Jin había escogido un traje rojo, el cual resaltaba su belleza , su hermoso color de piel y su rostro perfecto, mientras se vestia sonreía feliz y ansioso, muy atento al teléfono.—¡Gracias al cielo, cero gordura , o celulitis! —exclamó emocionado —. Sería inaceptable, me patearía el culo, al verme como un queso.
—Definitivamente es tu día de suerte Jin, mi madre se sentiría orgullosa de mí.
Se encaminó al cajón donde tenía sus joyas, pensando cual sería la perfecta para combinar, cuando el teléfono del intercomunicador irrumpió, corrió al reproductor de audio y pausó la música.
—Es él, bueno son ellos… —dijo corriendo al teléfono, lo levantó y saludó—. Buenos días.
—Buenos días Joven Min Seokjin, somos los guardaespaldas del señor Lee.
—Sí… —Se mordió un grito de felicidad, pero no pudo evitar brincar—. En unos minutos bajo. —Tomando el control de la situación, al respirar profundamente para no parecer un adolescente.
—Gracias Joven.
—De nada, pueden esperar en recepción, tomen asiento por favor —Le dijo y colgó, para marcar rápidamente a la extensión del conserje, el cual atendió casi inmediatamente—. Changbin, hay unos señores en recepción, no son terroristas, son amigos míos, por favor ofréceles algo.
—Bien… bien.—. Gracias por avisar Jin.
—Gracias a ti. —Colgó y regresó a su habitación, donde eligió pulseras y anillos , no creyó conveniente nada mas.
Cuando las puertas del elevador se abrieron en la planta baja divisó a dos hombres sentados en el sofá de cuero marrón, a uno lo reconocía de los que andaba con el señor Lee ese día en el hotel y que le había entregado la tarjeta, al otro… El otro seguro sería uno de los tantos hombres que trabajaban para el magnate.
—Disculpen la demora —dijo para hacerse notar, aunque ya ellos lo habían visto y se ponían de pie.
—No hay nada que disculpar Joven, nos acompaña por favor —
—Sí enseguida los acompaño, voy dejar las llaves con el conserje. —Agitando sutilmente el manojo de llaves. Ellos asintieron en silencio, por lo que se encaminó y llamó a la puerta de cristal.
—Changbin, este fin de semana no voy a estar, por favor está pendiente, estoy seguro que apagué todo, pero por si acaso, aquí tienes las llaves.
—¿Tienes problema con la justicia? Parecen del FBI. — Alargando la mirada hacia los hombres.
—No, son los guardaespaldas de un amigo —dijo sonriendo con complicidad.
—Si así están los guardaespaldas no me quiero imaginar a tu amigo, podrías darle mi número a cualquiera de los dos, aunque prefiero el moreno, la debe tener de a metro —
—¡Eres un puto goloso! —Golpeándole el hombro y ambos rieron—. Bien me voy, ya sabes cuida de mis cosas.
—Con gusto cariño, ahora ve y no pierdas el tiempo… Coge día y noche, día y noche no le des tregua a tu amigo.
—Con las ganas que le tengo, ni que me saque bandera blanca —dijo—. Estoy listo. —Regalándole una sonrisa a los hombres.
Lo escoltaron hasta un lujoso automóvil que los esperaba en frente del edificio, le abrieron la puerta y subió, se sentía nervioso no podía evitarlo, aunque tratase de distraerse observando las calles que conocía de memoria y que eran exactamente igual a todos los días.
Entraron a una suntuosa y solitaria sala de espera, donde sus zapatos hacían eco en el mármol, mientras seguía a uno de los hombres y el otro iba detrás de el que amablemente le llevaba el equipaje.
¡Estaba loco! En su pobre vida había imaginado experimentar este episodio, no tenía cabida y aún no se lo creía, llegaron a un túnel de cristal desde donde pudo observar la pista, había ¡Tres aviones! ¡Tres putos aviones!… Tragó en seco para pasar el asombro que hacía nudo en su garganta y no quería parecer pueblerino.
Al entrar al avión fue atrapado en una burbuja al ver la ostentosidad del interior, tenía unas doce butacas en color blanco, cada una tenía en el posa brazos mantas en color rojo y negro, en las de la izquierda había dos que se miraban de frente y tenían una mesa de centro, una gran pantalla quedaba justo encima de su cabeza de la cual se percató por estar observando el techo.
—Joven puede ponerse cómodo. —Le dijo uno de los hombres y se encaminaba por el amplio pasillo, llegó hasta una puerta la cual señaló.
—. Aquí está el baño y si quiere descansar esta puerta lo llevará al dormitorio.
¡La madre que lo pario! Esto es lujo
—Si necesita algo, cualquier cosa, bebida o comida, cada butaca tiene un botón para comunicarse con la cabina de servicio y con gusto le haremos llegar lo que desee, por el momento tiene agua gasificada y sin gas… No conocemos sus gustos, en diez minutos despegaremos, yo regresaré para hacerle compañía durante el despegue —dijo de manera cordial.
—Gracias, es muy amable. —
—¡El Rey Carlos y yo! —exclamó y sentía ganas de llorar ante la felicidad … ¡No lo puedo creer voy a conocer Japon! Gracias Dios eres muy, muy generoso conmigo, ya sabía que tantas decepciones era porque me estabas guardando algo muy bueno y mira que me has sorprendido. —
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EPIFANIA 2 ||YOONMIN||
De TodoEn un mundo donde los secretos son moneda corriente, los lazos de sangre pueden ser tanto una Bendición como una maldición. Yoongi con su egoísmo desmedido desencadenara una serie de eventos que cambiarán la vida de aquellos que lo rodean. Jimin bri...