Capitulo 26

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La posada contaba con aguas termales, servicio a la habitación y olía increíblemente dulce gracias a que estaba rodeada de naranjos. La atendía una pareja de ancianos, un hombre rechoncho que al ver a Rin y Ritsu parecía que estaba viendo a sus propios nietos y una mujer, que al ver a Katsuki pensó de inmediato en casarlo con su hija, ya que era un muchacho muy lindo y bonito que la enamoró a primera vista.

Dejando ese primer encuentro de lado, la pareja les dió una habitación grande y unos pases a las aguas termales. El cenizo pensó que no estaría mal el darse un baño antes de la cena y Ritsu también quería hacerlo. Como el niño usaba un kimono que después de tanto viaje estaba sucio, el cenizo le pidió a la posadera que si podía conseguirle ropa y ella lo hizo con gusto, incluso se ofreció a buscarle ropa para su bebé.

Cuando se refirió a Rin como suya, el cenizo se sonrojo pero no lo negó. No tendría sentido hacerlo y se vería más extraño que andará de viaje con dos niños con los cuales no tenía lazos de sangre.

De camino hasta las aguas termales, noto que Ritsu estaba más despierto, la pequeña y corta siesta que tuvo en el regazo de Glotón parecía haberle borrado el cansancio del rostro. O podría ser que el niño solo estuviera actuando para no parecer débil ante él. Si ese era el caso, podría entenderlo.

Las aguas termales estaban totalmente a su disposición. En palabras de la pareja de posaderos ese día no había ido nadie a su establecimiento, lo cual era común, no estaban en una época de viajeros. Las demás posadas podían tener más clientes por ser de una calidad más alta pero no estaban seguros.

A Bakugou le agrado lo tranquilo de la aguas termales y que no hubiera nadie para molestarlos. Dándole a la bebé a Ritsu fue a remojarse con un poco de agua fría y luego agarró a la niña, espero que el de cabello plateado se mojara con el agua primero y después fueron juntos hasta las aguas termales.

—No nos quedaremos mucho así que disfrútalo, mocoso —aconsejó el cenizo, apoyando a la bebé contra su pecho y notando que ella parecía somnolienta —Los tres necesitamos dormir.

—Esta bien —hizo un puchero el platinado que estaba disfrutando de la cálida sensación del agua y mirando hacia el mayor, hizo una ligera mueca —Katsuki-san, ¿tiene pareja? ¿es casado?

—No, no lo soy —contestó el de ojos rojos — ¿Por qué?

—Tiene marcas de amor. Así las llama papá —señalo el menor hacia el cuello y los pectorales del cenizo.

Katsuki sintió que el rostro le ardía. Se había olvidado que uno de los traficantes también hablo de sus marcas. Antes no pudo hacer la asociación ya que el hombre le parecía grotesco, aparte de que la miraba con una lujuria que le resultó desagradable. Pero cuando Ritsu señalo sus manos, con inocencia y hablando con ternura, recordó a Shoto y la noche que pasaron juntos.

Había sido él quien dejó las marcas en su cuerpo. Esas marcas que poco a poco irían desapareciendo.

— ¿Katsuki-san? Perdón, ¿d-dije algo malo? —tartamudeó nervioso el menor al ver que el cenizo había puesto una expresión distante y triste — ¿Katsuki-san?

El mayor movió la cabeza ante los llamados del niño y al verlo tan preocupado por él, suspiro y le pasó una mano por el cabello.

—No dijiste nada malo, es solo que estaba pensando en alguien —admitió el cenizo —A alguien a quien no volveré a ver.

—Oh, lo siento —bajo la cabeza el niño con un puchero pero antes de ponerse triste, se le ocurrió una idea —Katsuki-san, ¿no le gustaría ir a mi clan? ¡le aseguro que es mucho mejor que todo lo que hay en HaShima! ¡Y mí familia lo trataría muy bien!

¡Bienvenido de vuelta, Gran Maestro! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora