CAPÍTULO 52 NO TODO ES LO QUE PARECE

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Al abrir la puerta, su mirada fue captada por Jimin acostado en la cama. Llevaba puesto el mismo traje. La triste luz del velador sobre la mesa de noche creaba sombras en su rostro iluminándolo sutilmente. Dio un paso dentro de la habitación y cerró la puerta.

En ese momento las imágenes del vídeo cobraban vida frente a sus ojos y se preguntaba por qué Jimin no se lo había contado. Sentía que la molestia empezaba a germinar.

Acortó la distancia que lo alejaba de la cama y al estar frente al lecho se puso de cuclillas. Con su mirada acariciaba el rostro del chico en el cual se marcaban claramente las huellas del llanto. Definitivamente era algo que Jimin no esperaba y que no merecía; él era consciente de todo lo que se había esforzado los últimos días para que todo fuese perfecto, del entusiasmo que mostraba con acciones y palabras.

El anhelaba crecer como diseñador y no había elegido el camino fácil, trabajaba duramente para ganar reconocimiento. Él mismo lo admiraba por eso y alguien con su mala intención se había burlado de toda esa dedicación.

No descansaría hasta averiguarlo y no cesaría hasta que al menos con Jimin logre hacer algo. Lo que sentía por el era intenso, nunca había sentido de la misma manera. Nunca pensó enamorarse y ahí estaba como un tonto con los latidos del corazón acelerado.

Con las yemas de sus dedos le acarició el hombro expuesto, mientras recordaba las palabras de Jimin, en las que le confesaba que había estado en varias oportunidades a un respiro de morir y entonces esa misma sensación de que el corazón se le empequeñecía la vivía con la misma intensidad.

Por experiencia propia, sabía que cuando se evitaba hablar del pasado era porque no había sido el más envidiable y las pocas veces que colindó en el pasado de Jimin la mirada de el era esquiva. Hasta llegar al punto de suplicarle no ahondar más.

Hasta ahora, sólo conocía a Jimin el diseñador, tal vez un poco del Jimin Blackswan; pero del Jimin de Busan lo único que sabía era que una vecina le enseñaba francés y que su abuela tenía conocimiento de meteorología; pero no sabía nada más, nada de padres, ni hermanos, mucho menos novios antes de Jay. Ese Jimin era un completo enigma y podía jurar que escondía grandes demonios como lo hacia él también.

La puerta de la habitación se abrió y apareció Hoseok quien no pasó del quicio.

Puede quedarse, ya es tarde para que regrese. Yo voy a intentar dormir en el sofá, así que hay espacio en la cama.

Gracias Hoseok, prometo no despertarlo —dijo en voz muy baja evitando romper la promesa que acababa de hacer.

Hoseok asintió en silencio y una vez más cerró la puerta, apartándolos del mundo exterior en ese pequeño dormitorio. Un lugar que protegía a Jimin, un lugar donde nadie le haría daño. Se puso de pie y circundó la cama, sentándose con cuidado al otro lado. De espaldas a el, se quitó los zapatos y el saco. También se desfajó la camisa . Se acostó girando sobre su lado izquierdo y lo abrazó por detrás perdiéndose en el aroma que los cabellos negros desprendían.

Pasó su brazo por el torso del chico y lo pegó más a su cuerpo.

No encontraba una sola razón para rechazarlo, ni siquiera tenía ganas de reclamarle nada. Era algo que iba más allá, algo que el corazón no entendía, que no le importaba. Solo quería estar así.

****

Jin caminaba solo hacia su departamento. Sólo tenía que caminar diez minutos y por fin podría descansar. El frío le quemaba las mejillas; sin embargo a sus manos las resguardaba del frío en los bolsillos de la gabardina negra que llevaba puesta y que le llegaba por debajo de las rodillas. Las luces de los autos le iluminaban de manera intermitente el camino.

EPIFANIA 2  ||YOONMIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora