El sol apenas asomaba en el horizonte cuando abrí los ojos aquella mañana. La luz dorada del amanecer se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación de una calidez que me hizo sentir en paz desde el primer momento. Era uno de esos días perfectos de verano, en los que la brisa es suave y el cielo parece más azul que de costumbre. Había algo en el aire que me hacía sentir que este sería un día especial, un día para recordar.
Me quedé en la cama unos minutos, disfrutando de la tranquilidad del momento. A mi lado, Nico aún dormía, su respiración era lenta y profunda, con un brazo protectoramente colocado sobre mi cintura. Observé su rostro relajado, y una ola de amor me envolvió. Era increíble pensar en todo lo que habíamos pasado juntos y en lo que aún nos esperaba. Estábamos construyendo una vida, una familia, y cada día que pasaba me hacía sentir más segura de que este era el camino que estábamos destinados a seguir.
Sentí un pequeño movimiento en mi vientre, un recordatorio suave y dulce de la nueva vida que crecía dentro de mí. Sonreí y llevé mi mano a esa pequeña curva, acariciándola con ternura. Aún no podía creer que dentro de unos meses tendríamos a nuestro hijo en brazos, un niño que sería una mezcla de nosotros dos, con su propia personalidad y su propio lugar en el mundo.
Decidí levantarme con cuidado para no despertar a Nico. Me deslicé fuera de la cama y me dirigí hacia la cocina, donde preparé una taza de té caliente. Mientras esperaba a que el agua hirviera, me asomé por la ventana, observando cómo el sol ascendía lentamente, llenando el jardín con su luz. Los árboles y las flores parecían brillar con una vitalidad especial, como si estuvieran celebrando el nuevo día junto conmigo.
Con la taza de té en la mano, salí al jardín y me senté en el banco de madera que Nico y yo habíamos colocado bajo nuestro roble favorito. Era un lugar especial para nosotros, un refugio donde solíamos sentarnos a conversar durante largas tardes de verano, soñando con el futuro. Ahora, ese futuro estaba más cerca que nunca, y podía sentir la emoción burbujeando en mi interior.
A medida que tomaba pequeños sorbos de té, mi mente vagaba por todos los recuerdos recientes. La fiesta en la que revelamos nuestro embarazo, la entrevista con la prensa, y los momentos íntimos que habíamos compartido mientras planeábamos nuestra vida como padres. Cada uno de esos recuerdos estaba teñido de una profunda sensación de gratitud y alegría. Había pasado por mucho para llegar a este punto, y sabía que el camino que teníamos por delante también tendría sus desafíos, pero por primera vez en mucho tiempo, me sentía completamente preparada para enfrentarlo todo.
Mientras me sumergía en mis pensamientos, oí pasos suaves acercándose por detrás. No tuve que girarme para saber que era Nico. Él siempre tenía esa manera tranquila de moverse, como si no quisiera perturbar la paz que había en nuestro hogar.
—Buenos días, amor —dijo con su voz ronca por el sueño, mientras se inclinaba para darme un beso en la frente.
—Buenos días, Nico —respondí, mirándolo con una sonrisa—. ¿Dormiste bien?
—Perfectamente —respondió, sentándose a mi lado en el banco y envolviendo su brazo alrededor de mis hombros—. Aunque prefiero despertar contigo a mi lado.
—Yo también —admití, apoyando mi cabeza en su hombro—. Pero me desperté temprano y no quería molestarte. Además, es un día tan bonito… no quería perderme el amanecer.
Nico miró hacia el jardín, observando el mismo paisaje que yo había estado contemplando momentos antes.
—Tienes razón —dijo después de un rato—. Hoy es un día hermoso. Y siento que deberíamos aprovecharlo al máximo.
Me aparté ligeramente para mirarlo, intrigada por sus palabras.
—¿Qué tienes en mente?
Él sonrió, esa sonrisa juguetona que siempre me hacía sentir mariposas en el estómago.

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DESTINO//NICO WILLIAMS
RomanceTras la agotadora temporada de exámenes de enero, Sara decide relajarse y celebrar con sus amigos en una discoteca conocida de la zona. Es allí donde su amigo Asier le presenta a Nico, un encuentro que rápidamente se llena de tensión y atracción. La...