Yoongi sentía el poder de la mirada de Jimin sobre su boca, era como si pudiese acariciarle los labios con las pupilas y esa sensación de que no había nada más a su alrededor lo invadía. Ese momento de que todo se detenía y que más allá de Jimin nada tenía sentido lo golpeaba.
Adivinaba los deseos de ese hombre que tenía enfrente, sus pupilas suplicaban que lo besara, sus labios entre abiertos lo invitaban a ser saboreados y si algo había aprendido últimamente era a no negarle nada a Jimin, el poseía un maldito poder que lo embrujaba y lo sometía a las pasiones que en él se despertaban.
—Pídemelo —La voz aterciopelada de Yoongi irrumpió en medio de las miradas anhelantes. Fue una exigencia que hizo que la respiración en Jimin se acrecentara y tragara en seco las emociones que se levantaron violentamente exigiéndole lanzarse hacia él.
Jimin no dio ninguna respuesta. Por instinto, con toda la intención de provocarlo se mordió el labio, deslizándolo lentamente entre sus dientes hasta liberarlo, al tiempo que sus manos aprisionaban entre sus puños la seda de su albornoz, conteniendo las ganas que le tenía y rehusándose un poco, sólo un poco, porque quería que fuese él quien tomara la iniciativa.
Como el hombre imperioso que era, luchaba por no ceder. Esperaba que fuese el quien le pidiera o buscara lo que anhelaba.
Jimin quería que lo besara, entonces que diera el primer paso, sin embargo la mirada pitonisa de el empezó a someterlo lentamente, lo deslizaba por su cuerpo, entre ladina y cándida, desmoronándole las fuerzas. En un movimiento veloz llevó su mano y se apoderó de la nuca y al intentar acércalo a su cuerpo el se tensó, no se lo hizo fácil. La mirada de advertencia de esa pantera al verlo rehusarse, lo doblegaban y la fuerza de voluntad se le iba al diablo, por lo que como una presa que se ofrece al depredador, mansa y resignado se dejó arrastrar.
Él hizo más fuerte la presión en la parte posterior de su cuello y acortó la distancia entre ambos, por necesidad cerró los ojos y el sentido auditivo y sensorial se pusieron en guardia. Pudo escuchar como él se pasaba la lengua por los labios y los saboreaba, preparando su propia boca, planeando robarle la cordura ¡y vaya! que lo estaba haciendo porque entre sus piernas empezaba a aumentar la temperatura y el corazón se le instalaba en la garganta, retumbando con cada latido en cada espacio de su cuerpo.
—Pídemelo Jimin —El tibió aliento de Yoongi se fundía en los labios a medio abrir del chico, ante el susurro con voz sedosa de su exigencia.
El con los ojos cerrados aún se rehusaba, mientras escuchaba como a él se le alteraban los latidos y su agarre en el cuello dejaba de ser seguro y se convertía en ese irresistible y arrebatador agarre que lo desarmaba, ese donde exigía más, cerrándole el cuello con ambas manos y sin embargo podía sentir como temblaba ligeramente, aumentando en el la certeza de que tenía el poder para descontrolarlo, para alterar sus nervios.
El sonrió satisfecho y esperaba que lo asaltara con un prodigioso beso en el momento menos esperado, pero los segundos pasaban y eso no sucedía. Sus labios empezaron a latir ante la expectativa, luego a temblar ante la espera, pero sólo podía sentir la respiración de ambos calentar el espacio reducido que se interponía entre sus rostros.
Desorientado, decidió abrir los ojos y se encontró con dos llamas amenazantes que se lo devoraban, lo arrastraban al fuego enigmático que era esa mirada.
Jimin bajó lentamente la vista recorriendo cada milímetro, haciendo una eternidad desde que partió de las pupilas de él y bajó por la nariz hasta anclarse en la boca que lo incitaba, lo atraía con infinita demencia. No pudo seguir con el juego de resistencias, se acercó con el único objetivo de disfrutar de un beso que le dejara los pulmones jadeante, pero antes de llegar al blanco de ataque, éste retrocedió.
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EPIFANIA 2 ||YOONMIN||
De TodoEn un mundo donde los secretos son moneda corriente, los lazos de sangre pueden ser tanto una Bendición como una maldición. Yoongi con su egoísmo desmedido desencadenara una serie de eventos que cambiarán la vida de aquellos que lo rodean. Jimin bri...