Madelaine González, la estrella en ascenso de Hollywood y hermana del famoso futbolista Pedri González, se muda a Barcelona. Allí conocerá a Pablo Gavi, la joven promesa del Barça y mejor amigo de su hermano.
¿Qué pasará cuando Madelaine intente ad...
Advertencia: contenido sexual, no es necesario leer este capítulo
No creerías la mitad de las cosas que veo en mi cabeza You won't believe half the things I see inside my head
Espera a ver la mitad de las cosas que aún no han sucedido Wait till ya see half the things that haven't happened yet —TS
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Barcelona, 11:00pm
La noche era serena y el ambiente en la casa de Pablo estaba cargado de una electricidad palpable. Después de haberse confesado sus sentimientos y de haberse comprometido como pareja, tanto Pablo como Maddy sentían que algo más estaba a punto de suceder.
La atracción entre ellos había crecido a un punto de no retorno, y esa noche, ambos sabían que finalmente darían ese paso tan importante.
Después de cenar y bailar juntos, Pablo llevó a Maddy a su habitación. La luz suave de las velas creaba sombras danzantes en las paredes, y el aire estaba impregnado de una mezcla de nerviosismo y deseo.
Pablo cerró la puerta tras ellos y se volvió hacia Maddy, su mirada intensa clavada en la de ella.
—Te he deseado desde el primer momento en que te vi, Maddy —dijo Pablo, su voz ronca por la emoción contenida.
Maddy tragó saliva, sintiendo un calor abrasador recorrer su cuerpo. Dio un paso adelante, acortando la distancia entre ellos.
—Yo también, Pablo. Te deseo más de lo que puedo explicar.
—No sabes cuánto he esperado este momento —susurró, sus labios rozando los de ella antes de capturarlos en un beso profundo y apasionado.
Sus lenguas se encontraron, explorando y reclamando territorio. Las manos de Pablo comenzaron a moverse por el cuerpo de Maddy, desabotonando su blusa con una mezcla de urgencia y destreza.
—Eres tan hermosa, amor —murmuró, su voz ronca de deseo mientras deslizaba su blusa por sus hombros.
Ella temblaba bajo su toque, Cuando la blusa cayó al suelo, Pablo la levantó y la llevó a la cama, depositándola suavemente sobre las sábanas.
—Esta noche, Maddy, quiero que seas míacompletamente —dijo, su voz llena de promesas.
Maddy lo miró a los ojos, su propio deseo reflejado en los suyos. Sin embargo, una chispa de desafío brilló en sus ojos.
—¿Solo esta noche? —respondió, su tono juguetón mientras sus manos se movían hacia los botones de su pantalón.
Pablo sonrió, una sonrisa que prometía tantas cosas.
—Cada noche, cada día —dijo, ayudándola a despojarse de sus pantalones. Cuando ella quedó completamente desnuda ante él, su mirada se oscureció con un deseo feroz.
