CAPÍTULO 40 JI CHANG WOOK

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Si la mirada color fuego de Yoongi tuviese el mismo poder del elemento, Ji Chang Wook estaría ardiendo en llamas y él disfrutaría al ver como empezarían a formársele ampollas en el cuerpo hasta reventársele.

Escucharlo suplicar por ayuda, clamando a un Dios que simplemente se burlaría al ignorarlo totalmente, pero eso no sucedía, no tenía tanto poder y al único quien Dios no había escuchado había sido a él.

El sospechoso se encontraba sentado frente a él, a su lado derecho la hermana y al lado izquierdo, el abogado que el Estado le había otorgado.

Interponiéndose entre el fiscal y el imputado por homicidio calificado, se encontraba una mesa de acero inoxidable, la cual estaba sumamente fría, y la puerta era custodiada por un funcionario policial. Frente a Ji Chang Wook y de espaldas a Yoongi , se hallaba la ventana de expiación, la cual a simple vista era un espejo.

Yoongi se aclaró la garganta y se ajustó un poco el nudo de su corbata roja, tratando con esos movimientos estudiados controlar sus impulsos y ser totalmente profesional.

A su mirada analítica no se le escapaban las evidencias de ese regalo que le había dado meses atrás a Ji Chang Wook . La cicatriz aún rojiza en el pómulo izquierdo mostraba que había requerido varios puntos de sutura.

Sabía que interrogar a Ji Chang Wook sería bastante complejo. Estaba seguro de que el imputado ya había aprendido en interrogatorios anteriores lo que intentaría hacer con él.

Conocía las tácticas que usaría, por lo que debía ser más astuto y encontrar la manera de que soltara la lengua.

—¿Señor Ji Chang Wook sabe por qué se encuentra detenido? —preguntó y la voz adusta presentaban al fiscal de sangre fría.

—Sí señor, me han dicho que por delitos menores, pero no sé exactamente cuáles —contestó con una inocencia falsa.

En Yoongi la rabia aumentó, por lo que tuvo que apretar la mandíbula tratando con eso de retener los impulsos de la pantera que luchaba por salir y obligar al fiscal a seguir inmóvil en su lugar.

El hombre le esquivaba la mirada a Yoongi para que con ésta no sacara ningún tipo de conclusión.

—Hay más que delitos menores —le confesó Yoongi con las pausas necesarias entre cada palabra—. Y está en todo su derecho de saberlo y le informaré que tiene varias causas abiertas por robo, extorsión y posesión de narcóticos... pero esos sólo son pequeños ítems que adornan su expediente. —Con movimientos seguros abrió la carpeta sacando una foto en la cual evitó posar la mirada, y la deslizó sobre la mesa de metal—. ¿Conoce a ésta mujer?

—No tiene que contestar —le aconsejó el abogado defensor.

—Tiene que —exigió Yoongi cortante a su colega en frente sin dejarle opciones a protestar.

—No... no la conozco su señoría —respondió dubitativo sin mirar al fiscal a los ojos—. No creo haberla visto antes.

—¿Está seguro? Mírela bien, tiene tiempo suficiente, nadie lo está presionando, vamos concéntrese —lo instó de manera amable, cuando en realidad sólo quería sacarle la respuesta a golpes.

Ji Chang Wook miraba la fotografía y Yoongi pudo ver como tragaba en seco y el parpadeo duro más de lo normal. En realidad había cerrado los ojos por segundos, tratando con eso de huir del pasado que evidentemente había reconocido.

¡Bingo! Ahí estaba lo que necesitaba. La mujer al lado del hombre también tenía la mirada fija en la fotografía, pero su semblante se encontraba desconcertado, por lo que decidió atacarla a ella. Quería saber hasta dónde sería capaz la mujer de encubrir a su hermano.

EPIFANIA 2  ||YOONMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora