Capítulo 19

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                                                                                Atlas

La luz mortecina de la habitación apenas alcanzaba a iluminar su rostro en sombras profundas, ya era noche. Ella yacía inmóvil, su respiración apenas perceptible entre los zumbidos de las máquinas mis manos temblaban de ira contenida mientras observaba cada uno de sus tubos y vendajes, recordando cada detalle de cómo la habían dejado así, frenética y desorientada.

Ella, mi todo, mi razón de ser, atrapada en este lecho de hospital por culpa de esos desalmados que no conocen límites, pero en unas horas haré el juramento y tendré los medios para acabar con ellos, porque sé que fueron los mismos sujetos que incendiaron la fabrica de mamá, las cámaras hicieron su trabajo no había duda, pero yo haré el mío también.

Me conocen saben quien soy, hicieron bien su trabajo, pero no creí que llegarían a ella.

Cruzaron la línea, ellos no sabían lo que habían desatado. No sabían que habían despertado al demonio dispuesto a desatar el infierno para proteger lo único que realmente importaba en este mundo, que sería capaz de quemar cada rincón de su existencia, cada conexión, cada red. No habría refugio, ni perdón. El mundo ardería por lo que le habían hecho a ella, a nosotros. Cada fibra de mi ser resonaba con esa promesa, cada célula vibraba con la necesidad de venganza. No habría paz, ni tregua, hasta que cada responsable estuviera de rodillas, suplicando por clemencia que no se merecen.

David llamó a su madre, pronto estaría la señora Miller aquí y sé que tendrás muchas preguntas pero que no podre responder.

David ingresa a la habitación con un refresco.

–Quiero respuestas señor Sideras.

–Las tendrás.

–Sé que ud tiene que ver con lo ocurrido con Abril–mientras me señala la cama de su hermana–no quiero que nadie lastime a mi hermana, ¡jamás!

–No va a volver a pasar.

–Si es porque me relaciono con usted prefiero dejar todo, la beca, el proyecto no me interesa...mi familia es más importante.

–No hace falta que lo hagas.

–Pero esto que...

El teléfono de David sonó, trayendo consigo otra mala noticia para la familia Anderson. Aunque yo no había tenido un papel activo en los eventos, ahora se encontraban en el epicentro de la crisis. La señora Miller, su madre, había sido detenida por conducir bajo los efectos del alcohol. David se sentía atrapado con todo lo que sucedía.

–No sabían que tenían un auto, tu mamá...

–¡No lo tenemos! no sé qué paso...

–Enviaré a mis abogados a ver que se puede hacer...pero hay algún otro familiar que pueda...

–No, mis papás eran hijos únicos...mi abuelo vive en Francia, y no tenemos contacto con él hace años.

–¿Existe algún otro familiar que pudiera ayudar?

–No...

David, siendo menor de edad, se encontraba en una situación legal complicada. Además, su hermana estaba internada y su madre detenida.

En ese momento, una enfermera se acercó, preguntando si había llegado algún familiar. Si no era así, llamarían a un trabajador social. David respiró hondo y respondió

–El señor es el prometido de mi hermana.

–Soy responsable de la señorita, yo me encargo.

–Lo siento pero... .

–Lo soy, llamare a mis abogados para que envíen los papeles si es necesario la confirmación.

–En recepción acérquese por favor.

–Gracias–nos dejó solos, y miro a David quien se ve más relajado.

–Ud dijo que nos ayudaría. –me mira fijamente.

–Y lo haré. Pero sabes ... es tarde puedes...

–No dejare a mi hermana y quiero saber de mi mamá ¿Qué pasara?

–Ya me darán noticias, no te preocupes te informaré

Miro mi celular y tengo poco tiempo debo marcharme, detesto que no pueda quedarme lo suficiente con ella, le escribo a Tomasso que envié alguno de sus perros locos para que vigile el hospital, no me sentiré tranquilo si no está de custodios alguno de sus mercenarios.

–Tengo un compromiso muy importante, no me ausentare mucho tiempo...

–Está bien–susurra.

–Créeme que si no fuera tan importante nada me alejaría de ustedes

                                                                                           ...

Camino a La Fortaleza donde haré mi juramento con La Famiglia, me siento emocionado, siempre pensé en el día que oficialmente me uniera a esta organización seria porque me amenazarían de muerte ya que sus intereses estaban en riesgo, no porque me necesitaran y yo a ellos. El destino siempre es caprichoso a la hora de tejer sus hilos, y ahora estoy camino al corazón del inframundo, donde los acuerdos se sellan con sangre y los tratos se forjan el calor de la guerra.

Cruzando el frondoso bosque alejado a muchos kilómetros de la ciudad, llego al Castillo de Los Greco, un sujeto tuerto que está en la entrada me dice que debo dejar el auto aquí, hago caso y sigo mi camino por la entrada de este, una especie de túnel natural de rosas en plena floración a pesar de las nevadas y tiempo invernal que hemos tenido últimamente, parecía darme la bienvenida a La Gran Fortaleza, unos mercenarios algo veteranos están esperándome en la puerta, por sus caras no dudarían en matarme si les dieran la orden.

Uno de ellos me guía al interior del vestíbulo inmenso y majestuoso es aquí donde la historia familiar de Los Greco se inició, sus paredes están decoradas con tapices antiguos, sus candelabros de oro fundido iluminan el camino cada paso resuena en el suelo de piedra pulida creando un eco fantasmagórico.

Caminamos varios metros, la sensación de ser observado, estaba ahí.

–Señor hemos llegado. –me entrega un papel donde hay una especie de acertijo, que original me recordó a las fraternidades universitarias.

Parece una especie de entrada al calabozo que conduce a una red de pasadizos subterráneos, llegue donde la respuesta del acertijo me guio, empujo con cautela la puerta. Se encuentran hombres mayores, lideres de las organizaciones de las ciudades más importante del país sentados ahí, con miradas frías y gestos de arrogancia, en una especie de mesa redonda a estilo de Camelot.

–Bienvenido Atlas Sideras a La Famiglia. –el padre de Tomasso, Giovanni Greco me acaba de dar la bienvenida a la mafia.

Debo confesar que estar ya en presencia del mismo Don si es intimidante, después de todo es el Don, la persona más importante de aquí, tantas vidas pasaron en sus manos, que escalofriante y pensar que está enfermo, algunos dicen que pronto Tomasso subirá al trono, pero lo dudo.

–Buenas noches. –muchos rostros me resultaron más familiar de lo que imagine–Muchas Gracias Don Giovanni, es un honor–hago una reverencia.

–Toma asiento, aquí es donde decidimos nuestros asuntos, pero... un pacto no se firma solo con palabras....

–Lo entiendo ¿Quién será mi oponente? –sonrió ligeramente, estaba listo para esto después de todo.

Por siempre inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora