Capítulo 21

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                                                                           Abril.

De nuevo en el hospital, ¿Qué día es? ¿Qué clase de broma es esta? La habitación me resulta extrañamente familiar. El cuadro que solía colgar en la pared ha desaparecido, ya que por casualidad ahora forma parte de mi habitación, si estoy en la misma habitación. Mi mente, como un rompecabezas roto, solo me ofrece fragmentos de recuerdos, no sé como llegue aquí.

Estaba en el metro, camino al velorio de Sofía. El olor a sucio del metro se mezclaba con la tristeza que tenía. Y luego... ¿Qué pasó? Pensamientos intrusivos divagan en mi cabeza. ¿Mi celular? ¿Dónde está mi celular? ¡Sé lo que vi, era un mensaje de Sofía!

La puerta se abre, y una enfermera entra. Quita la intravenosa y me dice que mis pertenencias están con mi hermano. Pero, ¿Dónde está él? ¡Necesito mis cosas! Me informa que el doctor vendrá pronto para informarme de mi estado y quizás a evaluar mi dada de alta, lo que me da mucho alivio.

Entra mi hermano David, su rostro esta de pena parece que estuvo en vela, deja mi bolso en el sofá.

–¿Y mamá?

–¿Cómo estas Abril?

–Bien, eso no importa, ¿Qué me pasó ¿Dónde está mamá?

–Eso me gustaría saber, ¡Qué diablos te pasó Abril!

–¿Por qué me gritas?

–Servicios sociales vendrá pronto... y la policía está afuera Abril.

–¿Qué pasó? ¿Por qué servicios sociales vendrán? Y lo de la policía...

–Es sobre la muerte de tu compañera de trabajo, solo eso me dijeron... soy menor de edad sin tutoría actualmente.

–Qué... –la cabeza me da vueltas, me siento mareada–¡Qué clase de broma es esta! ¿Dónde está mamá?

–¿Mamá dices?

–Si, ¿Dónde está mi mamá?

–En prisión, fue aprendida por manejar en estado de embriaguez...¿creí que ya no bebía? ¡Qué lo había superado!

–Que dices–me rio– no tenemos auto, como mamá va... ¿es una especie de broma de cámara oculta? Porque no es posi...

–No es una broma Abril, es la realidad.

El golpe en la puerta resuena en la habitación, y al abrirse entra una señora de cabello gris, imponente en su altura. La credencial que sostiene dice "Servicios Sociales". Mi corazón se acelera. "Su hermano está bajo la protección del estado", dice con voz firme. Las palabras caen como un martillo en mi pecho. ¿Cómo hemos llegado a esto? Me explica que como hijo de una ex alcohólica que decayó y yo, que fui ingresada por estar en estado de intoxicación, no somos las aptas para estar a cargo de mi hermano.

Es una pesadilla todo esto, ¿estoy soñando aun?

–Abril...–me susurra David y se acerca a mi cama–No me dejes.

–Te prometo que todo lo resolveré... solo ten paciencia si, por favor–mis lagrimas caen.

–Confió en ti. –acaricia mi cabello.

–Perdón por todo esto, no sé cómo paso esto... aún estoy confundida. –mientras tomó sus manos.

–El señor Sideras búscalo a él, nos ayudara. Lo prometió.

–¿Que dices? El señor Sideras porque él...

–Fue él que me ayudo con lo de mamá, llámalo ... no me he podido contactar aún ya que sale fuera de servicio pero...

–Joven ya es hora de irnos. –interrumpe la de servicios sociales.

–Por favor, solo un minuto. –le suplico a la mujer quien me señala el reloj en su muñeca.

–Él está encargándose del caso de mamá y te explicara todo, nos ayudara. Yo confió en él.

–Yo no me drogo lo juro, no sé cómo paso esto.

–Yo sé que no, aunque estabas muy extraña cuando fuiste a verme en Hephaestus Tec.

–¿Que? ¿Estuve en Hephaestus Tec? Tengo lagunas de amnesia, supongo que por la droga no sé qué me hicieron.

–Abril –me abraza muy fuerte–te amo hermana, no me vayas a olvidar.

–Nunca lo haría, eres parte de mí, solo espera que tu hermana mayor se encargará de todo.

La señora toma la mochila de mi hermano, se acerca a darme su tarjeta con la información en la casa hogar donde estará. Veo cómo se aleja, su figura menguando en el pasillo. Me quedo sola, con el eco de sus palabras resonando en mi mente que es un caos. ¿Qué futuro nos espera ahora? ¿Cómo enfrentaré todo esto?

Me esta empezando a doler el pecho, la ansiedad me esta consumiendo procuro respirar no puedo permitirme flaquear, debo ser fuerte, no es momento para llorar. Debo encontrar una manera de recuperar lo que he perdido, y para eso necesito hablar con Atlas Sideras.

                                                                    Atlas.

Ayer en la noche acabe con la vida de cuatro hombres, creí que matar no me afectaría, pero si lo hizo, esos ojos de aquel muchacho cuando con su ultimo suspiro de vida me miró y supo que es era el fin, su mirada me acusó. Sabía que yo sería su verdugo, que mi mano empuñaría la muerte.

El alma, esa esencia que alguna vez fui, la dejé en ese infierno. No hay redención para mí. No puedo recuperar lo que he perdido, ni siquiera en la oscuridad de la noche o en los recuerdos que me asaltan al cerrar los ojos.

Enciendo mi celular. La pantalla parpadea, revelando llamadas perdidas de David Anderson, pero en seguida se aparece el nombre de Abril Anderson que me está llamando.

Atlas: Abril

Abril: Señor Sideras, disculpe...podemos vernos por favor.

Atlas: Claro, sé que necesitas hablar de muchas cosas.

Abril: Seré dada de alta al medio día, podemos pasar por un...

Atlas: Yo te recojo, no te preocupes por eso, pero sabes ... ¿Qué necesitaba David? Tenía muchas llamadas perdidas de él.

Abril: Fue llevado por servicios sociales.

Atlas: ¡Demonios! Lo siento tanto Abril...

Abril: Ayúdeme por favor, sé que...

La voz de ella, frágil y temblorosa a pesar de intentar mantener la fortaleza, resonó en mi oído como un eco de esperanza. Después de todo lo que he vivido, que un alma tan pura como la suya me pida ayuda es como ascender al cielo de la redención. ¿Cómo podría negarme?

Atlas: Te dije que cualquier cosa que quisieras en el mundo, sería una orden para mí y hablaba en serio Abril.

Abril: Gracias señor, en serio estaré en deuda con usted toda mi vida.

Atlas: Nos vemos hermosa.

La llamada finalizó, y quedé solo en la penumbra de mi habitación. Pero esta vez, no me hundiría en la oscuridad completamente. Ayudar a un ángel como ella, me regresa a la vida otra vez. La deuda que cobraré no será en monedas terrenales, ni en favores efímeros. No, mi precio es más alto: el corazón de Abril.

El infierno me espera, pero esta vez no estoy solo. Juntos, enfrentaremos los demonios que amenazan su mundo y el mío. Y cuando todo termine, cuando las llamas se apaguen y los secretos se revelen, quizás encuentre mi propia redención en los ojos de este ángel al que amo.

Por siempre inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora