Capítulo 7

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[Volví ❤️. Las actualizaciones serán ahora una los viernes y la otra posiblemente entre martes y jueves ❤️]

En el clan KinoRoki era una regla básica el levantarse a las cinco de la mañana y acostarse a las nueve de la noche. Se decía que de esa forma se aprovechaba mejor el día y el descanso por las noches. Si se dormía de más, se consideraba a la persona floja y perezosa.

Por lo tanto, cuando Kota llegó a despertarlo con el desayuno y le dijo que eran las diez de la mañana, Katsuki le tuvo que preguntar porqué le dejaron dormir tanto tiempo. La regla implicaba a todos, incluso a aquellos que no eran miembros de la secta.

—Shoto-san dijo que no te molestarán —le respondió el azabache —A nosotros también nos resultó confuso pero la maestra del clan menciono que estaba bien.

El cenizo no sabía que decir a eso y el joven no se quedó a hacerle compañía, le dijo que tenía que volver a su entrenamiento. Así que, se quedó en la habitación con su desayuno vegetariano. En KinoRoki no se comían animales y no se usaban condimentos, ni sal ni azúcar en exceso. Ya ni quería probar el desayuno pero cuando noto que traía huevos y olía a café, su estómago gruño y acercó la bandeja hasta su regazo. Tenía una taza con café, huevos sobre pan tostado y una galleta con chips que parecían ser de chocolate.

Bakugou empezaba a preguntarse si estaba realmente en el clan KinoRoki o si lo habían llevado a otro lado. Un simple vistazo a la habitación le indico que seguía en el mismo lugar que el día anterior y que las cosas que hizo ayer sí que pasaron por mucho que intentará imaginar que era un sueño.

Su rostro se enrojeció en lo que recordaba cuando se subió al regazo de Todoroki y dijo una cosa vergonzoso tras otra, ¡había perdido la cabeza! ¡menos mal que el bicolor no estaba cuando se despertó porque no podría haberle visto la cara! Se quería arrojar de un risco y morirse, ahora cuando lo viera tendría que fingir que no recordaba nada de la noche anterior.

Pero no me esperaba que a ese bastardo le gustarán los hombres.

Bueno, para empezar, no esperaba que al Dragón Blanco conocido por ignorar a todas las bellezas que parecían querer morir entre sus brazos le interesará otro ser humano. Vamos, el cenizo conocía bien a ese frío bastardo, nunca mostró el menor interés en nadie y jamás aceptaba las propuestas indecentes. Podría ser porque la educación en KinoRoki era estricta y anticuada, pero eso no quitaba la propia voluntad del bicolor de negarse a las personas. Hubo un tiempo donde incluso le daba asco ser tocado por otros o, al menos, eso le decía su expresión cuando veía a Kirishima que le ponía una mano en el hombro o a Kaminari que intentaba abrazarlo.

Sin embargo, al pensar en la forma en que le miró y lo tocó, el de ojos rojos sentía un escalofrío. Esa no era la manera en que un hombre desinteresado actuaba. No obstante, eligió no darle muchas vueltas a ese asunto, se dedicó a terminar su desayuno y luego, se levantó del futón y salió de la habitación.

La bañera ya no estaba, tampoco el desastre que dejó al caerse y en la mesa habían papeles y un cuenco con tinta junto con una pluma. Shoto debió dejar todo ordenado y le dió un par de cosas para entretenerse. Pero Katsuki no tenía intenciones de quedarse encerrado en esa habitación, busco ropa adecuada para salir al exterior y se encontró con un extraño conjunto negro que era de su talla. No sabía si era Kota quien lo había dejado por órdenes del bicolor o si fue el mismo Shoto quien se lo dejo, pero estaba agradecido de no tener que usar el color blanco de KinoRoki. Se ensuciaba muy facil y no iba con él.

En cambio, el traje que le dejaron si iba con él, era negro con el pantalón gris y un cinturón rojo. Cómodo y traía su propia bolsa atrapa espíritus. Esa bolsita si era de color blanco con el símbolo del clan en color azul. Como pensó que era bonita se la quedó y guardo entre el pliegue de sus ropas.

¡Bienvenido de vuelta, Gran Maestro! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora