Capítulo 34

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Abril.

Después de que Jenn al fin haya logrado cerrar sus ojos, después de los sedantes que tomo, por un momento iba ser libre de esa pesadilla por unos minutos, me estaba muriendo de sed debía ir a la cocina, esperando que Damien no este por ahí. No quería que tuviéramos ninguna conversación ni nada, desde temprano estaba alterado y no quiero una confrontación innecesaria, y más cuando estoy sola.

Rumbo a la cocina, su departamento es bonito tiene buenos gustos en decoración. Para ser un hombre soltero, el estereotipo del hombre desordenado no encajaba con él, todo estaba tan pulcro, tan correcto, debe sufrir de TOC algo me dice.

Al voltear ahí estaba él, su mirada es fija, intensa apoyado en el umbral de la puerta con una sonrisa algo maliciosa. Me toma por sorpresa, empujándome hacia el sofá. La rabia y el miedo se mezclan en mi garganta, pero no puedo gritar. Jenn duermen, y no quiero despertarla. ¿Cómo llegamos a esto? Intento ponerme de pie, pero me lo impiden.

Mi mente corre a toda velocidad. ¿Cómo puedo salir de esta situación sin hacer tanto alboroto? No quiero que Jenn, se involucre en esto con tantos problemas que tiene ahora. Pero Damien no se detiene. Sus labios están demasiado cerca, y su mirada es voraz.

—¡Estás loco! —le digo, mi voz temblorosa pero firme—. No vuelvas a tocarme. ¡Nunca! Suéltame.

Él sonríe con desprecio, como si esto fuera solo un juego para él. Pero no lo es. Es mi vida, mi seguridad. Intento ponerme de pie, pero sus manos me lo impiden. La rabia y el miedo se mezclan en mi garganta.

—Abril, todo marchaba bien entre nosotros, estábamos bien —insiste, su voz ronca—. ¿Qué no lo ves?

—No, no fue así —respondo, luchando contra su fuerza—. Porque tienes un concepto muy equivocado de la amistad y las relaciones de pareja.

No me gusta a dónde va esto. Pero estoy sola, y él es más fuerte. Mi mente busca una salida, una estrategia. No puedo permitir que esto continúe.

—¡Me estás diciendo que estoy equivocado! —me grita, presionando aún más mis muñecas—. ¡Llamas equivocado querer iniciar algo lindo contigo!

—¡Basta, Damien! —susurro, mi voz apenas audible—. No vamos a llegar a ningún lado, me haces daño.

Mientras su labios se deslizan por mi cuello, su respiración y su lengua deslizándose por mi piel, fue mas que suficiente para que el miedo me empezara a paralizar, pero debo actuar.

—¡Suelta mis muñecas! —grité, luchando contra su agarre—. No tienes derecho a tocarme.

Con una sonrisa siniestra, me dice — ¿No? Tenemos asuntos pendientes, Abril. No hemos terminado de hablar.

—¡Ya has dicho suficiente! ¡Déjame en paz! ¡No lo repetiré!

Acercándose de nuevo a mi —Eres mía, Abril. —mientras suelta su mano de mi muñeca y se desliza a mi pecho.

—No soy de nadie, ¡IMBECIL! —mientras pateo en su entrepierna, y al fin se mueve, con mucho esfuerzo corro hacia la habitación.

Cierro la puerta con manos temblorosas y me apoyo contra ella, tratando de recuperar el aliento. Los moretones en mis muñecas son un recordatorio doloroso de su fuerza implacable.

La habitación se siente como un refugio frágil, y yo, una sobreviviente exhausta. Jenn duerme profundamente en la habitación su respiración es tranquila y regular es un contraste con la pesadilla que acabo de vivir. ¿Cómo puede alguien tan dulce y amable como ella estar relacionada con alguien tan malévolo como Damien? Me pregunto si Jenn sabe la verdadera naturaleza de su hermano.

Por siempre inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora