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Era una tranquila tarde de sábado, y yo estaba disfrutando de un merecido descanso después de la intensa temporada de exámenes finales. Hugo estaba jugando en el jardín, y mis padres habían salido a hacer algunas compras. Estábamos solos en casa, disfrutando de la tranquilidad. De repente, mi teléfono vibró con un mensaje de Nico: "Tengo una sorpresa para ti y Hugo. ¿Estáis en casa?"

Respondí rápidamente: "Sí, estamos aquí. ¡Ven cuando quieras!"

Unos minutos después, Nico llegó a nuestra puerta con una sonrisa radiante. Llevaba una bolsa de deportes al hombro y algo escondido detrás de su espalda. Nos saludamos con un abrazo y un beso rápido.

"Hola, Sara," dijo, dándome un beso en la mejilla. "Tengo algo especial para vosotros."

"¡Nico!" exclamó Hugo, corriendo hacia él. "¡Qué sorpresa verte aquí!"

Nico sonrió y se agachó para abrazar a Hugo. "Hola, campeón. ¿Te gustan las sorpresas?"

"¡Sí!" respondió Hugo con entusiasmo.

"Perfecto," dijo Nico, sacando dos sobres de su bolsa y una camiseta del Athletic de Bilbao con su número  en la espalda. "Aquí tienes, Hugo. Es para ti."

Los ojos de Hugo se iluminaron cuando tomó la camiseta. "¡Wow, Nico! ¡Gracias! ¡Es genial!"

Nico le revolvió el pelo y luego nos entregó los sobres a Hugo y a mí. "Dentro de estos sobres hay dos entradas VIP para el partido de mañana contra el Real Madrid. Quiero que ustedes dos vengan como mis invitados especiales."

Abrí mi sobre y saqué las entradas. Mi corazón se llenó de emoción. "¡Nico, esto es increíble! ¡Gracias!"

"Sí, muchas gracias," añadió Hugo, abrazando la camiseta con fuerza.

"Es un placer," respondió Nico, sonriendo. "Quiero que estén allí para apoyarnos. Y, Sara, hay algo más que quiero decirte después del partido. Así que asegúrate de quedarte un rato más."

Mi curiosidad se despertó, pero decidí no presionarlo. Pasamos el resto de la tarde hablando y riendo, con Hugo totalmente entusiasmado por la idea de asistir al partido.

El día del partido, Hugo y yo nos vestimos con nuestras camisetas del Athletic y nos dirigimos al estadio. La atmósfera estaba electrizante; los cánticos y la energía de los fans creaban una sensación de expectación y emoción en el aire.

Nico nos había conseguido asientos increíbles, cerca del campo, donde podíamos ver toda la acción de cerca. Hugo estaba maravillado, y yo no podía dejar de sonreír al ver su felicidad.

El partido comenzó con un ritmo frenético. El Athletic jugaba con una intensidad y determinación increíbles. Nico, como siempre, estaba en el centro de todo, liderando a su equipo con destreza y pasión.

Cuando llegó el minuto 65, el marcador seguía 0-0. Entonces, en una jugada brillante, Nico recibió un pase perfecto, dribló a dos defensores del Real Madrid y disparó con precisión al ángulo superior de la portería. El estadio estalló en vítores y aplausos. Hugo y yo saltamos de nuestros asientos, gritando y aplaudiendo con entusiasmo.

Nico corrió hacia la esquina del campo, señalando con su dedo hacia nuestras gradas. Luego formó un corazón con sus manos, mirándome directamente a los ojos. Sabía que esa dedicatoria era para mí, y mi corazón latía con fuerza.

El partido continuó, y el Athletic defendió su ventaja con determinación. Finalmente, el árbitro pitó el final del partido, y el Athletic de Bilbao había ganado 1-0. La euforia en el estadio era palpable.

Después del partido, Hugo y yo fuimos llevados a una zona especial donde los jugadores se encontraban con sus familias y amigos. Hugo estaba casi saltando de la emoción, y yo no podía esperar para ver a Nico.

Finalmente, apareció Nico, todavía con su uniforme y una sonrisa de oreja a oreja. Se acercó a nosotros y nos abrazó.

"¡Lo hiciste, Nico!" exclamó Hugo. "¡Metiste un gol increíble!"

"Gracias, Hugo," respondió Nico, riendo. "Me alegra que te haya gustado."

"¡Nos encantó!" añadí, abrazándolo. "Fue increíble verte jugar así. Y esa dedicatoria... fue muy especial."

Nico sonrió y me miró a los ojos. "Esa dedicatoria fue para ti, Sara. Quería que supieras cuánto significas para mí."

Sentí que mi corazón se derretía con sus palabras. "Tú también significas mucho para mí, Nico."

Nico se agachó y abrazó a Hugo una vez más. "Oye, campeón, ¿te importa si hablo con tu hermana a solas por un momento?"

Hugo asintió con una sonrisa. "Claro, Nico. Estaré por ahí viendo a los otros jugadores."

Nico tomó mi mano y me llevó a un rincón más tranquilo del área. Me miró con una expresión seria, pero sus ojos brillaban con cariño.

"Sara, desde que nos conocimos, mi vida ha cambiado de una manera que no puedo explicar," comenzó. "Eres una persona increíble, y cada día me doy cuenta de lo afortunado que soy de tenerte a mi lado."

"Nico..." intenté decir algo, pero él me interrumpió suavemente.

"Déjame terminar," dijo, sonriendo. "Sara, me haces sentir completo. Me inspiras a ser mejor cada día, y no quiero imaginar mi vida sin ti. Así que, quería preguntarte... ¿quieres ser mi novia oficialmente?"

Mi corazón dio un vuelco. Aunque sabía que nos importábamos profundamente el uno al otro, escuchar esas palabras de sus labios fue algo mágico.

"Sí, Nico," respondí, sin dudarlo ni un segundo. "Quiero ser tu novia. Nada me haría más feliz."

Nico me abrazó con fuerza y luego me besó con ternura. Fue un beso lleno de promesas y sueños compartidos. Sentí que en ese momento todo era perfecto.

"Gracias, Sara," dijo Nico, cuando nos separamos. "Te prometo que te haré feliz."

"Ya lo haces," respondí, sonriendo. "Todos los días."

Nos quedamos abrazados un rato más, disfrutando del momento. Finalmente, regresamos con Hugo, que estaba emocionado hablando con algunos de los otros jugadores.

"¿Todo bien?" preguntó Hugo, mirándonos con curiosidad.

"Todo perfecto," respondí, tomando la mano de Nico. "Hugo, Nico y yo somos oficialmente novios."

"¡Genial!" exclamó Hugo, saltando de alegría. "¡Sabía que esto pasaría!"

Nos reímos y pasamos el resto del tiempo celebrando la victoria y nuestro nuevo paso en la relación. La noche fue perfecta, y sentí que estaba viviendo un sueño.

Mientras nos dirigíamos a casa, Hugo no dejaba de hablar sobre el partido y lo genial que había sido todo. Yo solo podía pensar en lo afortunada que era de tener a Nico en mi vida. Sabía que este era solo el comienzo de algo hermoso y duradero.

Al llegar a casa, Hugo se fue a su habitación, todavía con la emoción reflejada en su rostro. Nico y yo nos quedamos un rato más en la sala, hablando y riendo, disfrutando de nuestra nueva relación.

Finalmente, llegó la hora de despedirse. Nico me abrazó y me dio un beso suave.

"Buenas noches, mi amor," dijo, sonriendo. "Nos vemos mañana."

"Buenas noches, Nico," respondí, sintiendo una calidez en mi corazón. "Te quiero."

"Yo también te quiero, Sara," dijo, antes de darme un último beso y dirigirse a su coche.

Cerré la puerta y me quedé un momento en la entrada, procesando todo lo que había sucedido. La vida había dado un giro hermoso y emocionante, y no podía esperar a ver qué más nos depararía el futuro.

Con una sonrisa en el rostro, me dirigí a mi habitación, sabiendo que este era solo el comienzo de una increíble historia de amor con Nico.

Ya son novios oficialmente, ya sabéis darle ⭐,vos estimee.

DESTINO//NICO WILLIAMS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora