21. You're The Only Friend I Need

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You're the only friend I need
    Sharing beds like little kids
      We'll laugh until our ribs get tough
                  —Ribs, Lorde

You're the only friend I need    Sharing beds like little kids      We'll laugh until our ribs get tough                  —Ribs, Lorde

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Maddy llegó a casa después de un día agotador en el Camp Nou. Había sido un torbellino de emociones. Mientras se quitaba el abrigo, su mente seguía dando vueltas con los eventos del día.

Encendió la televisión con la esperanza de distraerse un poco, pero se encontró con algo que no esperaba: las noticias estaban llenas de imágenes de ella y Pablo en el partido, junto con titulares sensacionalistas sobre su relación.

Su corazón comenzó a latir con fuerza, una mezcla de ansiedad y frustración. Estaban en todas las noticias deportivas, noticias de USA, España, Francia. En los titulares de los periódicos digitales, redes sociales, la historia principal era ella y Pablo. Hablaban de la tarjeta roja de Pablo, del gesto apasionado entre ambos en el estadio, de los rumores de un romance entre la actriz mundialmente conocida y la joven promesa del Barça.

Aunque toda su vida había estado bajo el ojo público debido a su carrera como actriz, la intensidad de la prensa española era algo completamente nuevo para ella. La forma en que los medios de comunicación se aferraban a cada detalle de su vida personal la hacía sentir vulnerable y expuesta de una manera que nunca antes había experimentado.

La prensa española era otro nivel de casi crueldad, donde los tabloides no tenían reparos en especular y exagerar los eventos más insignificantes.

Maddy luchaba por mantener la compostura mientras veía cómo su vida se convertía en el foco de atención de todo el país. Se sentía como si estuviera siendo juzgada en cada paso que daba, y la idea de que sus acciones pudieran ser malinterpretadas la atormentaba.

Pablo entró en la sala en ese momento y vio la expresión preocupada en el rostro de Maddy.

Se acercó an ella con pasos suaves y la rodeó por la cintura desde atrás, envolviéndola en un abrazo reconfortante. Maddy sintió el calor de su cuerpo contra el suyo y se relajó un poco ante su contacto.

—Está bien, Mads—susurró Pablo, su aliento rozando su cuello—. No te preocupes por lo que dicen. Ellos no saben nuestra verdad.

Maddy se relajó un poco ante el contacto reconfortante de Pablo, pero la ansiedad seguía latente. —No puedo evitarlo. Es todo demasiado —murmuró, sintiendo la calidez de su abrazo y el aroma reconfortante de su colonia.

A medida que la calidez de su abrazo se filtraba en ella, también despertaba una sensación diferente. Un hormigueo recorría su cuerpo y su corazón latía con fuerza, pero esta vez no era solo por la preocupación. Había una tensión creciente entre ellos, una atracción que se había vuelto imposible de ignorar.

Pablo la apretó más contra él, deseando poder calmar sus preocupaciones con solo su presencia. —Lo sé, cariño. Pero estamos juntos en esto, ¿de acuerdo? —dijo, dejando un suave beso en su mejilla.

Maddy se giró en los brazos de Pablo y lo miró a los ojos, encontrando un fuego similar ardiendo en los suyos. Había algo en la forma en que la miraba, algo que la hacía sentir viva y deseada.

—Gracias, Pablo. No sé qué haría sin ti —dijo sinceramente, su voz apenas un susurro.

Pablo le devolvió la mirada con ternura, sintiendo el peso de sus propios sentimientos. —Estoy aquí para ti, siempre —respondió, deseando poder expresar cuánto significaba para él.

Pablo se acercó un poco más, sus labios apenas a centímetros de los de ella. Podía sentir su aliento cálido en su piel, provocando una oleada de calor que la hizo estremecerse.

—¿Estás bien?—preguntó Pablo, su voz ronca con emoción contenida.

Maddy asintió lentamente, incapaz de apartar la mirada de sus ojos oscuros y penetrantes. —Sí, estoy bien—susurró ella, sintiendo cómo la tensión entre ellos alcanzaba su punto máximo.

—Pablo...—susurró Maddy, su voz temblando con emoción y deseo.

Antes de que pudiera pasar algo más, la puerta se abrió de golpe y Pedri entró apresuradamente, con una expresión preocupada en su rostro.

—¡MADDY! ¿Estás bien? Vi las noticias y... oh, ¿estoy interrumpiendo algo?—dijo Pedri

Pablo y Maddy se separaron rápidamente, sintiendo cómo el rubor coloreaba sus mejillas mientras intentaban disimular.

—No, Pedri, solo estábamos... hablando— respondió Maddy, tratando de recuperar la compostura.

Pedri los miró sospechosamente, pero decidió no presionar.

Segundos después la puerta se abrió de nuevo y Ansu entró en la sala, seguido de cerca por Eric García y Ferran Torres. Sus rostros reflejaban preocupación.

—¿Todo está bien?—preguntó Eric, su voz llena de ansiedad.

Maddy asintió con nerviosismo, incapaz de mirarlo a los ojos. —Sí, solo estaba viendo las noticias—dijo, tratando de sonar calmada.

—¡Vaya, vaya! ¡Miren quién está en la televisión! —exclamó Ansu con una sonrisa juguetona, intentando aligerar el ambiente.

—No sabía que eras tan famosa, Maddy. ¿Qué se siente ser el centro de atención?—añadió Ferran, con una risa amistosa.

Maddy se encogió de hombros, sabía que sus amigos solo querían animarla. —No es tan divertido como parece— admitió, con una mueca.

Los amigos se acercaron lentamente y abrazaron a Maddy y Pablo con fuerza, como si quisieran protegerlos de todo el caos que los rodeaba. Maddy se aferró a ellos, sintiendo una oleada de alivio al tenerlos cerca.

—Todo estará bien, lo prometo—susurró Pedri, su voz llena de determinación. —No dejaremos que esto nos afecte.

Maddy asintió, sintiendo una sensación de calma inundar su cuerpo. Sabía que tenía a su hermano y a sus amigos a su lado, listos para apoyarla pase lo que pase.

Después de un momento, los chicos se apartaron y les ofrecieron sonrisas animadas. —¿Qué les parece si olvidamos todo esto por un rato y vemos una película?—propuso Ferran, tratando de alegrar el ambiente.

Pablo y Maddy intercambiaron una mirada y asintieron con gratitud. Sabían que necesitaban un momento para relajarse y alejarse de toda la atención mediática que los rodeaba.

Juntos, se dirigieron al sofá y se acomodaron para ver la película, dejando atrás por un momento todas las preocupaciones y tensiones que habían enfrentado ese día. Sus amigos se encargaron de animarlos con sus payasadas y ocurrencias, convirtiendo la noche en una velada llena de risas y alegría.

 Sus amigos se encargaron de animarlos con sus payasadas y ocurrencias, convirtiendo la noche en una velada llena de risas y alegría

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The alchemy | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora