Una semana en Canarias.
Lucas ya no estaba conmigo, ya se había marchado.
Mi decisión ya estaba tomada.
España era mi hogar.
Amaba Estados Unidos, pero llegaría solamente a sufrir, y no quería eso.
Mi padre no lo sabía aún, sólo lo sabía yo.
Estaba dando vueltas en el cuarto, mordiéndome mis uñas de la desesperación.
¿Desesperación? ¿Por que?
Por que no sabía como me iría estando en España. Mis amigas, dejaría todo allá.
Pero quería quedarme.
Por el.
Al final me había convencido tan fácil.
Joder, tenía que ser un poco más dura con el, era muy débil cuando estaba con el.
-¡papá!-grite desde la habitación.
-¡dime!-gritó el también.
-¿podrías venir?-pregunte.
-Ahora subo.-aseguró el.
-Vale.
Me senté en la cama moviendo mi pierna desesperadamente.
-¿que pasa?-pregunto el, entrando en la habitación.
-cierra la puerta por fa-le pedí.
-vale...-dijo extrañado.
Cuando cerró la puerta, respiré hondo, y el se sentó en ami lado.
-¿te irás a Estados Unidos?-le pregunté, iniciando la conversación.
-No lo se, Valeria.-se encogió de hombros.
-I just need one answer, yes or no?-le pregunté sería.
-Si, sabes que tengo que volver, por tu madras...-le corte.
-No, no es mi madrastra.-lo mire.
-Bueno, por ella, ya sabes. ¿Por que?-quiso saber.
-Por que yo me quedaré en España.-dije mirando hacia bajo.
-Por el ¿no?
-No, no...no es por el. Simplemente mi vida es aquí en España.-respondí sin mirarlo.
-Vale. De igual manera yo solo voy a California para arreglar unas cosas y vuelvo. No puedo dejar a Lucas.-comentó.
-Para eso estoy yo. Tu puedes ser feliz con ella allá, se que eso es lo que quiere ella.-le dedique una sonrisa.
Una sonrisa falsa.
-No volvamos a lo mismo de antes Valeria, sabes que no es así.-intentó hacerme creer que no era así.
-Hay por dios papá, ¿tan enamorado te tiene?-reí irónica-. Eres tan diferente sin ella, y con ella eres...muy duro con nosotros.-desvíe mi mirada.
-¿yo duro con vosotros? Me he matado en el trabajo por daros de comer...-no lo dejé terminar.
-Vale, pues ahora yo puedo hacer eso, puedo darle de comer a mi hermano, puedo darle más. Y tu, puedes ser feliz con ella, veremos como te va.-me levante de donde estaba sentada y me salí del cuarto.
-Valeria..-fue lo último que escuché al bajar las escaleras.
Estar con mi familia no me hacía mucha gracia, me gusta estar sola. Aquí me sentía muy incómoda.
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Un reencuentro inesperado en Barcelona -Pedri González-
RomanceValeria y Pedri se conocen desde los 6 años, ambos han estado enamorados desde los 8 años, pero no lo demuestran por miedo al rechazo.