•53•Travel.

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-Me quedare.-dije con mi mirada hacia abajo.

Empecé a cortar el pasto, tenía nervios, y no sabía el por que.

-Estas mintiendo seguro.-rió.

-No, no lo hago, me quedaré.-lo mire.

Me abrazo por los hombros.

Acepte su abrazo, realmente necesitaba ese abrazo.

-Se que podía convencerte.-sonrió orgulloso.

-Claro que no me quedaré por ti.-lo señalé con mi dedo índice, y me miro ofendido.-Bueno por una parte si.

-Te quiero.-murmuro cuando dejo un beso en mis labios.

-Y yo.













Me encontraba arreglando mi maleta.

Metiendo mi ropa ordenadamente.

Estaba tartamudeando una música, hasta que escuché como se abría la puerta de la habitación en la que me encontraba.

Me giré para ver de quien se trataba, y era Isabel.

Quien venía con su móvil en su mano, y todavía con su pijama puesta.

Y su cabello despeinado.

La mire y me volví a centrar en lo que estaba haciendo anteriormente.

-Hola.-dijo después de bostezar.

-Hola.-respondí seca, ordenando mi ropa.

-¿que haces?-pregunto mirando lo que estaba haciendo.

-Mhm, ¿preparando mi maleta será?-dije obvia.

-Vale, ya se pero, ¿para que la preparas ahora? Si falta que te quedes toda esta semana.-hablo ella, tirandose a su cama.

-Bueno, es que yo mañana me voy.-dije segura.

-¿mañana? ¿Por que?-quiso saber ella.

-Por que extraño mucho Barcelona.-sonreí falsamente.

-¿y se quedara tu padre?

-Yo que se.-me alce de hombros.

-Eres su hija, viajan juntos ¿no?

-Esta vez no.

-¿Estáis enfadados?

-Quizás.-hice una mueca con mis labios.

Ya había acabado con mi ropa, ahora faltaba ir al baño, a coger todas mis cremas para la cara, y mi maquillaje.

Le había ocupado casi toda la parte del lavado a Isabel.

Ella no se echaba absolutamente nada de cremas en su cara.

Pero no le hacía falta, seguía teniendo una piel perfecta.

Fui al baño y cogí las cosas que puede y las lleve a la cama en la que se encontraba Isabel.

Faltaban más, así que regrese, y esta vez si no deje nada.

-Tantas cremas.-pronunció abriendo sus ojos para luego levantarse y mirarlas todas mis cremas.

-Si, las necesito.-solté una risita.

-Buah, yo apenas y me hecho crema para el cuerpo.-rió.

Empezó a ver y tocar todas las cremas que se encontraban en mi cama, y empezó a leer para que se trataba o servía cada una.

Un reencuentro inesperado en Barcelona -Pedri González-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora