Después de varias semanas intensas de exámenes, finalmente había llegado el momento de tomar un respiro. Estaba agotada y mi estado de ánimo no era el mejor. Esa tarde, mientras volvía a casa desde la universidad, recibí un mensaje de Nico, invitándome a pasar el fin de semana juntos. La idea me entusiasmaba, pero también sentía una cierta presión por tener que seguir dividiendo mi tiempo entre mis estudios y mi relación.
"Claro, me encantaría," respondí, tratando de sonar más entusiasta de lo que realmente me sentía en ese momento.
Llegué a casa y saludé a mis padres, Begoña e Iván, que estaban en la cocina preparando la cena. Hugo, mi hermano pequeño, estaba en el salón jugando con su consola.
"Hola, cariño," dijo mi madre, sonriendo. "¿Cómo te fue hoy?"
"Bien, solo un poco cansada," respondí, tratando de no sonar demasiado abatida.
"Bueno, descansa un poco antes de cenar," sugirió mi padre. "Seguro que te hará bien."
Asentí y subí a mi habitación, tirándome en la cama. Sentía que necesitaba una siesta, pero no quería dejar a Nico esperando. Decidí que una ducha rápida me ayudaría a sentirme mejor. Al salir del baño, me sentí un poco más relajada y lista para pasar la tarde con Nico.
Me cambié y salí de casa, diciéndoles a mis padres que iba a ver a Nico. Llegué a su apartamento, y al entrar, noté que el ambiente era un poco tenso. Nico estaba sentado en el sofá, mirando el teléfono con una expresión de frustración.
"Hola, Nico," saludé, tratando de sonar alegre.
"Hola," respondió sin levantar la vista del teléfono. "¿Todo bien?"
"Sí, solo cansada," dije, sentándome a su lado. "¿Y tú? ¿Cómo fue tu día?"
"Podría haber sido mejor," respondió con un suspiro, finalmente dejando el teléfono a un lado.
"¿Quieres hablar de ello?" pregunté, preocupada por su tono.
"No ," dijo, levantándose. "Solo necesito un poco de espacio."
Su respuesta me molestó. Siempre habíamos sido abiertos el uno con el otro sobre nuestros problemas, y su actitud cerrada me parecía injusta.
"Nico, si algo te molesta, deberías hablarlo conmigo," dije, tratando de mantener la calma.
"¿Hablarlo?" dijo, girándose para mirarme con una expresión dura. "Siempre es sobre ti, Sara. Tus estudios, tus problemas, tu estrés. ¿Alguna vez piensas en cómo me siento?"
Su comentario me hirió profundamente. Siempre había tratado de ser comprensiva y de apoyarlo en todo lo que podía. "Eso no es justo, Nico. Siempre intento estar ahí para ti."
"¿De verdad?" replicó con sarcasmo. "Porque no lo parece. A veces siento que todo gira en torno a ti."
La discusión estaba escalando rápidamente, y ambos estábamos diciendo cosas que sabíamos que íbamos a lamentar. Sin embargo, en ese momento, ninguno de los dos estaba dispuesto a dar su brazo a torcer.
"No puedo creer que me digas eso," respondí, levantando la voz. "Siempre he intentado apoyarte y entenderte, pero tú no haces lo mismo conmigo."
"¡Porque tú no me escuchas!" exclamó, su voz llena de frustración. "Siempre estás tan ocupada con tus cosas que nunca tienes tiempo para mí."
"Eso no es cierto," respondí, sintiendo las lágrimas de frustración ardiendo en mis ojos. "Siempre hago tiempo para ti, incluso cuando estoy cansada o estresada."
"Bueno, no parece que sea suficiente," dijo Nico, su tono gélido.
Hubo un momento de silencio, ambos respirando pesadamente, tratando de calmar el torbellino de emociones. Finalmente, Nico sacudió la cabeza y se dirigió a la puerta.

ESTÁS LEYENDO
DESTINO//NICO WILLIAMS
RomanceTras la agotadora temporada de exámenes de enero, Sara decide relajarse y celebrar con sus amigos en una discoteca conocida de la zona. Es allí donde su amigo Asier le presenta a Nico, un encuentro que rápidamente se llena de tensión y atracción. La...