Jun Seo Joon se encontraba en su oficina intentando revisar los estados de las tarjetas de crédito de Taehyung y de Jin Ah, pero Jimin revoloteando en su cabeza no le permitía concentrarse. Deseaba al chico cada vez con más intensidad, su rechazo sólo avivaba en él las ganas de poseerlo, no sólo imaginaba constantemente cómo sería tenerlo bajo su cuerpo, Jimin también había invadido sus sueños, excitándolo en las noches, y llevándolo a la odiosa frustración de conformarse con su esposa.
Necesitaba encontrar la manera en que lo aceptara, que le brindara la oportunidad que anhelaba, el único maldito impedimento era el imbécil del fiscal. Sin él, todo sería distinto, tenía esa certeza, todo había sido distinto hasta que él había aparecido en escena. En aquellos días sentía que el aceptaba sus avances, decidió no presionarlo, quería disfrutar de el lentamente, tal como se disfruta de las mejores cosas en la vida. Ahora el parecía estar en alguna clase de relación con el abogadillo de quinta, pero encontraría la manera de acceder a él, todo hombre tenía un precio, o al menos algo por lo que canjearse, un punto débil sobre el cual ejercer presión. Jimin no sería la excepción, evidentemente el dinero ahora no le importaba, pero ya encontraría algo con lo que presionarlo, acorralarlo y tenerlo sólo para él.
Necesitaba empezar a hurgar en su pasado, tal vez hacer un viaje a Busan y reunirse con su ex Jay Park, ya encontraría la manera de idear un plan en el que el no pudiera rechazar una improvisada reunión, y si no podía obtener ninguna información provechosa, escarbaría más a fondo, tal vez averiguaría detalles de su familia en Busan, Jimin se movía por el mundo como si estuviese solo, como una sombra sin pasado, así que seguramente lo estaba escondiendo deliberadamente, y eso sólo significaba una cosa: ese era su talón de Aquiles.
En ese momento una suma realmente exagerada en el estado de cuenta de la tarjeta de Jin Ah, alejó de inmediato a Jimin de su mente. Desconcertado vio como un gasto tras otro parecía ser más excesivo que el anterior. La maldita mujer estaba derrochando demasiado dinero.
Descargó los estados de cuenta de su esposa y tomó los de Taehyung. El, al contrario de su madre, parecía haber reducido considerablemente sus gastos, tal vez estaban saliendo juntos más seguido. Pero Seo Joon no era un hombre de suposiciones, él siempre iba hasta el fondo de todo hasta estar por completo seguro, así que levantó el auricular del teléfono y marcó a su esposa, esperó, pero para mala suerte de el , Jin Ah , iba entrando a su oficina.
Si había algo que le molestase, era que no atendieran sus llamadas, dejó libre un pesado suspiro y colgó con más fuerza de la necesaria mientras revisaba cada compra que la mujer había hecho, tres de ellas en tiendas de ropa.
—¿Qué tanto compra esa maldita mujer? —Renegó frotándose la frente con una de las manos.
Después de varios minutos intentó una vez más comunicarse con su esposa y en la segunda oportunidad escuchó la voz entrando en la oficina.
—¿Dónde carajo estás metida que no atiendes el maldito teléfono? —Le reclamó sulfurado.
—Aquí estoy, Seo Joon, se supone que si no te contesto es porque estoy ocupada, ¿Cuál es la urgencia?. —Le respondió con desdén
—¿Has salido con Taehyung entre la semana pasada y esta?
—No, el está ocupado con los parciales, apenas llega y se encierra a estudiar, mi niño necesita sus zapatos Celine, Seo Joon —Le hizo saber con voz risueña.
—¿Eso quiere decir que tu sola has gastado casi una fortuna este mes? Estoy revisando los estados de cuenta, Jin Ah ¡por Dios! No es posible ¿en qué gastas tanto? Tendré que limitarte la tarjeta.
—Seo joon, no seas tacaño, sólo gasté un poco de más, porque compré algunos vestidos para la fiesta blanca, sabes que no me gusta comprar sólo uno, en el último momento puedo cambiar de opinión.
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EPIFANIA 2 ||YOONMIN||
De TodoEn un mundo donde los secretos son moneda corriente, los lazos de sangre pueden ser tanto una Bendición como una maldición. Yoongi con su egoísmo desmedido desencadenara una serie de eventos que cambiarán la vida de aquellos que lo rodean. Jimin bri...