34. Homónimos.

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Había vuelto a su hogar.

No mentiría, la había pasado muy bien con la albina, quizás no hicieron mucho pero algo le decía que eso podía ser diferente en otra ocasión, eso ya lo verían después, por ahora.. tal vez tendrían otra cita en los siguientes días.

Estando en su casa, aún tenía ciertos asuntos que atender, cómo lo era Charmcaster con todos sus recuerdos, esperaba que su prima Gwen pudiera ayudarla, de primera mano sabe que no es para nada peligrosa en su estado actual, pero.. no sería correcto dejar así. Vivir pensando que eres otra persona y olvidando tú verdadera identidad.. debe ser el peor castigo que una persona puede recibir, y aún cuando ella no es precisamente una santa ni la mejor persona posible, hacer lo correcto era lo importante, y eso es lo qué procuraría hacer.

Debía admitir que extrañaría tener a un igual, esto no era lo mismo que con Albedo, con ella compartía gustos pero no eran iguales, con esta "versión" suya, era como tener a un hermano.. o hermana, la verdad aún no sabía cómo expresarlo, así que solo le diría Charmcaster.

Era un asunto muy complicado, los detalles los discutiría con Gwen.

Habitación de Ben









Estaba mensajeándose con Albedo, diciéndole que se había divertido bastante con ella el otro día, preguntándole si le gustaría salir ya que tenía en mente algo, y quería ver si aprovechaban, aunque por supuesto tomaría en cuenta su disposición, quizás no podría algún día en específico, lo cual dudaba mucho. La peliblanca le respondía que ella siempre iba a poder salir con él, solo necesitaban acordar una hora y ahí estaría, o él podría venir por ella, cualquiera de esas opciones estaría bien, el castaño solo sonreía, a veces lo dice muy seguido pero de verdad que ella no era cómo otras chicas.

Y.. por su parte Charmcaster, o "Ben" estaba viendo la televisión, escuchando las risas de Ben por lo que estaba un poco.. no harta pero si fastidiada, aún cuando ya entiende mejor las relaciones estar cerca de alguien con pareja le incomoda, ya que no sabía cómo comunicarse.

Lo cual era raro ya que normalmente ese tipo de cosas no le molestan.. de verdad que necesitaba volver a la normalidad.

- ¿Y a ti qué te pasa?, hace un momento estabas viendo la televisión cómo si nada.. y ahora te veo bastante.. ya sabes, desanimada—Decía con una leve sonrisa— no es mi intención molestarte, pero en tu situación actual a veces me cuesta recordar que.. eres yo—Dijo mientras se rascaba la cabeza, acercándose a Charmcaster, preguntándole si le gustaría jugar videojuegos o que comieran papas con chile, solo tenía que decirlo y él se encargaría de todo, ya que.. bueno, no le gusta verla decaída.

- No es eso.. es solo que, han pasado unos días desde que estoy en el cuerpo de Charmcaster, y.. realmente pensé en eso de ponerme más cómodo mientras sea ella, pero ahora no sé, quizás eso sería demasiado de mi parte, tampoco es como si me fuera a quedar así para siempre.—Decía ya un poco más animada, a lo que aceptaba jugar videojuegos, no todos los días podía jugar consigo mismo, aún pareciéndole muy extraño que este se relacione de esa forma con Albedo, pero él sabrá lo que hace, no es nadie para juzgar.

- Me alegra de que no te cierres a jugar un poco, hay un juego de peleas de los sumos golpeadores que ya tenía ganas de probar en mi propia consola, y no te preocupes, te dejaré elegir primero a tu personaje, yo ya tengo algo de experiencia, aunque debo de admitir que no soy muy bueno—Decía honestamente, quiere mejorar para cuando toque su revancha con Albedo darle algo de pelea, ya que.. no tiene nada de vergüenza en reconocer que no tuvo oportunidad cuando jugaron en su apartamento, la habilidad de la albina se notaba.

Enfermo y loco Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora