CAPITULO 23

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Júpiter

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Me levanto feliz y contenta.

Hoy mamá descansa en su trabajo y hoy pondremos nuestro arbolito de navidad, amo estas fechas, claro que me va hacer mucha falta papá pero él no quisiera vernos tristes, y a él también le encantaba la navidad así que este año será en su honor.

Bajo corriendo las pequeñas escaleras que conducen al primer piso de mi casa, y le doy un beso a mama al entrar a la cocina, me sirve el desayuno y nos sentamos juntas.

—Amaneciste muy contenta hoy. —sonríe.

—Sí, hoy ponemos el arbolito —Le digo emocionada y ella se carcajea mientras hago un bailecito ridículo en mi lugar.

—Sigues siendo esa pelirroja pequeña que corría a mí alrededor para ayudarme a colocar las esferas.

—Así es madre. Y cada año de mi vida será igual. ¡AMO LA NAVIDAD! —la escucho reír con ganas.

—Desayuna para ir a buscar las cajas —muerdo mi dona de chocolate blanco y canturreo por su delicioso sabor.

Mi móvil timbra con un mensaje, lo miro de reojo y lo aparto para beber mi café humeante.

—¿Quién era?

—Oscar —me encojo de hombros.

—¿Ya no hablas con él?

—Pues me escribe seguido y me dice que reconsidere y vuelva con él, pero ya tome esa decisión y no voy a dar marcha atrás con él, el que sigue molestando a Roisin es Draven, y eso ya me preocupa, creo que lo de él ya es una obsesión o algo así.

—Bueno si es de preocupar, lo mejor es que ella se lo cuente a Olga ella como su madre, será la única que pueda ponerle un alto a ese mocoso molesto.

—Yo también pienso eso, se lo diré cuando hable con ella. —otra mordida grande.

—Y hablando de chicos. ¿Qué tal el que me presentaste en el restaurante? —abre los ojos grandes— desde cuando eres fan de los chicos guapos y deliciosos. —me carcajeo.

—¡Mamá! —ahora ella se encoje un poco de hombros—. Pues, no lo sé, me gusta estar con él, es un caballero, es grande, fuerte, guapo, le gusto y tal vez un poquito el a mí. Me invito a la celebración de aniversario del pentágono, creo que me la pasare bien con él. Me hace reír mucho. Si me callo muy bien, pero también note la furia de Lucifer.

Me dice y se me borra la sonrisa, me quedo pensando un rato y respondo.

—No he vuelto a verlo desde la cena, de vez en cuando solía mandarme mensajes pero ya ni siquiera eso ha sucedido, creo que se tomó muy enserio mis palabras. Le dije que me dejara tranquila.

—¿Y no es eso lo que querías?

—No lo sé mamá, la verdad lo extraño, pero tengo que ser fuerte, Lucián no me quiere y yo tengo que seguir con eso bien presente en la cabeza.

—Hay mi niña, te estas enamorando de él y no vas a salir bien librada de eso.

—Ya lo sé, pero no puedo hacer nada para evitarlo, te juro que no está en mí es solo que cuando lo veo. ¡Ahg! —lanzo un gruñido de exasperación.

—Yo sé que no baby, cuando alguien encuentra a su hilo rojo, nadie puede romper esa conexión, y yo estoy muy segura que Lucifer es ese hilo. Siempre he pensado que para ser amado tienes que amar también, y si tu sientes esto por él, estoy muy segura que también el siente algo por ti. En el restaurante estaba que ardía de celos.

Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora