Capítulo 4

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Jules Shalom...

Abro los ojos aún adormilada. Un fuerte dolor de cabeza me golpea de repente y me obliga a volverlos a cerrar. Abro lentamente tratando de acostumbrarme a la luz del sol que entra por los cristales que rodean el salón.

Salón que desconozco....

Trato de levantar mi cuerpo cuando un brazo fuerte me lo impide.

Brazo que desconozco...

Uno mento...

¿Dónde carajos estoy?

Miro a mi alrededor la casa o mejor dicho...la mansión en la que estoy. El salón está rodeado por cristales completamente limpios que dan vistas a un jardín y a una terraza con una piscina enorme. Está decorada con colores blancos y café. Escaleras de mármol. Cuadros de Van Gogh que valen una millonada.

¿A caso me secuestraron para ser una dama de compañía de lujo o le acepté una invitación a Eduard?

Miro el brazo que me tiene sujeta de la cintura y sigo la vista hasta llegar a una espalda desnuda , completamente definida y un tatuaje con letras chinas en la parte superior. El chico gira su rostro hacia mi.

Parece un ángel....

Un momento....

¿Quién es este hombre y que hago aquí?.

Trato de recordar algo de la noche anterior. Solo recuerdo la fotografía de Denisse, la cachetada a Andy y a esa chica Mena. Luego no recuerdo más. Me coloco de pie y el chico ni se entera. Busco mi bolso, mi celular y mis zapatos y nada de ellos. Angustiada Tomo un jarrón que he visto en la mesa y con la otra mano un cojín.

Me alejo lo suficiente y luego lanzo el cojín con todas mis fuerzas.

El chico abre los ojos de golpe y mira su reloj.

— ¿Quién carajos eres tú?.
Grito hacia el chico amenazando con tírale el jarrón. El chico al notarme sube ambas manos y se coloca de pie lentamente.

— Calmate — Dice con una voz ronca . Aprovecho para fijarme en ese abdomen de dios. Parece una tableta de chocolate.

Me golpeo mentalmente. No es momento para estar fijándose en esas cosas. Vuelvo a levantar el jarrón y el chico vuelve a levantar sus manos.

— ¿Qué pasó ayer? — Pregunto con tono amenazador.

— Te encontré en la playa completamente ebria , te caíste y te lastimaste una pierna así que te traje a mí casa. Nada más...

Dice con un tono seguro sin dejar de mirarme a los ojos . Bajo el jarrón y lo dejo en la mesa con sus flores, como si nada hubiera pasado.

— ¿Mi celular, mi bolso y mis zapatos no estaban conmigo?.

— Solo una botella de tequila la cual dejé en la playa— dice con tono de burla causándome un sonrojo.

Tiro de mi cabello...

¿Como se supone que regrese a mí casa sin dinero y descalza?.

— No te preocupes. Te dejo en tu casa — Dice al notar mi angustia colocándose de pie y poniéndose una camiseta.

— No es necesario. Yo me las arreglo sola, gracias.

Me dirijo a la puerta y salgo. Cuando comienzo a caminar las piedras molestan. Miro mi reflejo en uno de los cristales de la mansión.

Parezco una pordiosera...

Solo rezo por qué ningún paparazzi me tomé una foto en este estado. Llevo el cabello despeinado, ojeras, el vestido roto por una parte y sin zapatos.

Sirena de Playa.[En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora