Era una noche tranquila y cálida, perfecta para pasar tiempo juntos en la intimidad de mi apartamento. Nico había venido a cenar, y habíamos disfrutado de una comida deliciosa que habíamos preparado juntos. El ambiente era relajado, con una suave música de fondo y las luces tenues creando un ambiente acogedor.
Después de la cena, nos instalamos en el sofá con una copa de vino cada uno, disfrutando de la conversación y la compañía. Sentía que cada momento con Nico era especial, y esa noche no era la excepción.
"Nico, ¿te acuerdas de la primera vez que viniste a mi casa?" le pregunté, sonriendo mientras recordaba aquella visita.
"Claro que sí," respondió, acercándose un poco más a mí. "Fue una noche increíble. Conocer a tu familia y ver cómo te iluminabas al hablar de ellos... fue increíble."
"Sí, fue una gran noche," dije, sintiendo el calor de su cuerpo junto al mío. "Y desde entonces, hemos tenido tantas experiencias maravillosas juntos."
"Así es," dijo Nico, mirándome a los ojos con una intensidad que me hizo estremecer. "Y siento que cada día que pasa, te quiero más."
Nos miramos en silencio por un momento, la tensión palpable en el aire. Podía sentir su respiración, lenta y profunda, y el deseo crecía entre nosotros.
"Nico," susurré, acercándome más a él. "Esta noche, quiero que sea solo nuestra. Sin preocupaciones, solo nosotros dos."
Él sonrió y dejó su copa de vino en la mesa, acercándose aún más hasta que nuestras rodillas se tocaron. "Sara, no hay nada que desee más."
Lentamente, Nico levantó su mano y la deslizó por mi cuello, acariciando mi piel suavemente. Sus dedos se movieron hasta mi mejilla, y sentí una corriente de electricidad recorrer mi cuerpo. Me incliné hacia él, cerrando la distancia entre nosotros, y nuestros labios se encontraron en un beso apasionado.
El beso comenzó suave, pero pronto se intensificó. Sentí la urgencia y el deseo en sus labios, y respondí con igual fervor. Sus manos se movieron por mi espalda, acercándome más a él, mientras nuestras lenguas se entrelazaban en una danza sensual.
Nos separamos solo lo suficiente para respirar, nuestras frentes apoyadas una contra la otra. "Sara," murmuró Nico, su voz ronca de deseo. "Te necesito."
"Yo también te necesito," respondí, mis palabras apenas audibles.
Nos levantamos del sofá y nos dirigimos hacia mi habitación, nuestras manos entrelazadas. Cada paso aumentaba la anticipación, el deseo latiendo en el aire. Cuando llegamos a la puerta, Nico me giró suavemente hacia él y me besó de nuevo, esta vez con más urgencia.
Entramos en la habitación y cerré la puerta detrás de nosotros, creando un espacio íntimo y privado. La luz de la lámpara en la mesita de noche era suave, bañando la habitación en un resplandor cálido.
Nico me miró con esos ojos oscuros llenos de deseo, y sentí que mi corazón latía con fuerza. "Eres tan hermosa," susurró, sus manos deslizándose por mis brazos hasta mi cintura.
"Y tú eres increíble," respondí, levantando las manos para acariciar su rostro, sintiendo la ligera aspereza de su barba bajo mis dedos.
Nos movimos hacia la cama, nuestros cuerpos entrelazados, nuestros labios buscándose una y otra vez. Sentí cómo sus manos desabrochaban mi blusa con habilidad, y la prenda cayó al suelo sin esfuerzo. Sus labios siguieron el camino de sus manos, dejando un rastro de besos ardientes por mi cuello y mis hombros.
"Te deseo tanto, Sara," murmuró Nico contra mi piel, sus palabras enviando escalofríos por mi cuerpo.
"Yo también, Nico," respondí, mientras mis manos buscaban el borde de su camisa, levantándola y revelando su torso perfectamente esculpido. Sus músculos se tensaron bajo mi toque, y no pude evitar dejar escapar un suspiro de apreciación.
Nico me levantó en sus brazos y me acostó suavemente en la cama, sus ojos nunca apartándose de los míos. Se deshizo de su propia ropa rápidamente y luego se inclinó sobre mí, su cuerpo cálido y fuerte contra el mío.
Nuestros besos se volvieron más intensos, más desesperados, mientras nuestras manos exploraban cada rincón del cuerpo del otro. Sentí cómo mi piel se encendía bajo su toque, cada caricia y cada beso aumentando el deseo.
"Nico," susurré, sintiendo cómo el deseo se convertía en una necesidad apremiante. "Te quiero ahora."
"Y yo te quiero a ti," respondió él, su voz ronca y llena de pasión.
Nuestros cuerpos se unieron en una sincronía perfecta, moviéndose al unísono en un ritmo que parecía natural, como si hubiéramos sido hechos el uno para el otro. Cada movimiento, cada suspiro, cada gemido, aumentaba la intensidad de nuestro deseo.
Sentí cómo el mundo se desvanecía a nuestro alrededor, dejando solo a nosotros dos en un universo de sensaciones y emociones. La conexión entre nosotros era profunda y completa, una fusión de cuerpos y almas.
Los momentos se alargaban y se acortaban al mismo tiempo, el tiempo parecía perder su significado mientras nos movíamos juntos. Finalmente, la tensión alcanzó su punto máximo y sentí cómo una ola de placer nos envolvía, llevándonos a ambos al clímax en una explosión de sensaciones.
Nos quedamos allí, abrazados y respirando con dificultad, nuestros cuerpos entrelazados. Sentí la calidez de Nico a mi lado, su corazón latiendo en sintonía con el mío.
"Te amo, Nico," susurré, sintiendo una profunda sensación de satisfacción y felicidad.
"Y yo te amo a ti, Sara," respondió él, besando mi frente suavemente. "Eres todo lo que siempre he querido."
Nos quedamos abrazados, disfrutando del momento, sabiendo que habíamos compartido algo especial y único. Sentí cómo el amor y la conexión entre nosotros se fortalecían, y supe que este era solo el comienzo de una vida llena de momentos como este.
Esa noche, nos quedamos dormidos en los brazos del otro, sintiendo la paz y la seguridad que solo el verdadero amor puede traer. Estábamos juntos, y eso era todo lo que importaba.
Ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

ESTÁS LEYENDO
DESTINO//NICO WILLIAMS
RomanceTras la agotadora temporada de exámenes de enero, Sara decide relajarse y celebrar con sus amigos en una discoteca conocida de la zona. Es allí donde su amigo Asier le presenta a Nico, un encuentro que rápidamente se llena de tensión y atracción. La...