Atlas.
Al llegar al hospital, el primer alivio que encuentro es la ausencia de prensa; sólo una patrulla de policía está estacionada frente a la entrada. Me dirijo a la recepción con el corazón en un puño, esperando noticias de Abril. La recepcionista, con una expresión seria, me informa que ella sigue en cirugía extrayéndole una bala, eso me hace poner furioso quien carajos se atrevió a intentar lastimar a mi mujer.
¿Es porque soy nuevo en el negocio? ¿Qué sacan de todo esto?, que les tenga miedo acaso, es patético si ese es el fin de este ataque, yo jamás retrocedo. Pero, le prometí que la protegería con que cara la veré ahora, es la razón por la que se casara conmigo, por mi protección y he fallado.
Me lleva el mismo diablo, quiero acabar con el mismo mundo.
Mi madre esta en Londres donde mi tía Margaret, le pediré que se quede hay por un tiempo, aunque estaba emocionada por ayudar con la boda, sin embargo es más pertinente por su seguridad que no venga y la boda se ha de posponer un poco.
Mientras que Bea, ella sí me preocupa. Mi hermana necesita escoltas de inmediato. Decido llamar a Tomasso, pero antes de que pueda marcar, él me llama. Su voz está cargada de preocupación.
—¿Qué pasó?
—Nos equivocamos —responde Tomasso, con un tono que no deja lugar a dudas sobre la gravedad de la situación.
—¿Equivocarnos en qué? ¿A qué te refieres? —mi preocupación crece con cada palabra.
—Envié a mis hombres para proteger a Bea, pero se toparon con unos tipos de la Bratva
—¡Qué quieres dices! —mi mente empieza a girar a toda velocidad.
—Están bloqueando el acceso de mis hombres. Estoy intentando negociar, pero esos idiotas no me dejan acercarme. Necesito que la llames y averigües que diablos esta pasando.
—Lo haré. Dame unos minutos.
—Bueno hablamos entonces.
—No espera. Cuando captures a los hijos de puta, que le dispararon a mi mujer, no los mates. Yo me encargare.
—Esta bien.
Cuelgo y llamo a Bea. Ella responde de inmediato, y su voz suena tranquila y hasta feliz.
—Hermano, ¡hola!
—¿Dónde estás? —pregunto, tratando de mantener la calma.
—Estoy en mi departamento —responde, y puedo escuchar el ruido de la ciudad de fondo.
—¿Con quién estás? —mi preocupación se intensifica.
—Con un amigo. —susurra.
—¿Viste lo que pasó con Abril?
—He visto algo en redes sociales. Ella está bien, por lo que dicen.
—¿Qué dicen en las redes? —mi voz refleja la creciente ansiedad.
—Dicen que la prometida del CEO de Hephaestus TEC, se pasó un rojo —explica, con un tono que sugiere que no entiende del todo la gravedad.
—No fue así —le aclaro, intentando calmar la situación.
—¿Dios, entonces qué le pasó? —pregunta Bea, su voz ahora cargada de miedo.
—Intentaron matarla. Está en cirugía de emergencia —mi respuesta sale en un susurro tenso.
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Por siempre invierno
RomanceSolo soy una chica más de la que dicen que "la suerte" le cambio la vida, pero no fue ella si no ... el destino irrevocable que me atrapó en su caótica vida. ...