11. Amienemigos

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Después de la explosión de Pedri, Maddy y Pablo sabían que tenían que resolver sus diferencias, al menos superficialmente

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Después de la explosión de Pedri, Maddy y Pablo sabían que tenían que resolver sus diferencias, al menos superficialmente. La tensión afectaba a todos, y aunque les costaba admitirlo, su comportamiento estaba fuera de control.

Esa noche, Maddy decidió confrontar a Pablo. Lo encontró en la sala de estar, absorto en su teléfono.

—Tenemos que hablar —dijo Maddy con firmeza, cruzando los brazos.

Pablo levantó la vista, sorprendido por su tono serio.

—¿Sobre qué? —preguntó, aunque ya intuía la respuesta.

—Sobre lo que dijiste. Sobre que soy una persona falsa y que finjo mi personalidad. Eso fue cruel, Pablo.

Gavi suspiró, sabiendo que la confrontación era inevitable.

—Bueno, tú tampoco has sido muy amable conmigo, Maddy. Siempre me estás buscando pleito.

—¡Eso no justifica lo que dijiste! —replicó Maddy, sus ojos brillando de ira contenida—. No soy falsa. Trato de ser amable contigo, pero tú no lo haces nada fácil.

La discusión se intensificó, con ambos levantando la voz y sacando a relucir viejas peleas. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se detuvieron, respirando pesadamente.

—Esto no está funcionando —dijo Maddy, más calmada—. Necesitamos encontrar una manera de coexistir, al menos por el bien de los demás.

Pablo asintió, también bajando la guardia.

—¿Qué sugieres?

—Hagamos un trato —propuso Maddy—. Seremos amigos en público, o al menos actuaremos como tales. Y en privado... podemos seguir odiándonos si es necesario.

Pablo la miró, considerando su oferta. Era una solución imperfecta, pero mejor que la constante guerra que habían estado librando.

—De acuerdo —dijo finalmente—. Amigos en público, enemigos en privado. Trato hecho.




Al día siguiente, comenzaron a poner su plan en acción. Cuando Pedri, Ansu, Ferran y Eric llegaron, se sorprendieron al ver a Maddy y Pablo charlando amigablemente en la cocina.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Ferran, con una ceja levantada.

—¿Finalmente han hecho las paces? —añadió Eric, incrédulo.

—Sí, hemos decidido dejar nuestras diferencias a un lado —dijo Maddy con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Por el bien del grupo.

—Es verdad —dijo Pablo, forzando una sonrisa—. No más peleas inútiles.

Sus amigos intercambiaron miradas escépticas pero aliviadas. No podían creer lo que estaban viendo, pero decidieron aceptar la aparente tregua.

Más tarde, mientras estaban todos en la sala viendo una película, Maddy y Pablo mantuvieron la fachada. Maddy incluso le pasó un tazón de palomitas a Pablo con una sonrisa.

—Gracias, Maddy —dijo Pablo, también sonriendo.

—De nada, Pablo —respondió ella dulcemente.

Sin embargo, en el momento en que los demás miraron hacia la pantalla, Maddy susurró:

Idiota.

Pablo respondió en el mismo tono bajo:

Hipócrita.

Pedri, Ansu, Ferran y Eric se miraron de reojo, preguntándose si realmente habían oído lo que pensaban. Pero al girarse, solo vieron a Maddy y Pablo sonriendo.

La comedia de apariencias continuó. En público, se ayudaban mutuamente, se sonreían y parecían llevarse de maravilla. Pero en cuanto los demás no estaban mirando, los insultos y las miradas de odio seguían brotando.

—Pásame la sal, por favor —dijo Maddy en la cena, con una voz dulce.

—Claro, aquí tienes —respondió Pablo con igual dulzura, sus manos rozándose brevemente.

—Gracias, idiota —susurró ella.

—De nada, bruja —replicó él.

El grupo empezó a notar algo raro en esa "nueva amistad", pero por ahora, estaban dispuestos a disfrutar de la paz relativa.

Durante otro dia de películas, Maddy empezó a sentir el cansancio de los últimos días. Poco a poco, fue recostando su cabeza en el hombro de Pablo, quedándose dormida. Pablo se tensó al instante, sintiendo el calor y el suave olor a fresa y vainilla del cabello de Maddy.

Intentó moverse, pero no quería despertarla y enfrentar las preguntas de los demás. Su corazón latía más rápido de lo normal, nervioso por tenerla tan cerca. Aunque trataba de mantener la calma, no podía evitar notar lo bien que se sentía tenerla ahí, junto a él.

—Eh, Gavi—susurró Ansu desde el otro lado de la sala—. Parece que tienes compañía.

Pablo forzó una sonrisa.

—Sí, parece que sí —respondió, tratando de sonar relajado.

Mientras la película continuaba, Pablo intentaba concentrarse en la pantalla, pero el peso y la cercanía de Maddy lo distraían. Sentía un escalofrío recorrer su espalda cada vez que ella se movía ligeramente en sueños.

Al final de la noche, cuando Maddy despertó y se dio cuenta de su posición, se sonrojó y se apartó rápidamente.

—Lo siento —murmuró, evitando mirar a Pablo a los ojos.

Pablo sacudió la cabeza, tratando de parecer indiferente.

—No pasa nada.

Pedri, que había estado observando desde el otro extremo de la sala, no pudo evitar reírse.

—¿Qué pasa con ustedes dos? Antes se mataban y ahora son mejores amigos. Esto es raro, pero mejor. Al menos no tengo que escuchar sus peleas.

Maddy sonrió, intentando mantener la fachada.

—Solo decidimos que es mejor llevarnos bien. Más fácil para todos.

Pablo asintió, siguiendo el juego.

—Sí, solo un cambio de perspectiva.

Pero cuando Pedri y los demás no los veían, Maddy y Pablo seguían lanzándose miradas asesinas y murmurando insultos. Sin embargo, por el bien de la paz y la tranquilidad en la casa, estaban dispuestos a mantener la farsa, aunque solo fuera por un tiempo. Lo que no sabían era que pronto tendrían que mantener otra farsa, una que implicaba fingir ser más que buenos amigos.


 Lo que no sabían era que pronto tendrían que mantener otra farsa, una que implicaba fingir ser más que buenos amigos

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creen que Gavi ya está enamorado o aun no????🫣

The alchemy | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora