El lunes siguiente, después de una semana llena de emociones y una cita increíble con Nico, me encontré de nuevo en la rutina de la universidad. Mis amigas y yo estábamos en el laboratorio de Farmacia, preparándonos para una larga sesión de experimentos. A pesar de lo interesante que era nuestro trabajo, no podía evitar que mi mente volviera una y otra vez a la noche que había pasado con Nico.

"¡Sara! ¿Estás aquí?" La voz de Elena, mi mejor amiga de la uni, me sacó de mis pensamientos. La miré y me di cuenta de que había estado agitando una mano frente a mi cara durante al menos diez segundos.

"Perdón, Elena. Estaba pensando en... bueno, ya sabes," dije, sintiéndome un poco avergonzada.

Elena sonrió con complicidad. "Déjame adivinar. ¿En Nico?"

Asentí, incapaz de esconder mi sonrisa. "Sí, la verdad es que no puedo dejar de pensar en él."

"Bueno, después de lo que nos contaste sobre vuestra cita, no te culpo," dijo Nerea, otra de mis amigas. "¡Suena como un sueño!"

Me reí, agradecida por el apoyo de mis amigas. "Fue increíble, pero hoy tengo que concentrarme en estos experimentos. Tenemos que terminar este trabajo antes del final de la semana."

Nos pusimos a trabajar, midiendo y mezclando sustancias, anotando resultados y comparando nuestras observaciones con las teorías que habíamos aprendido en clase. La atmósfera en el laboratorio era de concentración total, interrumpida solo por ocasionales bromas y risas. Mis amigas y yo siempre habíamos sido un equipo sólido, y sabíamos cómo equilibrar el trabajo duro con momentos de ligereza.

A medida que avanzaba la tarde, nos encontramos con un problema inesperado en uno de nuestros experimentos. Una de las soluciones que habíamos preparado no estaba reaccionando como esperábamos. Tras revisar nuestros procedimientos, nos dimos cuenta de que habíamos utilizado una concentración incorrecta de uno de los reactivos.

"¡Qué desastre!" exclamó Elena, frunciendo el ceño. "Tendremos que empezar de nuevo."

"Sí, pero al menos sabemos dónde nos equivocamos," dije, tratando de mantener una actitud positiva. "Vamos a solucionarlo."

Repetimos el experimento, esta vez con más cuidado, y finalmente obtuvimos los resultados que necesitábamos. Terminamos justo a tiempo para limpiar el laboratorio y entregarle nuestras notas al profesor.

"Buen trabajo, chicas," dijo el profesor con una sonrisa de aprobación. "Vean esto como una lección: en ciencia, los errores son parte del aprendizaje."

Salimos del laboratorio cansadas pero satisfechas con nuestro trabajo. Caminamos juntas hacia la cafetería de la universidad para tomar un café y relajarnos un poco antes de regresar a casa.

"Me alegra que hayamos podido resolver el problema," dijo Nerea, tomando un sorbo de su café. "No me gustaría quedarme atrapada en el laboratorio toda la semana."

"Sí, fue un buen trabajo en equipo," coincidí. "Y ahora, creo que necesito una buena noche de sueño."

Nos despedimos en la entrada de la universidad y tomé el bús de regreso a casa. Cuando llegué, noté que había un sobre grande y blanco esperándome en la mesa del comedor. Mi nombre estaba escrito con una letra cuidada y familiar. Lo recogí y me dirigí a mi habitación, sintiendo una creciente curiosidad.

Abrí el sobre y saqué el contenido. Dentro, había dos entradas para el próximo partido del Athletic de Bilbao y una nota manuscrita de Nico. La leí con el corazón latiendo rápidamente.

Nota de Nico.

Hola, Sara:

Espero que hayas tenido un buen día en la uni. Me encantaría que vinieras al próximo partido y trajeras a Hugo contigo. Aquí tienes dos entradas y mi camiseta. Me haría muy feliz verte en las gradas, con ella.

Con cariño,
Nico

Junto a la nota, había una camiseta del Athletic de Bilbao, roja y blanca, con el número 11. Sonreí, sintiendo una ola de emoción y gratitud. Sabía que a Hugo le encantaría esta sorpresa.

Me dirigí a la habitación de Hugo, donde él estaba jugando con sus Legos. "Hugo, tengo algo para ti," dije, tratando de contener mi entusiasmo.

Hugo levantó la vista, curioso. "¿Qué es, Sara?"

Le mostré las entradas y la camiseta. Sus ojos se agrandaron con asombro y alegría. "¡Wow! ¡Vamos a ver el partido y es la camiseta de Nico!"

"Sí," dije, riendo. "Nico nos ha invitado al partido. ¿Te gustaría ir?"

"¡Sí, sí, sí!" exclamó Hugo, saltando de su asiento. "¡Gracias, Sara!"

"No tienes que agradecerme a mí. Fue idea de Nico," le dije, abrazándolo. "Vamos a pasar un gran día."

Los días que siguieron pasaron rápidamente mientras esperábamos el partido. Hugo no dejaba de hablar de ello, y yo tampoco podía evitar sentirme emocionada. La atención y el cariño que Nico estaba demostrando hacia nosotros me hacían sentirme especial y apreciada.

Finalmente, llegó el día del partido. Hugo y yo nos vestimos con nuestras camisetas del Athletic de Bilbao. La emoción en el ambiente del estadio era palpable. La multitud animaba con fuerza, y el estadio estaba lleno de energía.

Nos encontramos con nuestros asientos, que estaban en una posición privilegiada, cerca del campo. Hugo estaba encantado, sus ojos brillaban con entusiasmo mientras observaba a los jugadores calentando.

El partido comenzó, y la emoción aumentó. Cada jugada, cada pase y cada tiro a puerta nos mantenían al borde de nuestros asientos. Nico jugó increíblemente bien, mostrando su habilidad y determinación. Cada vez que tenía el balón, sentía una mezcla de orgullo y emoción.

Durante un breve descanso, Nico miró hacia las gradas y nos vio. Nos saludó con una gran sonrisa y levantó la mano. Hugo saltó y agitó la mano con entusiasmo, y yo le devolví la sonrisa, sintiendo que este momento era especial.

El Athletic de Bilbao ganó el partido, y la celebración en el estadio fue espectacular. Hugo y yo nos quedamos para ver la ceremonia de premiación y disfrutar del ambiente festivo. Cuando finalmente salimos del estadio, Hugo no podía dejar de hablar sobre lo increíble que había sido el día.

"Fue el mejor día de mi vida," dijo Hugo mientras caminábamos hacia el coche. "Gracias, Sara. Y gracias a Nico."

"Me alegra que lo hayas disfrutado," respondí. "Nico es una persona especial. Estoy feliz de que tengamos la oportunidad de conocerlo mejor."

Al llegar a casa, encontré otro mensaje de Nico en mi teléfono.

Mensaje de Nico

Hola, Sara. Me alegra mucho que tú y Hugo hayan disfrutado del partido. Me encantaría verlos pronto. ¿Te gustaría salir a cenar esta semana?

Sonreí mientras respondía.

Nos lo pasamos genial. Me encantaría salir a cenar contigo. ¿Qué tal el jueves a las 8?

Nico respondió rápidamente.

Perfecto. Nos vemos el jueves a las 8. No puedo esperar.

Guardé mi teléfono, sintiéndome feliz y emocionada. Sabía que esta conexión con Nico estaba creciendo. Mientras me preparaba para la cena, no podía dejar de sonreír, agradecida por las oportunidades y las sorpresas que la vida me estaba brindando.

Otro capítulo más de mi farmacéutica fav, ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

DESTINO//NICO WILLIAMS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora