Capítulo 24

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Atlas

Mientras los hermanos Bucket se dirigen a la habitación de Abril, decido ausentarme un momento para ir por un café. Me acerco a caja, una joven de unos veinte años, de belleza sutil pero innegable.

–¿Qué puedo servirle hoy?

–Un café, por favor.

–¿Solo? ¿No quiere acompañarlo con algo más? Tenemos unos deliciosos muffins recién horneados

–No, gracias. Solo el café está bien.

–¿Está aquí por alguna visita? O tal vez trabaja en el hospital

–Mi prometida está internada.

–Oh, lo siento mucho. Espero que se recupere pronto. ¿Necesita algo más?

–No, gracias. Solo quiero un momento de tranquilidad.

Me alejó con mi café, sacó mi celular y revisó los mensajes. La pantalla brillaba con notificaciones, pero mi mente estaba en otro lugar. La cajera seguía sonriéndome y atendiendo a otros clientes, pero ignoró ese absurdo coqueteó. Mi lealtad estaba con mi Abril, mi corazón es de ella.

Mi celular vibró en el bolsillo del protagonista, interrumpiendo su concentración en el café. Al ver el nombre de su madre en la pantalla, suspiró y contestó.

– ¡Hola, cariño! ¿Cómo estás?

–Hola, mamá. Estoy en el hospital con ella.

–Oh, lo siento mucho y ¿Cómo está ella?

–Los médicos están haciendo todo lo posible. Pero, mamá, ¿por qué me llamas ahora?

–Bueno, quería decirte algo importante. He estado hablando con mi hermana en Londres, y...

–¿Londres? ¿Tía Margaret?

–Sí, ella misma. Resulta que está organizando una reunión familiar allá. Y, cariño, me encantaría que vinieras conmigo.

–¿A Londres?

–Necesitas un descanso, un cambio de aires. Además, podríamos visitar a tu tía juntos. Sería maravilloso.

–No sé, mamá.

–Entiendo, pero también necesitas cuidarte a ti mismo. Y Londres es tan hermoso en esta época del año. Podríamos pasear por Hyde Park, visitar el Museo Británico, y quizás incluso tomar el té en algún lugar.

–Suena tentador.

–Piénsalo, cariño. No tienes que decidir ahora mismo. Solo quería que supieras que estaría feliz si vinieras conmigo.

–Gracias, mamá. Lo pensaré, nos vemos más noche.

Londres

La ciudad de los contrastes cierro los ojos y dejó que los recuerdos fluyeran como las aguas del Támesis, recordaba la primera vez que pisé suelo londinense. Era un niño, sus calles empedradas, los taxis negros, los parques verdes... todo parecía sacado de una novela. Me perdí en el Museo Británico durante horas, maravillado por los tesoros de la historia. Las momias egipcias, los mosaicos romanos, los manuscritos medievales... cada objeto tenía una historia que contar.

Las tardes lluviosas en Covent Garden eran mi refugio. ¿Debería volver a Londres? La casa de mamá en Londres es maravillosa, pero aún no he pensado en adquirir mi propia casa, la primavera en Londres es maravillosa, los días son más largos y los jardines están en su máximo esplendor.

Abril

Me despierto y una nube de somnolencia está en mi memoria ¿Que está pasando con mi vida? se esta yendo ¡Por un carajo! mis pensamientos se enredan como hilos de una madeja deshecha, ¿¡Porque le pedí eso al señor Sideras!? ¿Desde cuándo dejé de ser esa mujer independiente? Mis sueños, solía imaginar mi futuro como una gran diseñadora, creando obras maestras que marcarían tendencia. Pero ahora... ahora todo parece difuso.

Mi hermano, se esfumó él siempre tan brillante, iría a una prestigiosa universidad como lo es el MIT. Yo, en cambio, me perdí en los bocetos y las telas. Y mamá... ella solía ser nuestro refugio la roca, su sonrisa era luz en los días grises. Pero... ¿Cómo llegamos aquí? ¿Cómo pasamos de compartir risas en la cena? A que mi familia ...estoy sola.

Todo desapareció de un día para otro. Los sueños, las risas, la certeza. Ahora solo quedo yo, la penumbra y mi corazón pesado como una piedra. ¿Cómo puedo recuperar lo que perdí? Aunque no sé si tengo la fuerza para hacerlo. Pero ¿Qué otra opción tengo? Debo recuperar a mi familia.

Tomó asiento en la cama, mis lágrimas caen, mientras saco la intravenosa no tengo tiempo que perder aquí ¡no más!

Pero ingresan a mi habitación los Bucket.

–Abril, ¿Qué diablos haces?

–Voy a salir de aquí.

–No te han dado el alta, Abril–se acerca a mi. –No hagas eso.

–¡Quiero irme de aquí!

–No Abril, no.

–Ve a buscar algún medico Jenn. –dijo Damien y ella sale a prisa de mi habitación.

–No te metas Damien.

–¡Lo hago porque me importas!

–Si te importo en serio Damien, ayúdame.

–Eso estoy haciendo, pero...no estas bien.

–Estoy bien Damien, más que bien. Pero las paredes blancas, los sonidos de las máquinas, todo me oprime. Mi cuerpo está mejor, pero mi alma se ahoga en este lugar.

La Doctora ingreso, lo mire fijamente, no me iban a detener.

–Doctora, necesito irme. No puedo quedarme aquí un minuto más. Mi corazón late más rápido en esta habitación que en cualquier otro lugar. No sé si es la enfermedad o la claustrofobia, pero no puedo respirar aquí.

–Pero, señorita, todavía necesita reposo. Su recuperación...

–Mi recuperación puede esperar. Por favor, deme el alta. Haré lo que sea necesario en casa, pero no puedo quedarme aquí.

–Está bien, señorita. Pero prométame que seguirá las indicaciones. Descanso, medicamentos y seguimiento. No quiero verla de vuelta aquí por una recaída.

–Lo prometo. Gracias, doctora.

–Abril...

–Ya tomé la decisión Jenn, ayúdame a cambiar. Damien...

–Las espero afuera. Debemos hablar.

Mientras Jenn me ayuda a quitarme la bata del hospital y ponerme ropa limpia, veo que empieza a llorar.

–¿Por qué lloras?

–No me gusta verte así ¿Acaso Dios se encapricho contigo?

–Se supone que yo soy la que tiene la vida hecha un lio sabes –le sonrió.

–Lo sé, pero soy tu amiga y siento.–mientras seca sus lágrimas–Saldremos de esta te lo juro.

–Jenn.

–!Qué¡

–Gracias

Salgo de la habitación y aunque mi cuerpo aún está débil, mi espíritu se eleva. Hoy tomó el control de mi propio destino otra vez.



Comenten jiijji que luego me olvido escribir , asi me hacen acuerdo 

Por siempre inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora