Capítulo 59

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Bakugou podía sentir que alguien le abrazaba de la cintura con fuerza y a la vez, unos pequeños golpes en la puerta. Fue abriendo lentamente los ojos al mismo tiempo que sentía que Todoroki le abrazaba más fuerte y pegaba sus labios a su cuello.

—...Sho, hay que abrir la puerta, puede que sea Eri o Sero.

El bicolor soltó un leve hmm que el cenizo no supo interpretar si era porque no se quería despertar o porque no lo quería soltar. Pensó que podría ser una mezcla de ambas y se rió, en lo que se daba la vuelta y dejaba un pequeño beso en los labios del mayor.

Ese pequeño beso provocó que abriera los ojos.

—Ya es hora de que nos levantemos, ¿no crees? Los de KinoRoki no son holgazanes —dijo el cenizo —No se quedan en cama todo el día.

—Hay excepciones —murmuró el bicolor con la voz ronca.

— ¿Cómo cuáles? —quiso saber el cenizo por curiosidad.

—Como cuando dormimos con la persona que amamos. La idea de levantarse es desagradable.

Katsuki no podía creer que se estuviera sonrojando por estar escuchando tal tontería salir de la boca de un adormilado Shoto. Además, cuando abrió los ojos para verlo y lo vio sonreír, estaba seguro de que su corazón no podría estar latiendo más fuerte.

Pero los golpes en la puerta se volvieron a escuchar y él realmente quería saber quién era.

—Es hora de levantarse —insistió sin parar en la mirada del contrario y olvidando que tenía el rostro sonrojado —Ahora.

El Dragón Blanco de KinoRoki acepto la derrota y soltó a su hermosa presa para verlo levantarse de la cama en camino hasta la puerta.

La persona que había tocado era Hanta.

—Lamento molestarlos pero ya me estaba preocupando un poco —se disculpo el azabache, en especial, con el bicolor que le vio de malhumor — ¿Quieren salir a comer? Han pasado un día entero durmiendo.

— ¿Un día entero?

Katsuki estaba impresionado por lo que escuchaba. Habían llegado a TemKam temprano por la mañana y todo el asunto con Izuku se terminó en la tarde, sin que llegaran a ver el atardecer. No podía creer que hubiera dormido tanto.

—No te preocupes, Bakugou. Tu cuerpo es un tanto débil y lo sabes, pero también es muy sensible a la energía resentida por lo que me contó Ryu —dijo el azabache —Que duermas por muchas horas es normal. Más si estás agotado emocionalmente y mentalmente.

El cenizo dió un leve asentimiento al escuchar esas palabras. Sero le puso una mano en el hombro y le sonrió. Tenía leves ojeras debajo de los ojos pero después de eso se veía bien.

— ¿Quieres cenar? Ryu te contará todo y Kirishima también —dijo el azabache —Te servirá escucharlos.

—De acuerdo pero, ¿mi viejo como está? —quiso saber el menor — ¿Y los discípulos de KinoRoki?

—Tu padre está bien, tu hermana se ha quedado a su lado y tiene un buen pronóstico —aseguró el de ojos ónix —En cuánto a los discípulos de KinoRoki han sido de mucha ayuda con los heridos de la secta. Les dí habitaciones adecuadas para su descanso.

Bakugou se sintió aliviado de escuchar todo eso y en ese momento, Todoroki llegó hasta él, abrazándolo por la espalda y colocando las manos sobre su estómago. Le miro de reojo, con las mejillas un poco rosadas por la cercanía pero el más alto solo le sonrió.

Quizás todavía seguía algo ansioso. O quería sentirlo cerca. De todos modos, aparte de sentir algo de vergüenza y tener que ver la sonrisa divertida del azabache, no le causaba ninguna molestia la cercanía.

¡Bienvenido de vuelta, Gran Maestro! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora