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Habían pasado solo unos días desde que le había dado la noticia a Nico en nuestra escapada a la playa, pero aún podía sentir la emoción en el aire. Después de compartir el momento más íntimo y especial de mi vida con el hombre que amaba, sabía que lo siguiente sería hacer partícipes a nuestros seres queridos. La idea de contárselo a todos, de celebrar juntos esta nueva etapa de nuestra vida, me llenaba de ilusión.

La casa estaba llena de una energía vibrante. Habíamos decidido organizar una pequeña fiesta en nuestra casa para compartir la noticia con la familia y amigos más cercanos. El lugar estaba adornado con globos de colores suaves, flores frescas y una gran pancarta que colgaba en el salón con la palabra “Felicidad” escrita en letras doradas. Nico y yo queríamos que el ambiente reflejara la alegría que sentíamos por dentro.

Mientras caminaba por la casa, terminando los últimos detalles de la decoración, sentí una profunda gratitud. A pesar de los desafíos que habíamos enfrentado en el pasado, estábamos aquí, celebrando algo que ni siquiera habíamos soñado posible hace un tiempo. Estaba emocionada por lo que el futuro nos deparaba, y más aún, por compartir esa felicidad con las personas que más nos importaban.

Nico estaba en la cocina, asegurándose de que todo estuviera perfecto con la comida y las bebidas. Había preparado una selección de nuestros platos favoritos, aquellos que sabíamos que también disfrutarían nuestros invitados. Cuando terminé de colgar algunos globos en la entrada, me uní a él, y por un momento, lo observé en silencio, sintiendo un profundo amor y admiración por todo lo que era.

—¿Todo listo? —preguntó, volteándose hacia mí con una sonrisa.

—Sí, todo está perfecto —respondí, devolviéndole la sonrisa—. Estoy nerviosa, pero emocionada.

Nico dejó lo que estaba haciendo y se acercó a mí, envolviéndome en sus brazos.

—Va a ser un día increíble, Sara —dijo suavemente—. Todos estarán felices por nosotros. Y si me permites decirlo… estoy deseando ver la reacción de Hugo.

Hablando de Hugo, él ya sabía que íbamos a anunciar algo importante hoy, pero no tenía idea de lo que era. Había algo especialmente significativo en pensar en él durante todo este proceso. Mi hermano pequeño, con su corazón puro y su inocencia, había sido una fuente constante de alegría para mí. Había decidido que, si era un niño, quería llamarlo Hugo en su honor. No solo como un gesto hacia mi hermano, sino porque sabía que este pequeño sería tan especial como él.

Los invitados empezaron a llegar poco después. Los primeros en llegar fueron mis padres, seguidos por los padres de Nico, quienes siempre me habían tratado como a una hija. Luego llegaron nuestros amigos más cercanos, incluyendo a algunos de los compañeros de equipo de Nico con sus parejas. La casa pronto estuvo llena de risas, charlas animadas y el sonido de copas chocando en brindis.

Hugo llegó de la mano de mi madre, con una gran sonrisa en el rostro. Como siempre, corrió hacia mí en cuanto me vio, y lo levanté en brazos, dándole un gran beso en la mejilla.

—¡Sara! ¿Por qué hay tantos globos? ¿Es tu cumpleaños? —preguntó con esa inocencia que siempre me hacía reír.

—No, Huguito, no es mi cumpleaños —respondí, riendo—. Pero tengo algo muy especial que quiero contarte, a ti y a todos los demás.

—¿Es una sorpresa? —sus ojos brillaron con emoción.

—Sí, es una gran sorpresa. Pero tendrás que esperar un poquito más para descubrirla.

Él asintió, visiblemente emocionado, y se quedó cerca de mí mientras seguíamos recibiendo a los invitados. Nico, que había estado conversando con sus padres, se acercó y abrazó a Hugo con cariño.

DESTINO//NICO WILLIAMS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora