¿Y si NOS VOLVEMOS a ENCONTRAR?

25- Pau, Los amigos no se besan en la boca

Camino entre las pequeñas calles sin rumbo. Perdiéndome en los detalles de los instantes del día a día que envuelve a esta ciudad entre vecinos y turistas, aunque no como cuando es invadida por miles de personas para su habitual Fiesta de la Cerveza o del Chocolate Alpino.

Me detengo en el Paseo de los Arroyos, escucho el agua correr entre las piedras, los pajaritos cantar a su ritmo y respiro profundo su aire puro. Una mezcla de pino, madera y una sensación que sólo puedo describir como vida, como naturaleza, como una libertad que me hace sonreír el alma.

Analizó la posibilidad de acostarme en sus hermosos pastos, con este clima primaveral podría perderme sin sentido entre la música y un libro, pero continuó hacia el pequeño centro, porque claramente mi visita tiene un fin que no es exactamente el ocio. Camino admirada por la arquitectura Alemana, entre piedras y madera, que invade cada espacio de la avenida, los souvenirs de los negocios y no puedo dejar de sorprenderme de la variedad de cervezas artesanales que se ofrecen. Sonrío como boba al recordar la perseverancia de Fede, por meses, para que tomaramos una.

Ya estuve antes por Villa General Belgrano, miles de veces, pero nunca la recorrí como hoy. Quizás porque tengo tiempo o porque me estoy dejando llevar por mi instinto, por una sensación de curiosidad que me abriga este lugar, una búsqueda de aventura en medio de las decisiones que debo tomar y que por algún motivo no lo hago.

Mi cabeza observa la ciudad deleitándose con su belleza y miles de preguntas se cuelan entre ella, ¿te ha pasado alguna vez?. Juro que quiero frenar, no lo voy a negar, necesito un respiro o ¿quizás tomar de una buena vez la decisión? Puede ser, pero el punto es que algo me detiene. No es que no me haya pasado antes, nunca fui de esas personas que se lanza sin más a lo que quiere, siempre los pro y contras me han perseguido antes de ir por un determinado camino, pero esta vez está siendo más complicado.

<<¿Quiero volver a la ciudad? ¿Dejar todo lo que alguna vez soñé acá para ir tras algo que no sé si va a funcionar? ¿Compartir de nuevo la crianza del día a día con Marco? ¿Perder la tranquilidad y dinámica de Carlos Paz por la euforia de la gran ciudad? ¿Y mis amigos? ¿Podré encontrar de nuevo el equilibrio allá? ¿Y si me vuelvo a perder? ¿Qué pasará con Fede? ¿Fede? ¿Qué tiene que ver Fede?>>. En todo caso las cosas seguirán cómo hasta ahora, siendo amigos pero a la distancia. ¡Encima ese estupido desafío de volver a escribir! Esa manera que tiene de envolverme en sus jueguitos de niños me vuelve loca.<<¿Eso es lo que quiero? ¿Qué es lo qué quiero? ¿Qué es lo qué siento? ¿Por quién, por Fede o por la situación de ir por tus sueños?>>.

Sonrío sin sentido al ver una parejita riendo sobre una moto. Él chico parece que intenta convencer a su conquista que lo agarre fuerte de la cintura mientras está ríe tímida bajo el casco. No dejo de sonreír, la ternura que me transmiten me envuelve junto a viejos recuerdos sin sentido al tiempo que continuó caminando por estas hermosas calles llenas de un no sé qué que me invita a soñar.

Doy vuelta la esquina y la sonrisa me invade el alma. Apartó la mente de aquel instante donde lo vi por primera vez años atrás, parado con el casco en la mano (al igual que ahora) y esa sonrisa de costado que me enloquece; la manera en la que mi cuerpo reaccionó a ese desconocido disparando mis pulsaciones, haciendo que el corazón pareciera que se me iba a salir por la garganta. Sigo creyendo que no es el hombre más guapo que he conocido, de hecho ese puesto lo sigue teniendo Mike, pero tiene <<algo>> que me atrae hacia él. Un algo que lo hace el hombre más atractivo que he visto, que hace que no pase desapercibido. Quizás su manera descarada y magnética de hablar, su seguridad al caminar o tal vez su mirada penetrante, y ese brillo... ese brillo travieso que sale de su sonrisa hasta llegar a sus ojos cada vez que gana un desafío o se sale con la suya.