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Regresar a Bilbao después de la emocionante victoria en la Eurocopa fue un alivio y una alegría. La ciudad nos recibió con una celebración desbordante. Las calles estaban llenas de personas que ondeaban banderas y gritaban de alegría por el triunfo de España. Era un momento que todos recordaremos para siempre.

Nico y yo volvimos a nuestro hogar, donde pudimos finalmente descansar y reflexionar sobre las últimas semanas. La vida había sido un torbellino de emociones, y ahora, por fin, teníamos un momento para nosotros. Sin embargo, algo había estado rondando en mi mente, algo que no podía ignorar.

Había notado un retraso en mi ciclo menstrual, algo que normalmente era regular como un reloj. Al principio, no le di mucha importancia, atribuyéndolo al estrés y la emoción de la Eurocopa. Pero a medida que los días pasaban, la preocupación comenzó a instalarse en mi mente. Decidí hacer un test de embarazo, solo para estar segura.

El día después de nuestra llegada, cuando Nico estaba ocupado con sus compromisos de prensa y celebración, aproveché para ir a la farmacia y comprar un test de embarazo. Volví a casa, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. No estaba segura de cómo sentirme. La posibilidad de estar embarazada era tanto emocionante como aterradora.

Me encerré en el baño, mis manos temblaban mientras abría la caja y leía las instrucciones. El proceso fue rápido, pero la espera para ver el resultado fue interminable. Me senté en el borde de la bañera, mirando el pequeño dispositivo. Cuando finalmente apareció el resultado, mis ojos se llenaron de lágrimas.

Era positivo.

Me quedé sentada allí, mirando la prueba, intentando procesar lo que significaba. Estaba embarazada. Nico y yo íbamos a ser padres. Sentí una oleada de emociones: alegría, miedo, incertidumbre. Pero sobre todo, una profunda sensación de amor y felicidad.

Después de unos minutos, me di cuenta de que necesitaba decírselo a Nico. Quería que el momento fuera especial, un recuerdo que ambos atesoraríamos para siempre. Pasé la tarde pensando en cómo decírselo, queriendo que fuera perfecto.

Esa noche, cuando Nico volvió a casa, preparé una cena especial para los dos. Puse la mesa con velas y nuestras copas de vino favoritas (aunque yo decidí abstenerme por razones obvias). Quería que fuera una velada tranquila, un momento para nosotros dos.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Nico, sonriendo mientras entraba al comedor. Sus ojos brillaban con curiosidad y amor.

—Quería celebrar —respondí, tratando de mantener la calma. Mi corazón latía con fuerza, sabiendo lo que estaba a punto de decirle.

—¿Celebrar qué? —dijo, riendo mientras se acercaba y me tomaba de las manos.

—Bueno, tenemos mucho que celebrar. La Eurocopa, nuestra vida juntos... y una sorpresa especial —dije, mi voz temblando ligeramente.

Nico me miró con una mezcla de confusión y anticipación. Respiré hondo, sacando la prueba de embarazo de mi bolsillo y entregándosela. Su expresión cambió de inmediato, pasando de la sorpresa al asombro.

—¿Sara? ¿Esto es lo que creo que es? —preguntó, su voz llena de emoción.

Asentí, sintiendo que las lágrimas empezaban a brotar de mis ojos.

—Sí, Nico. Vamos a tener un bebé —dije, apenas pudiendo contener la emoción en mi voz.

Nico se quedó en silencio por un momento, mirando la prueba y luego mirándome a los ojos. Entonces, una gran sonrisa se extendió por su rostro, y me levantó en sus brazos, girando conmigo en el aire.

—¡Vamos a ser padres! —exclamó, su voz llena de alegría y asombro.

Nos abrazamos con fuerza, ambos llorando de felicidad. El momento era tan perfecto, tan lleno de amor y esperanza. Sentí como si todo en el mundo estuviera en su lugar, como si cada paso que habíamos dado nos hubiera llevado a este momento.

—Te amo, Sara. No puedo creer que vamos a tener un bebé —dijo, besándome con ternura.

—Yo también te amo, Nico. Esto es un milagro —respondí, sintiendo la felicidad burbujear en mi pecho.

Nos sentamos a la mesa, pero la comida fue casi una distracción. No podíamos dejar de hablar sobre el bebé, sobre el futuro que nos esperaba. Nico estaba radiante, hablando sobre todos los planes que teníamos que hacer, las cosas que necesitábamos comprar, cómo sería ser padres.

—Va a ser increíble, Sara. No puedo esperar para ver a nuestro hijo, para ser una familia —dijo, con los ojos brillantes de emoción.

—Sí, lo será. Y sé que serás un padre increíble, Nico. Ya lo eres, con Hugo y con todos los que te rodean —respondí, tocando su mano suavemente.

Pasamos la noche hablando y soñando, imaginando cómo sería nuestra vida con un bebé. Cada momento se sentía más real, más tangible. La idea de ser padres era a la vez aterradora y emocionante, pero sabíamos que estaríamos bien porque teníamos el uno al otro.

Después de la cena, nos acomodamos en el sofá, abrazados bajo una manta. Nico acariciaba suavemente mi vientre, su expresión llena de ternura y asombro.

—No puedo creerlo, Sara. Un bebé. Nuestro bebé —dijo en voz baja.

—Sí. Nuestro bebé. Es un regalo —respondí, apoyando mi cabeza en su hombro.

Nos quedamos allí, en silencio, disfrutando de la paz y la felicidad del momento. Sabíamos que la vida cambiaría de maneras que aún no podíamos imaginar, pero estábamos listos para enfrentar cualquier desafío juntos. El amor que compartíamos era más fuerte que nunca, y eso nos daría la fuerza para enfrentar todo lo que el futuro nos deparara.

Esa noche, mientras nos preparábamos para dormir, Nico me abrazó con fuerza, sus labios rozando mi frente.

—Te amo, Sara. Más de lo que las palabras pueden expresar. Y amaré a nuestro bebé con todo mi corazón —dijo, su voz llena de emoción.

—Yo también te amo, Nico. Somos una familia. Nada podría ser más perfecto —respondí, sintiendo una profunda paz en mi corazón.

Nos quedamos dormidos con sonrisas en nuestros rostros, sabiendo que el futuro era incierto pero lleno de promesas. Con la llegada de nuestro bebé, nuestras vidas estaban a punto de cambiar para siempre, pero sabíamos que, juntos, podíamos enfrentar cualquier cosa. Y mientras nos abrazábamos bajo las sábanas, supe que este era solo el comienzo de una nueva y emocionante etapa en nuestra historia juntos.

Ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

DESTINO//NICO WILLIAMS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora