa de jabalíes de los hermanos Torton. Lo busqué por todas partes y... una explosión, ya sabía donde estaba. Cuando por fin lo encontré, lo llevé con Patapez para que lidiara con él. No pasaron ni 5 minutos y fue echado de allí. Lo llevé con Patán ya que era mi última oportunidad. Gustav estuvo con Patán de un lado a otro de la guarida hasta que no. Patán llegó al centro común con el casco en llamas. Trate de ayudarlo hasta que de repente llegó Hipo y apagó el fuego.