Capitulo 31

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—Hum, lamento muchísimo interrumpir el conmovedor momento...—inició Monoma que estaba parado a menos de un metro de la conmovedora pareja abrazada a orillas del rio.

—Si lo lamentas, no tendrías que estar sonriendo —intervino Shinsou que había intentado mantener a su esposo controlado, en vano y ahora tenía que ser testigo de su locura.

—Como decía —le dió un codazo a su esposo por interrumpir su conversación —Bakugou pareces bastante herido, ¿que tal si sueltas a Todoroki y dejas que te revisemos, eh?

Katsuki se estremeció al escuchar la voz del rubio y, entonces, recapacitando de toda la situación en la estaba se alejó de Shoto con una rapidez que era digna de admiración. Intento correr lo más lejos posible de él pero el mayor lo atrapó con facilidad en su patético escape y se lo colgó del hombro como si fuera una bolsa de papas, provocando que su rostro se pusiera rojizo por la vergüenza y empezará a patalear como un niño para que lo soltará.

— ¡B-Bájame! ¡Que me bajes! ¡Escucha...! ¡Hmmmm! ¡¿Hmm?!

—Oh, el maravilloso hechizo silenciador de KinoRoki —sonrió el de ojos azules al ver al cenizo silenciado —Que nostálgico.

—Neito, te recuerdo que era a ti a quien más silenciaban de nuestro grupo —dijo Testu un tanto nervioso viendo como el cenizo se removía salvajemente en el hombro del bicolor — ¿No tendríamos que ayudarlo?

— ¿Quieres que Todoroki te mate? —bufo el de cabello púrpura —Porque a mí no me apetece morirme hoy.

—A mí tampoco —concordó el rubio y el de cabello plateado solo pudo suspirar.

— ¡Hmmmm! —seguía reclamando el de ojos rojos pero ninguno de los adultos ahí  parecía estar dispuesto a ir a ayudarlo e intento hacerle señales a los discípulos de KinoRoki para que lo hicieran — ¡Hum! ¡Hmmm!

Pero los juniors estaban en lo suyo, completamente ignorando su complicada situación.

— ¡Kota, Eri! ¿Deberíamos agarrar un pez para un bocadillo nocturno? —cuestiono Hikaru ignorando las señales del cenizo y mirando hacia el río con una mueca hambrienta —Me quede con hambre.

—Yo pescó si tú lo cocinas —se ofreció Kota que igualmente tenía hambre.

— ¡Superior Monoma, le llevaremos pescado cuando termine de hablar con Shoto-san! —exclamo Eri con una sonrisa que delataba lo feliz que estaba de ver a su padre agarrando al cenizo — ¡Buena suerte!

¡Malditos sean! ¡¿No se suponía que los discípulos de KinoRoki defendían lo justo?! ¡Deberían ayudar si están viendo un puto secuestro delante de sus ojos!

—Katsuki, estás herido. No te muevas demasiado —indicó el bicolor —Iremos a tratarte en un lugar más tranquilo.

El cenizo quiso seguir quejándose pero Todoroki parecía ajeno a todo lo que hacía. Sero se paró a su lado cuando empezaron a caminar hacia una posada y aunque le hizo claras señales para que le ayudará, él se encogió de hombros y se excusó.

—Todoroki es el cultivador más poderoso del continente, Bakugou. No ganaría contra él ni estando en mí mejor condición —reconoció el azabache —Menos si te tiene entre sus brazos. Sería un suicidio pelear contra él.

—El superior Monoma solo debería rendirse —se rió Yuta que cambiaba a un lado de su padre y ni se inmuta con la mirada de enojo del cenizo —Además, por su culpa mi padre me regaño. Es la primera vez que hago mal una tarea que él me dió. No espere que lo ayude en el futuro a escaparse del Dragón Blanco, superior Monoma.

En síntesis, no tenía en todo el grupo ningún aliado que lo ayudara a escapar del bicolor.

El cenizo acepto finalmente su destino de ser llevado como costal de papas hacia la posada donde estaban Kendo y Rin, la ansiosa mujer y su hija los esperaban en la entrada. La femenina se mostró bastante sorprendida por el grupo que traían pero se guardó las preguntas para sí misma y reviso a los demás.

¡Bienvenido de vuelta, Gran Maestro! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora