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La habitación del hospital estaba tranquila, pero dentro de mí todo era un torbellino de emociones. Mi cuerpo estaba en pleno trabajo de parto, cada contracción me acercaba más a conocer a nuestro pequeño Hugo, pero mi mente todavía estaba anclada en la conversación con Nico. Había escuchado la tensión en su voz cuando le dije que el bebé estaba en camino. Quería estar allí conmigo, lo sabía, pero también entendía lo difícil que debía haber sido para él recibir esa llamada en medio de un partido.

Después de colgar el teléfono, Marta me tomó la mano con una sonrisa reconfortante.

—Nico está en camino, Sara. Todo va a salir bien —me dijo, tratando de calmarme mientras las contracciones seguían intensificándose.

Asentí, agradecida por su apoyo. Sabía que Nico haría todo lo posible por llegar a tiempo, pero también entendía que el fútbol era su carrera y su pasión. Él siempre había sido increíblemente dedicado, tanto a su equipo como a nuestra familia, y en ese momento sentí una mezcla de orgullo y amor por el hombre con el que había decidido pasar mi vida.

El personal médico estaba ocupado preparándose para el parto. Las enfermeras entraban y salían de la habitación con suministros, y el médico volvía de vez en cuando para revisarme y asegurarse de que todo progresaba como debía. Aunque mi cuerpo estaba en una tormenta de sensaciones, trataba de concentrarme en mantener la calma y dejar que las cosas fluyeran.

Afuera, el cielo comenzaba a oscurecerse lentamente, y la luz del atardecer se filtraba por las ventanas de la sala de parto. Parecía que el mundo exterior se estaba preparando para la llegada de la noche, al igual que nosotros nos estábamos preparando para la llegada de Hugo. A pesar del dolor, había algo en ese momento que me hacía sentir en paz. Estábamos en el umbral de algo increíble, algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.

Cada vez que venía una contracción, cerraba los ojos e imaginaba el rostro de nuestro hijo. Me preguntaba cómo sería. ¿Tendría los ojos de Nico o los míos? ¿Tendría su sonrisa traviesa o tal vez su mirada concentrada? Había pasado tanto tiempo soñando con este momento, y ahora que estaba tan cerca, casi podía sentirlo en mis brazos.

Marta se quedó a mi lado durante todo el proceso, manteniéndome ocupada con conversaciones suaves y tranquilizadoras. Hablamos sobre nuestros planes para el futuro, sobre cómo sería criar a nuestros hijos juntos, y sobre las pequeñas cosas de la vida que a veces se olvidan en medio del caos. Fue reconfortante tenerla allí, y agradecí profundamente su apoyo en un momento tan crucial.

El tiempo parecía alargarse y comprimirse al mismo tiempo. No tenía una verdadera noción de cuánto tiempo había pasado desde que había llegado al hospital, pero finalmente, cuando el médico volvió a revisarme, su rostro mostró una expresión de satisfacción.

—Sara, estás completamente dilatada. Es hora de empezar a empujar —anunció con una sonrisa calmada.

Sentí una oleada de adrenalina recorrer mi cuerpo. Este era el momento. Después de meses de espera, de planificación y de sueños, finalmente estábamos aquí. Hugo estaba a punto de llegar al mundo, y yo estaba lista para conocerlo.

Las enfermeras se posicionaron a mi alrededor, y el médico se preparó para guiarme en el proceso de parto. A pesar de la intensidad del dolor, una parte de mí estaba extrañamente tranquila. Había leído tantos libros, visto tantos videos y escuchado tantos consejos sobre el parto, que de alguna manera sentía que sabía lo que debía hacer. Solo tenía que escuchar a mi cuerpo y dejar que el instinto tomara el control.

Cada contracción era como una ola que se levantaba desde el fondo de mi ser. Me concentré en respirar profundamente y en empujar cuando el médico me lo indicaba. Marta seguía a mi lado, animándome con palabras suaves y dándome la fuerza que necesitaba para continuar. Podía sentir el sudor corriendo por mi frente, y mis músculos temblaban con el esfuerzo, pero en mi corazón había una firme determinación. Estaba lista para hacer todo lo necesario para traer a Hugo al mundo.

DESTINO//NICO WILLIAMS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora