Madelaine González, la estrella en ascenso de Hollywood y hermana del famoso futbolista Pedri González, se muda a Barcelona. Allí conocerá a Pablo Gavi, la joven promesa del Barça y mejor amigo de su hermano.
¿Qué pasará cuando Madelaine intente ad...
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—¿¡QUÉ CREEN QUE HACEN!? ¡HOY ES DÍA DE PARTIT, DEBERÍAN ESTAR CAMBIADOS Y LISTOS PARA SALIR A CALENTAR! —gritó Xavi Hernández. Maddy estuvo a punto de taparse los oídos por lo fuerte que gritó el entrenador del Barça.
Xavi estaba a punto de darle una colleja a Ferran y a Pablo, quienes se quedaron congelados ante la voz de su entrenador, aún dándole la espalda e impidiendo que él pudiera ver a Maddy. Sin embargo, Xavi se detuvo cuando vio una cabellera rubia y un rostro conocido. Su rostro pasó de enojado a una amplia sonrisa.
—¿Pero qué es esto? Pedri, no me dijiste que tu hermana venía al partido de hoy —dijo un Xavi muy animado.
—Sí, míster, ha sido una sorpresa para todos —dijo un nervioso Pedri mientras se rascaba la nuca.
—Xavi Hernández —extendió su mano a modo de presentación el entrenador del Barça, como si necesitara decir quién era.
—Madelaine —dijo Maddy, un tanto congelada y nerviosa, pero aun así continuó—. Es un verdadero placer conocerlo.
—¿Qué dices? El placer es todo mío —dijo Xavi. Todos se encontraban sonriendo, excepto Pablo, claro, porque sí, incluso Xavi parecía ser un fan más.
—No, no, en serio, usted ha sido uno de mis jugadores favoritos del Barça desde que tengo memoria. Me alegra mucho verlo —dijo Madelaine, ahora con emoción.
Ante este comentario, Xavi solo pudo sonreír aún más y decidió darle un abrazo, al que ella correspondió con gusto. Cuando se separaron, Maddy permaneció al lado de Xavi, y este miró a sus jugadores con una mirada un tanto amenazante.
—Ahora, ¿qué les parece si ustedes se largan de aquí y van al vestuario? Y yo me quedo con Maddy, ¿eh? —no dejó ni que dijeran una palabra—. Vamos, vamos, no los quiero ver aquí.
Todos asintieron, y Maddy reprimió una sonrisa al ver a los chicos con cara de perrito regañado, excepto Pablo, que tenía una cara de perrito molesto. Porque Pablo no podía creer que tuviera que aguantar regaños por culpa de alguien que acababa de conocer.
Antes de que se fueran, Maddy se acercó a desearles buena suerte a todos. Abrazó primero a Eric, luego a Ferran, y después a Ansu. Una vez se marcharon estos, se despidió con un abrazo un tanto más largo de su hermano, le deseó buena suerte y estuvo a punto de derramar una lágrima, pues estaba muy emocionada de ver jugar a su hermano en el Camp Nou.
Pablo permaneció detrás de Pedri en todo momento, esperándolo a que terminara para poder irse a cambiar. ¿Pero por qué no se fue antes? ¿Acaso estaba esperando que ella le deseara buena suerte? No, no, para nada.
Una vez Pedri se separó del abrazo, le hizo una seña a Madelaine, a lo que ella entendió y se acercó a Pablo.
—Buena suerte en el partido, Gavi —dijo Madelaine con una sonrisa sincera. —Gracias —dijo Pablo, intentando que pareciera una sonrisa.