El fin de semana siguiente, había llegado el momento de una de las pruebas más importantes para cualquier relación: presentar a Nico a mis padres. Habíamos estado juntos durante unos meses y sentía que nuestra relación se fortalecía día a día. Quería que mis padres conocieran al hombre increíble que había conquistado mi corazón. Nico, siempre dispuesto a apoyar nuestra relación, aceptó la invitación con entusiasmo.
El sábado por la mañana, me desperté temprano para ayudar a mi madre, Begoña, a preparar la comida. Ella había decidido hacer bacalao a la vizcaína, un plato típico de Bilbao, y yo quería asegurarme de que todo estuviera perfecto. Mientras cortaba los pimientos y preparaba los ingredientes, no podía evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo.
"Mamá, ¿crees que Nico les caerá bien a ti y a papá?" pregunté, tratando de esconder mi ansiedad.
Mi madre me miró con una sonrisa tranquilizadora. "Sara, cualquier persona que te haga feliz y te trate bien es bienvenida en esta casa. Si tú lo quieres, nosotros también."
"Gracias, mamá," dije, sintiéndome un poco más relajada. "Es un buen chico, y sé que Hugo estará encantado de verlo otra vez."
"Eso es bueno," respondió mi madre, volviendo a concentrarse en el bacalao. "Estoy segura de que todo irá bien."
Un poco después del mediodía, todo estaba listo. La mesa estaba puesta, el bacalao humeaba en la cocina y mi padre, Iván, estaba en el salón viendo la televisión. Hugo, por supuesto, no podía contener su emoción. Estaba vestido con su camiseta del Athletic de Bilbao, listo para impresionar a su ídolo.
Finalmente, el timbre sonó. Fui a abrir la puerta y encontré a Nico de pie, sosteniendo un ramo de flores y una botella de vino. Estaba vestido de manera casual pero elegante, y su sonrisa hizo desaparecer mis nervios.
"Hola, Sara," dijo, dándome un abrazo. "Espero no llegar tarde."
"Para nada, estás justo a tiempo," respondí, tomando su mano. "Vamos, te presentaré a mis padres."
Entramos en la casa, y dirigí a Nico al salón donde mis padres y Hugo nos esperaban. Mi padre se levantó y se acercó a nosotros, extendiendo la mano.
"Tú debes ser Nico," dijo mi padre con una sonrisa amable. "Soy Iván, el padre de Sara. Bienvenido."
"Es un placer conocerte, Iván," respondió Nico, estrechando su mano firmemente. "Gracias por recibirme."
Mi madre se acercó y le dio un beso en la mejilla. "Y yo soy Begoña, la madre de Sara. Es un gusto conocerte, Nico. Sara nos ha hablado mucho de ti."
"El gusto es mío, Begoña," dijo Nico, entregándole el ramo de flores. "Un pequeño detalle para agradecerles por recibirme."
"¡Qué detalle tan bonito! Gracias, Nico," dijo mi madre, con una sonrisa cálida. "Vamos a la cocina, ya tenemos la comida lista."
Hugo no había dicho una palabra, estaba paralizado de emoción al ver a Nico en nuestra casa. Finalmente, se armó de valor y se acercó.
"Hola, Nico," dijo tímidamente.
"¡Hola, Hugo!" exclamó Nico, agachándose para estar a su altura. "Es un placer verte otra vez. ¿Estás listo para comer?"
Hugo asintió con entusiasmo y rápidamente se acercó a mí para susurrarme al oído. "¡Sara, Nico es aún más genial en persona!"
Nos dirigimos todos a la mesa, y la comida transcurrió en un ambiente relajado y acogedor. Mis padres hicieron preguntas sobre la carrera de Nico, su vida en Bilbao y sus experiencias como futbolista. Nico respondió con naturalidad, contando anécdotas y mostrando un interés genuino por conocer más sobre nuestra familia.

ESTÁS LEYENDO
DESTINO//NICO WILLIAMS
RomanceTras la agotadora temporada de exámenes de enero, Sara decide relajarse y celebrar con sus amigos en una discoteca conocida de la zona. Es allí donde su amigo Asier le presenta a Nico, un encuentro que rápidamente se llena de tensión y atracción. La...