Mientras Pedri saca las valijas para ponerla en la cajuela del coche, yo alisto a Chloe, quien se había despertado de malas.
-Hija, déjame hacerte este peinado, y ya estas lista.-digo mientras no deja de mover la cabeza.
-No.-dice negando.
-Vale pues nos vamos así.
Tiro la toalla, y solo le pongo el gorrito de su suerte.
Hacía frío, y eran las 6 de la mañana.
Por suerte no íbamos con prisa de perder el vuelo, Pedri se había encargado de rentar un avión solo para ir nosotros cuatro.
Le he dicho que no hacía falta, pero como siempre no me ha hecho caso.
Liam y su padre ya estaban en el coche, esperándonos. Yo iba muy cómoda, sin maquillaje, una coleta alta, y un chándal gris, el suéter era el conjunto.
-Vaya cara, que trae Chloe.-habla su padre al ver la cara de enfadada que traía.
-No se ha dejado peinar.
-Ya me he dado cuenta.
La siento en su silla.
Al llegar al lugar en el que se encontraba el avión, mis dos hijos ya se habían quedado dormidos.
Pedri, se encarga de Liam, y yo de Chloe.
Los dos se logran despertar, y subimos al avión. Pedri, llamaría a su hermano para decirle que lleve su coche a su casa.
Subimos al avión, la cabeza me dolía un poco.
-¿A dónde vamos?-pregunta Liam, curioso.
-Iremos a un lugar hermoso.-le responde su papá.
Ya habíamos viajado a Suiza cinco veces, pero nos gustaba ir a explorar más de ese hermoso país.
En el avión, había una cama, demasiado amplia para caber los cuatro. La noche anterior no había logrado dormir bien, no conseguía contemplar el sueño. Así que aprovechó a dormir, los cuatro nos quedamos dormidos.
-Amor, ya hemos aterrizado.-susurra, Pedri, moviendo despacio mi hombro.
Asiento con mi cabeza, aún dormida.
Me despierto rápido, y me levanto.
-¿Está nevando?-le pregunto.
-Por lo visto, si. Hay que abrigar bien a los niños.
Empezamos a buscar sacos en la valija, y lo encontramos. Se lo ponemos cuidadosamente a los niños.
Pedri intenta llevar a los niños en sus brazos.
-Yo llevo a Chloe.-le digo.
-No, no. Yo los llevo a los dos.
-Amor, te puedes caer con los dos.
-Que no, cariño, estoy bien.
Llevo dos valijas en mis manos, las demás la llevarán unos señores, ahora no tengo cabeza para pensar y decir de que trabajan. Solo se que nos ayudarán.
-Señorita, nosotros nos encargamos de llevar las maletas.-me dice, tocándome el hombro.
-Ah vale, perdón, no lo sabía.-le dije, entregándole las valijas.
Sigo a Pedri, quien lleva a los dos niños dormidos.
-Hay personas tomando fotos.-me murmura el canario.
-¿Cómo? ¿Quién les ha dicho que vendríamos?-pregunto.
-Yo que sé. Pero nos están tomando fotos o nos están grabando.
-Joder, la gente ya no puede venir tranquilamente a Suiza, siempre están ahí.-le digo.
Seguimos caminando, hasta que llegamos al taxi que habíamos pedido.
Nos montamos, las valijas las pusieron en la cajuela del coche, estaba cansada. No es tan divertido viajar.
Cuando llegamos al hotel en el que nos quedaríamos unos días, yo llevo a los dos niños hacia la habitación, quienes ya se habían despertado. Pedri, iría a por las maletas.
Los niños caminaban por el cuarto, prestándole atención a cada detalle.
Mi teléfono vibra, y veo un mensaje de Pablo.
Lo abro y decía: ¿Estás en tu casa?
Le respondo: no, hemos viajado hasta Suiza, estaremos aquí por unos días.
Me quedo confundida, esperando ansiosamente su respuesta.
Me responde:Ah vale, es que por la mañana he pasado por ahí, y había una chica, rubia, en la puerta.
Contesto:Yo no la he visto, nos hemos levantado a las seis de la mañana. ¿A qué horas la has visto?
El responde:Como por las nueve de la mañana, pregunté que si necesitaba algo, y me dijo que quería hablar con un chico.
¿Un chico?
¿Pedri?
Cuando le contesto, la puerta se abre. Me asustó y guardo mi móvil.
Veo a Pedri, poner las maletas dentro de la habitación.
Cuando todas están dentro, el me mira cansado, y camina hacia mi. Tirándome en la cama, para después besarme.
No le sigo el beso, me quedo con mi cara seria.
-¿Pasa algo?-pregunta, viéndome confundido.
-No, te has tardado demasiado.
-Es que no encontraba la habitación, he tenido que subir y bajar en el ascensor, porque me confundía siempre.
-Mira, una chica ha llegado a casa tocando la puerta, por la mañana, buscando a un chico, era rubia, ¿la conoces?-habló seria.
Veo como su cara cambia completamente.
-¿Quién te ha dicho eso?
-No me has respondido mi pregunta, he preguntado primero.
-No, yo no conozco a ninguna chica rubia. Sabes perfectamente que jamás volvería a fallarte de esa manera. Ya somos una familia completa, no quiero arruinarlo.
-Te creo, pero si me vuelves a fallar, esta vez no vuelvo más contigo. Me llevo a mis dos hijos, lejos de ti, que jamás te puedan ver, que te quede claro, Pedro.
-Deja de decir tonterías, Valeria. Eso no volverá a pesar de nuevo. Se que eres capaz, por eso estoy cuidando tanto el tiempo con vosotros, porque no quiero que nada pase.
Asiento con mi cabeza, tampoco estaba tan convencida. Me levanto de la cama, y llamo a los niños para darles un baño.
Ojalá y esta vez, si no me estuviera equivocando, porque siempre le termino creyendo. Sabe perfectamente cómo mentir.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
HOLAAAPPPP¿Quieren otra infidelidad?😩
Yo aún me lo estoy pensando, tampoco es tan fácil, ya tienen dos hijos, y son una familia feliz.🥲
Lo dejo en sus manos.🤷🏻♀️
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Un reencuentro inesperado en Barcelona -Pedri González-
RomanceValeria y Pedri se conocen desde los 6 años, ambos han estado enamorados desde los 8 años, pero no lo demuestran por miedo al rechazo.