Capitulo 36|Final|

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  Narración hecha por tercera persona.

    Nunca se sabe en qué punto exacto tu vida pueda cambiar para bien o para mal y Jules y Rayan tampoco estaban al tanto de ello. Solamente se dieron cuenta cuando dejaron de reír para llorar. Ninguno de los dos contó con enamorarse del otro. Ambos eran orgullosos y rebeldes y la vida les dio el placer de conocer el amor verdadero.

    Dicen que polos opuestos se atraen e iguales se repelen. Pero en esta historia todo quedó plasmado al revés. En esta historia dos chicos con el mismo carácter y el mismo orgullo se enamoraron...y aunque chocaron muchas veces, su amor era tan grande que fue más que suficiente para superar cada momento oscuro, fortaleciéndose más en ello.

    Ahora Rayan no siente vergüenza de presumir la novia tan hermosa que tiene el privilegio de tener, al contrario, va con ella de mano por toda la playa con el mentón bien en alto y gesto sobreprotector. La bella Jules no hace más que sonreír cada vez más enamorada de esta nueva versión de su Rayan. Al igual que el se siente muy orgullosa de su pareja y no deja de demostrarlo con un té amo y besos apasionados despedidos. Ya no siente miedo de amarlo, porque sabe que jamás volvería a lastimarla.

    La pareja sonríe cada vez que una cámara capta sus momentos románticos y ya han pasado a ser la pareja del momento en la cuidad de los Ángeles. Los periódicos dicen con son el uno para el otro y que nunca se había tenido el privilegio de disfrutar de tal relación tan contagiosa de amor puro y verdadero.

   
    — ¿Recuérdas como fue nuestro primer encuentro justo en esta playa y este sitio?— Le pregunta el moreno de melena azabache a su novia y futura esposa...

   — Obviamente. Me secuestraste y me llevaste a tu casa— Responde la chica en una mueca de burla y su novio la envuelve el un abrazo...

   — Pues cuando vi a esa Sirena tan hermosa a la orilla del Mar no pude contenerme — Confiesa con una sonrisa pícara para después besar esos labios que tanto causan en el.

   Jules lo abrazaba mostrando sus sentimientos sin vergüenza ni desconfianza.  Aprendió a aceptarse así misma y que amar no es malo siempre y cuando no dejes de imponer tu bienestar ante todo. Estaba extremadamente feliz porque a pesar de todo el vaivén de emociones y contrariedades, el destino les demostró a ambos dos que eran el uno para el otro aunque eso quedó demostrado desde el primer día, cuando sintieron sus corazones entrelazarse por un latido de amor puro.

                                                Fin.

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   Dies años más tarde.
    

     El sol de los Ángeles y el ambiente veraniego y caluroso de América era tal y como Jules lo recordaba y anhelaba. Sonrió ampliamente cuando notó que casi nada había cambiado en cinco años que se pasó ausente en la playa que tanto significa para ella ya que fue el comienzo de una hermosa historia de amor. Su corazón latió desesperado al sentir la arena en sus pies descalzos, libró su cuerpo de las prendas de ropa que cubrían su traje de baño y justo cuando iba a poder porfin nadar en las aguas que tanto extrañaba...

   — ¡Mamá Dilara no deja de lanzarme arena a los ojos! .

   Sonríe al escuchar la queja de Matthew , su niño de cinco años. Derrotada da media vuelta a terminar con la discordia. Su pequeño era un niño hermoso de cabellos negros y ojos verdes, la copia de su padre y tío, lo único que heredó de ella fue el color de sus ojos y aunque ahora parecía ser la víctima...casi siempre era el agresor ya que era un pequeño demasiado travieso.

Sirena de Playa.[En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora