Capítulo 36

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[Pasado : El camino de la soledad y la destrucción. La caída del clan Lunar]

Bakugou-san, Bakugou-san.

El cenizo abrió lentamente los ojos, su cuerpo herido y adolorido le reclamó todos sus movimientos pero no le interesó. Busco a su alrededor la figura del bicolor y lo encontró a su lado, con la cabeza inclinada hacia la derecha. Su garganta se cerró con miedo pero antes de entrar en pánico, le colocó una mano en el cuello y sintió su pulso.

Era muy débil, pero seguía con vida.

Bakugou-san.

—Te estoy escuchando —susurro para no despertar al bicolor — ¿Qué sucede?

Él está muriendo.

Katsuki sintió un escalofrío al escuchar eso. No podía ser posible pero sabía que lo era, ¿cuánto tiempo llevaban en esa cueva, heridos, sin comida y agua? ¿cuánto tiempo llevaba el bicolor soportando la herida en su tobillo, la cual era un enorme corte en horizontal, sin tratamiento y que ahora se encontraba hinchado?

Podían morir. Esa era una realidad.

—Saigai, ¿puedes matar a la bestia demoníaca del lago y hacer que salgamos por el agua?

El cuerpo de Bakugou-san no soportaría la carga de mis poderes.

—No te pregunté eso, ¿puedes matar a esa bestia y sacarnos de aquí sí o no?

Hubo un breve silencio donde el cenizo se dedicó a tocar las mejillas frías del contrario. Aún estando cerca del fuego, todo su cuerpo se encontraba frio y tenía muy poca energía espiritual, porque tontamente la gasto en él. Sus labios se fruncieron al imaginar el dolor que debía estar pasando.

Tenía que sacarlo de esa cueva.

Puedo hacerlo.

—Bien —acarició la mejilla del bicolor y se puso de pie, colocó unos cuantos talismanes de protección improvisados con hojas a su alrededor —Hagámoslo.

El de ojos rojos podía sentir que La Calamidad no estaba de acuerdo con sus acciones pero lo ignoro y camino hacia donde estaba el agua, sintiendo una horrible pestilencia a sangre y vio los cadáveres destrozados de muchas personas en la orilla del agua. La bestia demoníaca que se había mantenido en el centro del agua al verlo se acercó con rapidez y el cenizo solo cerró los ojos, dejando que la energía demoniaca que tenía La Calamidad se hiciera cargo de todo.

De repente, los cadáveres que quedaban intactos se levantaron para atacar a la bestia demoniaca, las espadas se movieron locamente hacia su cuello para cortarla y el agua se tiño se rojo. La energía de color negro y carmesí fue envolviendo el cuerpo del cenizo, haciendo que olvidará el dolor de sus heridas y su mente fuera llenada de pensamientos de ira y resentimiento.

Hizo todo lo posible por mantenerse cuerdo mientras La Calamidad trabajaba. Un cultivador demoniaco tenía la capacidad de mantener su mente serena ante los pensamientos impuros que traía la energía demoniaca, no se dejaba dominar por ellos, por eso era importante un perfecto control de sus emociones. Si lo tenía, se volvería loco y mataría indiscriminadamente.

Una vez La Calamidad acabó con la bestia demoníaca, el cenizo sintió un fuerte mareo y vomito sangre, su cuerpo se sentía débil y agotado, como si hubiera sucumbido por un largo cansancio. Pero aún así se mantuvo en pie y guiado por una extraña energía que salía del cadáver de la bestia demoniaca, se le acercó. Una de las espadas que estaban clavadas en su cuello poseía una enorme cantidad de energía resentida, como si la hubiera acumulado del ataque y de la propia bestia. El cenizo miro con curiosidad la espada y la quitó, de inmediato, la energía resentida lo envolvió pero la obligó a mantenerse dentro de la espada, la cual se volvió de un tono rojizo como la sangre. Desde el metal hasta la empuñadura.

¡Bienvenido de vuelta, Gran Maestro! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora